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Mercados financieros: abril de 2022


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La actual situación está multiplicando los riesgos económicos globales y está generando una importante volatilidad en los mercados financieros.

Los mercados financieros siguen a la expectativa de novedades prevaleciendo la incertidumbre que genera la evolución de la pandemia, la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la escasez de materias primas, las tensiones inflacionarias existentes o las perspectivas al alza de los tipos de interés en la mayoría de los países. Este conjunto de factores está multiplicando los riesgos económicos globales y está generando una importante volatilidad en los mercados financieros.

En relación con la COVID-19 parecía que la pandemia empezaba a pasar desapercibida ante el alto nivel de vacunación e inmunización existente. Sin embargo, la nueva oleada de contagios que se ha detectado en Shanghái, que ha dado lugar a la reactivación de las medidas de confinamiento en China, ha empezado a preocupar a los mercados ante la posibilidad de una transmisión global de la situación y una vuelta a las restricciones a la movilidad y problemas de abastecimiento.

En paralelo, el escenario actual caracterizado por un crecimiento mayoritariamente inferior al esperado y cierta escasez de materias primas, sigue sin corregir el desequilibrio existente entre la oferta y la demanda, lo que genera un fuerte tensionamiento en los precios que ha llevado a las tasas de inflación de la mayoría de los países a situarse en niveles máximos no vistos desde hace más de cuarenta años. Así, la inflación ordinaria en EE.UU. al mes de marzo se sitúa en el 8,5% y la subyacente en el 6,5%. En la zona euro alcanzan el 7,4% y 3,2% respectivamente. En España batimos el récord en el 9,8% y 3,4%. Siendo el objetivo de control el 2%.

La evolución de la inflación es objeto de preocupación para la totalidad de autoridades monetarias. La posibilidad de que se mantenga el desequilibrio en los precios hasta el primer trimestre de 2023 parece evidente. En este entorno, la mayoría de los bancos centrales han procedido a elevar el tipo oficial de interés anticipando, incluso, nuevas alzas en los próximos meses. Así, la Reserva Federal norteamericana ya ha elevado en 25 pb los fondos federales para situarlos en el rango 0,25 – 0,50%, anticipando que en la próxima reunión del 4 de mayo podrían subirlos 50 pb más e incluso procedan a recortar el volumen de compra de activos a través del cual inyectan liquidez al sistema. El temor de los analistas se sitúa en la posibilidad que estas decisiones de carácter restrictivo provoquen un frenazo erróneo en la economía norteamericana frente al objetivo de alcanzar un aterrizaje suave y un mayor control en los precios.

Igualmente, en el Reino Unido el tipo oficial ya se sitúa en el 0,75% con perspectivas al alza. Sin embargo, en la zona euro, el BCE se está mostrando más conservador a la hora de tomar decisiones de carácter restrictivo, confirmando que ante la evolución de su economía consideran oportuno no elevar el tipo oficial y empezar con un recorte proporcional de las inyecciones de liquidez que realiza a través de la compra de títulos. Anticipando que esta compra de deuda debería finalizar totalmente a partir del próximo mes de julio. Al mismo tiempo, consideran que la posibilidad de aumentar el tipo oficial, hoy en día al 0%, no sería adecuado antes del próximo mes de julio, todo ello de forma gradual y en función de la evolución de los acontecimientos.

A nivel nacional toda esta presión alcista en los tipos oficiales de interés se está descontando ya en los mercados interbancarios, anticipando la curva de tipos nuevos aumentos en el plazo que, por primera vez en mucho tiempo, encarece el coste del endeudamiento, tanto al sector público como privado. Hay que destacar que el Euribor a 12 meses cotiza por primera vez desde el año 2016 en positivo por encima del 0%. Toda esta situación también está afectando al mercado de deuda, situándose la rentabilidad de los títulos en máximos no vistos desde hace más de cinco años.   

En relación con el precio de las materias primas, estos siguen manteniéndose en la zona alta tras los problemas de suministro y cuellos de botella existentes. En este mercado no se anticipa para el corto/medio plazo que los precios vuelvan a un entorno más competitivo para las empresas. Los fletes se han ajustado a la baja, pero no retroceden hasta los niveles anteriores a la crisis. La posibilidad de nuevas sanciones y embargos a Rusia y la posibilidad de una nueva oleada del COVID en China, tampoco favorecen la evolución futura de los precios. Hay que destacar que el posible embargo a Rusia en la demanda de gas y petróleo podría encarecer más los precios y perjudicar las perspectivas económicas, sobre todo de Europa, zona que importa el 38% de sus necesidades de Rusia.  

Los mercados de cambio siguen acogiéndose al dólar USA como moneda refugio, llegando a cotizar 1,0750 por euro, nivel no visto desde hace dos años. La divisa norteamericana también se beneficia de la clara propuesta alcista de los tipos de interés que viene realizando la Reserva Federal. La posición de fortaleza actual del USD no parece que vaya a cambiar en el corto plazo, no descartándose nuevos máximos. Los pronósticos para lo que resta de año por parte de las entidades financieras sitúan al USD dentro del rango 1,07 – 1,18 por euro. El Yuan chino ve limitada su posición de máximos en los mercados tras las intervenciones de sus autoridades monetarias, tratando así de no perjudicar la competitividad de su economía por la excesiva fortaleza de su tipo de cambio. Será difícil ver que el CNY supere el nivel 6,40 por USD. Las divisas LATAM se benefician del elevado nivel de sus tipos de interés, recuperando terreno tras las fuertes cesiones de los últimos meses. 

Por ultimo y a nivel macroeconómico, los PMI siguen enfriándose y la pérdida de confianza está afectando negativamente al consumo y la inversión. El temor a un excesivo enfriamiento económico a partir del 2023 empieza a ser una preocupación para los gobiernos. Según el FMI el crecimiento global durante el 2022 y 2023 será del 3,6% tras el 6,1% del 2021. El recorte de sus previsiones es evidente y la preocupación por la inflación un hecho relevante. Por lo tanto, la incertidumbre y la volatilidad van a seguir siendo factores para tener en cuenta durante los próximos meses.


Resumen

Los mercados financieros siguen a la expectativa de novedades prevaleciendo la incertidumbre que genera la evolución de la pandemia, la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la escasez de materias primas, las tensiones inflacionarias existentes o las perspectivas al alza de los tipos de interés en la mayoría de los países. El temor a un excesivo enfriamiento económico a partir del 2023 empieza a ser una preocupación para los gobiernos. Según el FMI el crecimiento global durante el 2022 y 2023 será del 3,6% tras el 6,1% del 2021. Por lo tanto, la incertidumbre y la volatilidad van a seguir siendo factores para tener en cuenta durante los próximos meses.


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