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Los mercados financieros se muestran a la expectativa de la evolución de los acontecimientos


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El mercado parece estar también de acuerdo con un diferimiento temporal en la posibilidad de un inminente descenso en los tipos de interés

Según la mayoría de los analistas el mes de febrero ha sido un mes de transición en los mercados financieros, manteniéndose los inversores a la expectativa de la evolución de los acontecimientos. Los factores geopolíticos empiezan a pasar desapercibidos y la evolución de los indicadores macroeconómicos no muestran ninguna novedad positiva en relación con la tendencia de enfriamiento económico que vienen mostrando las principales economías.

Las decisiones de continuidad en las actuales políticas monetarias de carácter restrictivo, refrendadas en las últimas reuniones de los bancos centrales más importantes, han enfriado cualquier expectativa de un posible descenso en los tipos de interés actuales, difiriéndose hasta los meses de mayo o junio cualquier posibilidad en la de definición de políticas más expansivas que incluyan un recorte en los tipos de interés.   

Es un hecho que la inflación está bajando. Sin embargo, los bancos centrales siguen temerosos a un posible repunte de los precios en el corto plazo, circunstancia que limita su capacidad de actuación hasta que la inflación no se “sitúe de forma estable” en el 2%. Ante este nuevo escenario, el mercado interbancario ha dejado de anticipar el deseado descenso de los tipos de interés y ha iniciado una incipiente corrección alcista. Así podemos ver hoy en día como el Euribor a 12 meses sube hasta el 3,70% desde el 3,50% de principios de mes. También la rentabilidad del bono benchmark europeo a 10 años ha aumentado su rentabilidad al 2,73% desde el máximo 2,36% de hace unas semanas. En el caso de EE. UU. las perspectivas son las mismas, el tipo a 12 meses ha pasado al 5,32% desde el mínimo cotizado con anterioridad en 5,02%. La rentabilidad de la deuda norteamericana a 10 años se sitúa en el 4,21% desde el mínimo en 3,70% de principios de año. Por lo tanto, el mercado parece estar también de acuerdo con un diferimiento temporal en la posibilidad de un inminente descenso en los tipos de interés.

A nivel macroeconómico siguen vigentes los mismos parámetros de los últimos meses. EE. UU. confirma que la evolución de su economía es más positiva o robusta de lo esperado. El mercado se sorprendió con la publicación de una tasa de crecimiento para el 4Q 2023 en el 3,3% frente a expectativas que no alcanzaban el 2%, permitiendo cerrar el ejercicio 2023 con una tasa de PIB en el 2,5% tras el 1,9% del 2022. En paralelo, este buen dato se está viendo reforzado por una condición de pleno empleo en el 3,7% y una estabilidad positiva en los indicadores de consumo. Sin embargo, este inesperado y positivo escenario sigue presionando a los precios a través de la demanda interna y crecimiento de los salarios, situándose la tasa de inflación en el 3,1%, todavía lejos del objetivo del 2%. Ante esta situación, la Reserva Federal sigue tratando de lograr un “aterrizaje suave” para su economía que vaya acompañado de un control en los precios. Por ello, está manteniendo el precio oficial del dinero dentro del rango 5,25% - 5,50% siendo consciente que el crecimiento del PIB 2024 podría descender hasta el 1,5% y la tasa de paro elevarse hasta el 4,7%. Por lo tanto, la Reserva Federal sigue a la expectativa de la evolución de la inflación y de su economía, esperando para poder tomar las decisiones adecuadas en su momento que permitan alcanzar el equilibrio a medio y largo plazo.  

La situación de la zona euro es totalmente diferente. Los síntomas de enfriamiento económico son muy evidentes y el descenso del consumo y la inversión están limitando su capacidad de crecimiento. El descenso de los índices de productividad y el incremento de los costes de producción, ante su dependencia de la evolución del precio de las materias primas y energía, es un factor negativo para sus ratios de competitividad. Como resultado observamos como el crecimiento del PIB 4Q 2023 ha sido solo del 0,1%, situándose el dato para el total del 2023 en el 0,5% tras el 3,5% del 2022. Tenemos que destacar que el descenso de la demanda está permitiendo una menor presión en los precios, que al mes de enero sitúan la inflación en el 2,8%. Sin embargo y a pesar de este descenso en los precios, el Banco Central Europeo muestra todavía su preocupación por posibles nuevas presiones alcistas en el plazo que transformen la inflación actual en persistente, manteniéndose a la expectativa y no tomando ninguna decisión por ahora. A diferencia de EE. UU., la dependencia de la zona euro de los mercados primarios y energía provoca una mayor volatilidad en el control de los precios y, por lo tanto, en el futuro de los tipos de interés.

Caso especial en la zona euro es el comportamiento económico muy negativo que están aportando países como Alemania, Francia, Irlanda, Holanda o Austria, con tasas de crecimiento cero o negativas. El caso más espectacular es el de la “antigua locomotora” europea, Alemania. Su dependencia del exterior y sobre todo de Rusia en materias primas y energía, ha elevado sus costes de producción restándole competitividad a su principal motor como es el sector industrial. Con cuatro trimestres consecutivos de crecimiento negativo equivalentes a recesión, la tasa PIB 2023 se ha situado en el -0,3% tras el +1,8% del 2022. La situación actual de este país no es fácil, con una inflación en el 3,1% y una tendencia negativa en los indicadores adelantados del crecimiento denominados PMI. Para el 2024, organismos como la OCDE pronostican para este país una tasa de crecimiento del +0,3%, dato todavía insuficiente y que no ayuda a la zona euro, para la cual se espera un crecimiento del PIB de tan solo 0,6%.

Con relación a China, el mercado sigue esperando la definición de planes de estímulo económico por parte del Gobierno como del PBOC. Últimamente se ha publicado un sorprendente dato del crecimiento del PIB para todo el 2023 en el 5,2%, pero acompañado de una inflación negativa en el 0,8% y una deuda pública inmanejable en el 286,1% del PIB. Estos datos son difíciles de entender. No obstante, el Gobierno de este país ya está empezando a tomar medidas para reactivar su economía, la primera ha sido la creación de un fondo de estabilización del mercado bursátil dotado con 2 billones de CNY pretende recuperar la confianza de los inversores. La segunda un recorte por 25 pb de los tipos a largo plazo para situarlos en el 3,95%. Sin embargo, lo que echamos en falta son planes de inversión en infraestructuras y medidas que impulsen al deteriorado sector inmobiliario de este país, uno de los principales motores del crecimiento que está en crisis desde hace cuatro años.     

Por último y en relación con los mercados de divisas, el dólar USA sigue manteniendo una posición de cierta fortaleza en los mercados de cambio, beneficiándose de sus elevados tipos de interés, positiva situación de su economía y la ausencia de contrapartidas que le puedan hacer sombra. En lo que va de año, su rango de fluctuación se sitúa frente al euro entre 1,0693 y 1,1050. La opinión de los analistas sigue siendo de una divisa fuerte como pronto hasta el próximo verano, anticipando posibles cesiones en coincidencia con los recortes esperados en sus tipos de interés. El rango de corto plazo sigue siendo 1,0650 – 1,1050 USD/EUR, ampliándose hasta 1,1500 en coincidencia con el fin del 2024.

El JPY sigue cotizando mínimos históricos siendo el único país avanzado que mantiene el precio oficial del dinero en negativo al -0,10%. La GBP cotiza niveles cercanos a sus máximos no vistos desde 2022 en 0,8500 por EUR a pesar de registrar una tasa de crecimiento negativa y una inflación en el 4%. Su tipo de interés al 5,25% puede ser su único atractivo.

Las divisas Latam pueden empezar a perder posiciones en los mercados ante el inicio de un periodo de descensos en sus tipos de interés. Ya han tomado tal decisión países como Brasil, Chile o Colombia, estando a la expectativa de México. La mayoría de estos países con tipos de interés en dos dígitos, están pendientes de volver a la normalidad.

Como conclusión, no esperamos grandes cambios en el comportamiento de los mercados financieros en el más corto plazo y seguimos pendientes de la evolución de los acontecimientos. Sin embargo, lo que sí que podemos anticipar es que la mayoría de los analistas ya empiezan a mencionar un posible cambio de tendencia a partir del próximo verano. Consideran que la zona euro puede iniciar su proceso de inflexión en los próximos meses y que solo tiene camino para recuperar. Igualmente, entienden que EE. UU. le va a ser difícil mantener la positiva evolución actual de su economía y su objetivo es lograr una situación de equilibrio en sus principales macromagnitudes, que podría ir acompañada de un descenso en los tipos de interés y cesiones en la fortaleza de su divisa.


Resumen

Según la mayoría de los analistas el mes de febrero ha sido un mes de transición en los mercados financieros, manteniéndose los inversores a la expectativa de la evolución de los acontecimientos. Los factores geopolíticos empiezan a pasar desapercibidos y la evolución de los indicadores macroeconómicos no muestran ninguna novedad positiva en relación con la tendencia de enfriamiento económico que vienen mostrando las principales economías.


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