En relación con los mercados de cambio, también se están viendo afectados por la incertidumbre actual, mostrando una volatilidad muy elevada, que el caso de la paridad USD/EUR ha llegado a cotizar niveles por encima del 12%. El dólar estadounidense sigue siendo la divisa refugio por naturaleza, lo cual, unido a su alto rendimiento, le permite cotizar máximos históricos frente a sus contrapartidas. En su relación con el euro, ha llegado a cruzarse en niveles cercanos a 0,9500 USD por EUR. Según los analistas, el rango técnico actual de fluctuación del USD se localiza entre 0,95 y 1,00 por EUR, debiendo mantener su fortaleza al menos durante los próximos seis meses.
Entre las divisas que están manteniendo un comportamiento de debilidad frente al dólar USA destacamos el yen japonés, que cotiza mínimos históricos en 150 JPY/USD no vistos desde 1990. Japón es el único país que mantiene tipos de interés en negativo (-0,10%) y una coyuntura económica también complicada. Esta situación ha provocado que el BOJ realice intervenciones en los mercados tratando de proteger el tipo de cambio de su divisa. Otra divisa débil es el yuan chino, que tras empezar el año en el entorno de 6,30 CNY/USD cotiza hoy en día en 7,20. Las dudas existentes sobre el aterrizaje suave de su economía unido a los efectos de su política “cero COVID”, están lastrando su cotización. Por último, la libra esterlina sufre los efectos del desorden político de su país, su maltrecha economía y el Brexit, generando dudas acerca del futuro de su cotización, no descartando los analistas que vuelva a cotizar por encima de los mínimos de 0,90 GBP/EUR.
Respecto al mercado de la energía, se buscan soluciones políticas que permitan abaratar su elevado coste actual, aunque hoy en día no se detectan acuerdos que nos permitan ser optimistas. En general, la práctica totalidad de materias primas siguen mostrando precios elevados. Las expectativas de una ralentización importante de la demanda, motivada por el periodo recesivo que estamos viviendo, permite anticipar descensos en los precios. Sin embargo, la mayoría de los analistas coincidimos en que los precios futuros no volverán a ser los mismos que hace dos años, manteniéndose en una zona media-alta que complicará el control de los costes de producción.
Como conclusión hay que ratificar que nos encontramos en un periodo global de estancamiento que, según la mayoría de los analistas, será corto y nos debería permitir ver una reactivación de la recuperación económica a partir de mediados del 2023. Mientras tanto, se deberían mantener el deterioro de las condiciones económicas y el endurecimiento de las condiciones financieras. Este escenario vuelve a reivindicar la gestión financiera como uno de los condicionantes fundamentales para optimizar la salud economía de un país y por lo tanto de las empresas.