Se complican las perspectivas macroeconomicas

Se complican las perspectivas macroeconómicas para el periodo 2022 - 2023

La persistencia de los factores negativos generan una importante incertidumbre que no favorece la resolución de los problemas macroeconómicos existente.

Durante las últimas semanas venimos observando como la mayoría de los organismos internacionales están revisando a la baja sus perspectivas macroeconómicas para el periodo 2022-2023. Cada vez que un organismo publica su revisión, esta es peor que la publicada con anterioridad por otra entidad, mostrando todas ellas tasas de crecimiento muy por debajo de lo esperado y confirmando que la economía global está sufriendo algo más que una ralentización o desaceleración significativa.

Las perspectivas iniciales se han visto colapsadas por la evolución de los acontecimientos. La persistencia de los factores negativos que están afectando a la economía global generan una importante incertidumbre que no favorece, en el corto plazo, la resolución de los problemas macroeconómicos existentes.

La evolución de los indicadores económicos reflejan de forma negativa, entre otros, el impacto derivado de la duración excesiva de la invasión de Ucrania, las tensiones inflacionarias existentes, los problemas globales de suministro, la escalada de los precios de la energía y el gas, la retirada de estímulos y la presión de una política monetaria cada día más restrictiva y el fuerte aumento de los costes de producción, así como por los distintos problemas políticos que atraviesan determinados países. Este conjunto de factores está afectando claramente a los indicadores de confianza, consumo e inversión, cuyo deterioro se transmite en las perspectivas de crecimiento.

En este entorno y según el FMI, las perspectivas del crecimiento mundial para el 2022 se sitúan en el 3% para bajar al 2,7% en el 2023. Cifras muy inferiores al 6% del 2021. Está claro que el 2023 va a ser un año complicado para todos los países, con tasas de crecimiento mínimas no vistas en las últimas décadas. Así, EE.UU. podría crecer solo un 1%, la zona euro un 0,5% o el Reino Unido un 0,3%. Destaca el crecimiento negativo que se espera en países como Alemania (-0,3%) o Italia (-0,2%), que podría arrastrar más aún al resto de países de la zona euro.

La situación de España no va a ser diferente a la del resto de nuestros socios comunitarios, pero siempre matizada por nuestra propia idiosincrasia caracterizada por la falta de consenso político, negativa evolución del déficit y deuda públicos, necesidad de determinadas reformas estructurales, impacto de la inflación o la falta de elasticidad de determinados sectores económicos. Destaca también la dependencia excesiva de los fondos Next Generation, que no están teniendo el resultado esperado ante el retraso en su concesión. Por el lado positivo, la recuperación del turismo, que representa cerca del 15% del PIB, unido a la tasa de ahorro de las economías domésticas, permitirá que el tránsito por el periodo de ralentización actual sea más llevadero. Por lo tanto, para el 2023 se anticipa que, con un descenso esperado en el consumo privado, cierto apoyo de la demanda externa y un muy limitado gasto público, el crecimiento económico de nuestro país se situé el próximo año dentro del rango 0,7% - 1,4% con una inflación superando el 5% y una tasa de paro entre el 12% y 13%.

Ante este escenario, las autoridades políticas están intentando alcanzar soluciones tanto de forma individual como de forma coordinada entre diferentes grupos de países. Por ahora, los acuerdos son de mínimos, pero con la esperanza de poder alcanzar soluciones unánimes en el tiempo.

Desde el punto de vista de las autoridades monetarias, en la mayoría de los países el objetivo de los bancos centrales es reconducir la inflación a su senda objetivo del 2%. Para ello están elevando el precio del dinero hasta niveles no vistos desde hace más de diez años. La intención actual de los bancos centrales es seguir subiendo tipos hasta controlar la inflación. La Reserva Federal de EE.UU. ya ha elevado cinco veces los fondos federales para situarlos en el 3,25%, no descartándose dos subidas más (2 de noviembre y 14 de diciembre) para situarlos dentro del rango 4,50% - 5,00%. El Banco Central Europeo ha elevado tan solo dos veces el tipo oficial para situarlo en el 1,25%. Los analistas también esperan un mínimo de dos subidas más en Europa (27 de octubre y 15 de diciembre) pudiendo alcanzar el 2,50%. Escenarios que ya descuentan tanto los mercados interbancarios como la alta rentabilidad actual de la deuda pública. Por lo tanto, tenemos que acostumbrarnos a una mayor normalización de la política monetaria que claramente va a endurecer las condiciones de financiación para todo el mundo.

En relación con los mercados de cambio, también se están viendo afectados por la incertidumbre actual, mostrando una volatilidad muy elevada, que el caso de la paridad USD/EUR ha llegado a cotizar niveles por encima del 12%. El dólar estadounidense sigue siendo la divisa refugio por naturaleza, lo cual, unido a su alto rendimiento, le permite cotizar máximos históricos frente a sus contrapartidas. En su relación con el euro, ha llegado a cruzarse en niveles cercanos a 0,9500 USD por EUR. Según los analistas, el rango técnico actual de fluctuación del USD se localiza entre 0,95 y 1,00 por EUR, debiendo mantener su fortaleza al menos durante los próximos seis meses.

Entre las divisas que están manteniendo un comportamiento de debilidad frente al dólar USA destacamos el yen japonés, que cotiza mínimos históricos en 150 JPY/USD no vistos desde 1990. Japón es el único país que mantiene tipos de interés en negativo (-0,10%) y una coyuntura económica también complicada. Esta situación ha provocado que el BOJ realice intervenciones en los mercados tratando de proteger el tipo de cambio de su divisa. Otra divisa débil es el yuan chino, que tras empezar el año en el entorno de 6,30 CNY/USD cotiza hoy en día en 7,20. Las dudas existentes sobre el aterrizaje suave de su economía unido a los efectos de su política “cero COVID”, están lastrando su cotización. Por último, la libra esterlina sufre los efectos del desorden político de su país, su maltrecha economía y el Brexit, generando dudas acerca del futuro de su cotización, no descartando los analistas que vuelva a cotizar por encima de los mínimos de 0,90 GBP/EUR.

Respecto al mercado de la energía, se buscan soluciones políticas que permitan abaratar su elevado coste actual, aunque hoy en día no se detectan acuerdos que nos permitan ser optimistas. En general, la práctica totalidad de materias primas siguen mostrando precios elevados. Las expectativas de una ralentización importante de la demanda, motivada por el periodo recesivo que estamos viviendo, permite anticipar descensos en los precios. Sin embargo, la mayoría de los analistas coincidimos en que los precios futuros no volverán a ser los mismos que hace dos años, manteniéndose en una zona media-alta que complicará el control de los costes de producción.

Como conclusión hay que ratificar que nos encontramos en un periodo global de estancamiento que, según la mayoría de los analistas, será corto y nos debería permitir ver una reactivación de la recuperación económica a partir de mediados del 2023. Mientras tanto, se deberían mantener el deterioro de las condiciones económicas y el endurecimiento de las condiciones financieras. Este escenario vuelve a reivindicar la gestión financiera como uno de los condicionantes fundamentales para optimizar la salud economía de un país y por lo tanto de las empresas.

Resumen

El tensionamiento de los precios de la energía y el gas, y los problemas en las cadenas de suministro están provocando un incremento desmesurado de los costes de producción y un descenso muy importante en los indicadores de confianza, consumo e inversión. Para intentar solucionar los problemas de inflación, los bancos centrales están procediendo a elevar de forma sorprendente el nivel de los tipos oficiales de interés.


Acerca de este artículo


Últimas tendencias

Los mercados financieros solo se preocupan por las tres i: incertidumbre, inflación y tipos de interés

Las expectativas para los próximos meses continúan siendo poco halagüeñas, observándose la posibilidad de un estancamiento de la economía global.