Por lo tanto, la situación es compleja. Hay que elegir entre control de la inflación o crecimiento económico. Ante esta situación, otros factores a tener en cuenta o que pueden influir en los análisis son las condiciones de liquidez del sistema y la evolución de las cuentas públicas. La economía real, tanto a las empresas como a las unidades familiares, necesitan más liquidez. Para ello y, ante el elevado coste del endeudamiento, es más barato utilizar los depósitos propios no remunerados por la banca que pedir un préstamo. Esta situación está dando lugar a mayores necesidades de liquidez al sistema financiero y abre la posibilidad a que se reactiven las subastas e inyecciones de liquidez que fueron eliminas hace pocos meses ante la evolución de la masa monetaria. En relación con las cuentas públicas, el deterioro es importante y común en todos los países. Los bancos centrales están recomendando el control del déficit público. La deuda pública supera el 100% del PIB en la mayoría de los países y cada vez es más cara financiarla. Por lo tanto, es necesario un control y limitación al gasto público que no hipoteque las perspectivas de crecimiento económico global.
Ante este escenario macroeconómico, la reacción de los mercados monetarios y de capitales ha sido de cotizaciones a la baja ante las menores expectativas alcistas de los tipos de interés, mostrando cierto agotamiento desde los máximos de los últimos meses. Se sigue observando, en la mayoría de los casos como los tipos a más largo plazo están por debajo de los de corto plazo. El tipo a 12 meses en EE. UU. se sitúa en el 5,43% y la rentabilidad del bono a 10 años en el 3,52%. En la zona euro el tipo a 12 meses cotiza 3,86% y el 10 años en el 3,11%.
Los mercados de divisas siguen a la expectativa de acontecimientos. Durante el mes de abril el dólar USA llego a cotizar niveles mínimos de un año frente al euro en 1,1075, abandonando temporalmente el canal 1,0500 – 1,1000, para reintegrarse posteriormente ante la mayor unanimidad en relación con la posible alza de tipos de interés en EE. UU. Según los analistas, las perspectivas para la divisa norteamericana no son nada halagüeñas. Anticipan que el fin del ciclo alcista de sus tipos de interés, unido al posible deterioro que podría sufrir su economía, deberían provocar en el medio plazo una mayor debilidad en su divisa, permitiendo un nuevo rango de fluctuación frente al euro entre 1,1000 y 1,1600.
El yuan chino se mantiene estable frente al USD en 6,90 a la espera de los positivos efectos de la reapertura de su economía tras el confinamiento por COVID. Es de esperar una mayor recuperación en esta divisa. El yen japonés pierde posiciones ante el impacto negativo de la continuidad de su política monetaria de carácter expansivo que mantiene el tipo de interés oficial en el -0,10%. El peso mejicano y el real brasileño cotizan máximos ante el atractivo de sus tipos de interés en el 11,25% y 13,75% respectivamente. La Libra esterlina se mantiene en el entorno de 0,88 por euro pasando desapercibida en los mercados. Por último, hay que destacar las pérdidas registradas por la corona sueca y los mínimos históricos de la lira turca y peso argentino.
Como conclusión, seguimos recomendando activamente a las empresas la gestión de los riesgos de mercado. La incertidumbre y la alta volatilidad existente obliga más que nunca a defender los planes de negocio y los precios objetivos, existiendo todo tipo de instrumentos financieros que podrían ayudar a evitar la indeseada volatilidad de la cuenta de pérdidas y ganancias o los riesgos de balance.