Como antecedente, podemos señalar que para finales del 2019, únicamente Francia aprobó de manera parcial los reportes TCDF como mandatorios. Desde aquel momento, tanto el Reino Unido, Nueva Zelanda y Hong Kong han adoptado la legislación pertinente en referencia a los reportes. Una clara muestra de la preocupación que despierta el cambio climático tanto de los Bancos Centrales como otros stakeholders, por lo que es posible anticipar que dicha legislación se convierta en realidad tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. Recordemos que durante la administración Trump, el país norteamericano no solo se retiró del Acuerdo Climático de París, sino que estableció una postura casi negacionista a partir de la postura de su ex presidente, lo que significó un duro revés de cara al trabajo de concientización global. Afortunadamente, la Administración Biden ha vuelto a traer el tema a la palestra, reafirmando el compromiso de los Estados Unidos en reducir a la mitad el volumen de sus emisiones en los próximos 10 años.
La importancia de estándares de información ESG globales
Para poder estimar estos riesgos potenciales a mediano y largo plazo, es necesario determinar la real magnitud del impacto originado por el cambio climático. Los escenarios tan cambiantes presentan un sinnúmero de desafíos para la comprensión de los efectos sobre el medio ambiente, no solo al nivel del negocio, sino también en el desarrollo estratégico y en el desempeño financiero. Cabe señalar que solo el 41% de las empresas del estudio realizado por EY, ha llevado a cabo análisis de escenarios. Si bien el análisis de escenarios es más complejo que otros elementos de divulgación, es quizás el aspecto más importante del marco TCFD, ya que convierte la teoría en estrategias tangibles y procesables. Esto alineado a la importancia para los inversionistas de conocer la estrategia de las compañías para poder hacerle frente a la vulnerabilidad del territorio donde se opera.
La visión de corto plazo resulta siendo comprensible en momentos actuales donde el financiamiento viene junto a la expectativa de un retorno de la inversión inmediato, pero ciertamente contraproducente. La visión del negocio tradicional, acompañado de la necesidad de asegurar la continuidad del mismo puede ser contraproducente para la generación de espacios sostenibles a mediano y largo plazo.
Dentro de lo que representa la divulgación de información referente a las contingencias relacionadas al cambio climático, estos se realizarán bajo los estándares de información financiera de la International Financiarl Reporting Standards (IFRS), entidad que regula la actividad contable del mundo. Se trata de un estándar internacional que permite obtener información, mediciones de los estados financieros de las empresas, y que en los próximos meses formará una junta de normas internacionales de sostenibilidad que deberán ser incluidos en los estados financieros que toda empresa reporta. Un concepto novedoso que implica un compromiso a escala global y que permitirá acceder a información más transparente y efectiva de cara a la lucha contra el cambio climático y que a su vez marcará una trazabilidad de cara a potenciales auditorías.