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Los bancos centrales siguen empeñados en combatir la inflación con continuos aumentos de los tipos oficiales de interés


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Durante el mes de junio la mayoría de los bancos centrales han seguido presionando al alza los tipos oficiales de interés con el fin de combatir la elevada inflación existente y tratar de reconducirla a su senda objetivo del 2%.

Así, el Banco Central Europeo decidió en su reunión del 15 de junio elevar por 25 pb el precio del dinero en la zona euro, situando el tipo oficial de interés en el 4,0%, el tipo de depósito en el 3,50% y el tipo marginal de emergencia en el 4,25%. Se trata de la octava subida consecutiva y sitúa los tipos oficiales en el nivel más alto no visto desde finales del 2008. El BCE también ha anunciado que mantiene su objetivo de reducción de balance y suspenderá a partir del próximo mes de julio el programa de reinversión de compra de activos que ha llevado a cabo durante los últimos años y ha supuesto una inyección de liquidez por 3,2 billones de euros.

En el comunicado oficial también se desprende la posibilidad de nuevas subidas para lo que resta de año, pudiendo alcanzar un nuevo máximo en el 4,50%. Christine Lagarde fue muy clara y ratificó tal posibilidad al declarar que “el viaje no ha terminado” mostrando su preocupación por la evolución tanto de la inflación ordinaria como la subyacente, así como de los costes salariales. Por lo tanto, no podemos esperar un escenario más cómodo para lo que resta de año. Si no más bien, cierta ralentización económica y un tensionamiento de las condiciones financieras ante la política monetaria de carácter restrictivo ejecutada por el BCE.

Bajo el mismo planteamiento y en paralelo, el Banco de Inglaterra elevo por 50 pb su tipo oficial para situarlo en el 5,0%. Australia, Canadá o Suiza se decantaron por 25 pb para situarlos en el 4,10%, 4,75% y 1,75% respectivamente. Noruega 50 pb hasta el 3,75% y anecdóticamente, Turquía subió 650 pb hasta el 15%.

En el caso de EE. UU., la Reserva Federal decidió por primera vez desde marzo 2022 y tras diez aumentos consecutivos, tomarse un periodo de pausa en las alzas previstas de sus tipos de interés. Con esta decisión la FED USA pretende tener un tiempo para poder analizar el impacto que está teniendo en la actividad económica de su país la política monetaria que se está ejecutando de un tiempo a esta parte, así como por los efectos de las restricciones al crédito que se están observando en su sistema financiero. Sin embargo, en el comunicado oficial se sigue mostrando una cierta preocupación por la evolución de la inflación e igualmente confirman que seguirán haciendo todo lo posible para reconducirla al objetivo del 2%. Por este motivo, también anticiparon en sus previsiones macroeconómicas la posibilidad de dos nuevas alzas del tipo de interés por 25 pb cada una antes de que acabe el 2023. Pero no todo son malas noticias, para el 2024 también anticipan un posible recorte de 100 pb a lo largo del año.

Otros países que han tomado decisiones de política monetaria han sido Japón, que se mantiene sin cambios y como único país con tipo de interés negativo en el -0,10% a pesar de tener la inflación en el 3,2%. Por último, China, que decidió bajar testimonialmente tanto la tasa referencial de créditos a 1 año como a 5 años por 10 pb, situándolas en el 3,55% y 4,20% respectivamente, todo ello con la clara intención de estimular su economía, sumida en un proceso de ralentización tras los prolongados confinamientos provocados por el COVID-19.

Como primera conclusión y transcurridos cerca de dieciocho meses desde la primera decisión de elevar los tipos de interés para combatir la inflación, es que los resultados esperados se están retrasando. Es cierto que la escalada de los precios se está debilitando, pero siguen todavía lejos del objetivo del 2%. Pero también no son descartables nuevas tensiones que provoquen más subidas de los tipos de interés que, incluso, los sitúen por encima de los máximos del 2008. En segundo lugar, los bancos centrales son conscientes que hace falta un aterrizaje suave de sus economías para alcanzar sus objetivos, pero puede ocurrir que, ante las medidas que están adoptando, se roce el concepto de recesión en vez del enfriamiento, gastando más tiempo del esperado en alcanzar la ansiada recuperación económica. En tercer lugar, las nuevas restricciones monetarias están empezando a generar importantes impedimentos en las condiciones de acceso a la financiación en todos los sectores, afectando claramente a la actividad económica, consumo e inversión.

Ante este escenario, la mayoría de las autoridades macroeconómicas y organismos públicos están revisando sus perspectivas macroeconómicas para el periodo 2023 – 2025. No les queda más remedio puesto que la evolución de los indicadores no está cumpliendo con las expectativas. Así, los PMI o indicador que anticipa las perspectivas de crecimiento económico, se siguen deteriorando, pero ya no solo en el sector manufacturero, sino también en el sector servicios, situando el índice compuesto en el límite de la expansión – contracción de los 50 puntos.

Las últimas previsiones del Banco Central Europeo sitúan el crecimiento de este año en la Zona euro en el 0,9% tras empezar el 1Q en el -0,1%. Estando este dato muy influenciado por el crecimiento negativo que ya están registrando países como Alemania o Irlanda. Para el 2024 se espera 1,5% y 1,15% en el 2025. Con relación a la inflación consideran que no se acercará al 2% hasta el 2025. Hay que destacar que hoy en día países como Alemania están restando más que sumando dada su dependencia exterior de materias primas, energía, petróleo o gas. Según el Bundesbank el crecimiento esperado para este año será del -0,3% y del 1,2% para el 2024, mencionando que la inflación no bajará del 6% en este ejercicio.

En EE. UU., la Reserva Federal tampoco fue muy optimista manteniendo un crecimiento del 1,0% para este año y del 1,1% y 1,8% para el 2024 y 2025. Parece ser que la inflación estará más controlada bajando hasta el 3,2% este año y cerca del 2,0% en el 2025. Todo ello en una situación de pleno empleo del 4,5%.

En el caso de España, la situación parece más positiva que frente al resto de sus comparables. Con un crecimiento en el 1Q del 4,2% y una inflación del 2,9% nos diferenciamos del resto. Para alcanzar esta situación nos hemos beneficiado de la mejoría observada en el comercio exterior, el mayor dinamismo del sector turístico, el descenso del precio de las materias primas y mejora de las condiciones de suministro, así como del soporte adicional a la actividad que ha realizado el sector público. Todo ello sin olvidar el ajuste estacional de los datos históricos de crecimiento realizado por el INE. En este entorno, las perspectivas macro presentadas por el Banco de España sitúan el crecimiento de este año en el 2,3% manteniendo por encima del 2,0% los próximos dos años. La inflación podría situarse en el 1,8% en el 2025, siendo más preocupante la evolución de la inflación subyacente que debería mantener por encima de la ordinaria. La evolución del empleo será positiva, acercándose al 11% en dos años. El escenario parece positivo, si bien, está lleno de posibles riesgos e incertidumbres que podrían empeorar estas previsiones.

Por último y en relación con los mercados de divisas, la volatilidad seguirá siendo el factor más importante para tener en cuenta. El dólar USA se mantiene dentro del rango 1,0600 – 1,1100 por euro beneficiándose de su condición de divisa refugio ante la incertidumbre económica existente. Los analistas siguen considerando que de cara a final de año la divisa norteamericana podría perder posiciones y cotizar nuevos mínimos entre 1,1200 – 1,1400 por euro. Pero todo va a depender del futuro de los tipos de interés y de la evolución de los indicadores económicos. La libra esterlina cotiza máximos cercanos a 0,8850 por euro gracias al 5,0% de sus tipos de interés y a pesar de mostrar un cuadro macroeconómico muy complicado. El yuan chino cotiza mínimos de un año en 7,20 por dólar USA ante los evidentes problemas económicos que atraviesa este país. Divisas como el real brasileño o peso mexicano cotizan máximos con tipos de interés al 11,25% y 13,75%. También hay que destacar los mínimos cotizados por la corona sueca y noruega, lira turca o peso argentino. Lo que está claro es que el mercado de divisas está muy desordenado y es de esperar que una oportuna corrección permita a la mayoría de las divisas alcanzar su cotización de equilibrio.

Como conclusión, seguimos recomendando activamente a las empresas la gestión de los riesgos de mercado. La incertidumbre y la alta volatilidad existente obliga más que nunca a defender los planes de negocio y los precios objetivos, existiendo todo tipo de instrumentos financieros que podrían ayudar a evitar la indeseada volatilidad de la cuenta de pérdidas y ganancias o los riesgos de balance.


Resumen

Vista la evolución del dólar USA durante los últimos años, la pregunta que nos hacemos es doble: ¿hasta dónde va a llegar la actual corrección devaluatoria del dólar USA en los mercados?, ¿va a volver a recuperar los niveles cotizados las últimas semanas?


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