¿A dónde va la productividad?

La productividad en el Perú tiene diversas variables que la han afectado e impulsar su crecimiento necesita un trabajo de base.  

El número 911 es reconocido mundialmente por su relación con emergencias. Casualmente, la productividad laboral en el Perú está viviendo ello: una emergencia, ya que 9.11% es el crecimiento acumulado que ha alcanzado en los últimos 10 años (2014-2023), una situación de alerta para nuestra economía. Y es que la productividad laboral es un factor clave para el crecimiento de un país, ya sea a nivel económico, de competitividad, mejoras en la calidad de vida de la población e incluso permite un mayor control sobre la inflación. 

Si comparamos la productividad laboral frente a otras variables, la diferencia es bastante grande. Por ejemplo, el crecimiento acumulado de la economía del país, medido mediante el PBI, sumó 27.59%. En el caso de la inflación, esta se disparó alcanzando un crecimiento acumulado de 42.68%, dentro el mismo periodo de análisis.  
 
Increíblemente el 2020 -año de pandemia- fue el de mayor pico de crecimiento en cuanto a productividad se refiere, pero ello se explicaría por la caída del número de empleos.

Cifras: Impacto en la productividad

Un trabajo de base

De acuerdo con la OCDE, el 30% de la población del Perú mayor a los 25 años tiene un título universitario, pero por otro lado, más del 80% de la población de 16 a 25 años presenta los niveles más bajos de competencia en lectoescritura y cálculo. Todo ello supondría que el acceso a la educación superior ha aumentado pero en detrimento de la calidad. 

Sobre ello podríamos profundizar aún más, de acuerdo con el IPE, existen factores que prevalecen y afectarían al desarrollo del capital humano. Por ejemplo, la anemia que afecta a largo plazo en el desarrollo cognitivo y el rendimiento académico, lo que se refleja en la productividad laboral.

Ahora bien, tal como destaca la OCDE, existe dualidad en la economía peruana donde coexisten unas pocas grandes empresas con altos niveles de productividad laboral, junto a un amplio sector informal de baja productividad constituido principalmente por pequeñas empresas, que emplean a casi el 75% de la mano de obra. Y es que en la gran mayoría de los casos, por no decir todos, el sector informal no suele dar acceso a capacitaciones u oportunidades de desarrollo profesional a sus trabajadores, menos a tecnologías avanzadas o recursos financieros para invertir en mejoras productivas. Esto sin mencionar el nivel de incertidumbre que puede vivir el trabajador del sector informal, al no tener casi ningún respaldo o seguridad de su trabajo.  

El valor de I+D

Mientras que la inversión en I+D en el Perú fue de 0.16% del PBI, la productividad laboral por hora trabajada fue de US$12. En tanto, Corea del Sur invirtió 4.81% del PBI en I+D y la productividad laboral por hora trabajada fue de US$42, según la Organización Mundial del Trabajo (2023).  
 
De acuerdo con el Concytec, por cada dólar que el país invierte en I+D se recupera de US$2.2 a US$3.1. Asimismo, por cada dólar invertido se movilizan US$0.3 de otros actores (empresas, asociaciones civiles, cooperativas, entre otros). 

En el Perú, existen diferentes beneficios para que las empresas apuesten más por la inversión en I+D. Por ejemplo, para empresas con ingresos netos menores a las 2,300 UIT, pueden tener una deducción adicional de Impuesto a la Renta de 140%. 

Lo números están claros, es necesario dar un impulso a la productividad nacional, con el compromiso tanto del gobierno como del sector privado, solo así podremos seguir en un sólido camino de crecimiento.