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Las perspectivas de un inminente descenso en los tipos oficiales de interés se van diluyendo hasta el próximo verano


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Lo normal sería considerar que los tipos oficiales de interés no van a bajar en los próximos 3 o 4 meses

Afinales del pasado ejercicio la mayoría de los analistas esperaban que durante los primeros meses del 2024 los bancos centrales empezasen a recortar oficialmente el elevado nivel de los tipos de interés actuales ante la tendencia a la baja de la inflación y los síntomas generalizados de enfriamiento económico que mantienen la práctica totalidad de países. Así lo descontaban las curvas de tipos interbancarios, que mostraban y siguen reflejando una tendencia invertida con los tipos a largo plazo muy por debajo de los tipos de corto plazo. Sin embargo, la evolución de los acontecimientos está provocando un cambio de opinión generalizado ante las expectativas de un tensionamiento inesperado de los precios en los próximos meses. La continuidad de los factores geopolíticos ya conocidos unido a la irrupción de nuevos factores, como las tensiones en el mar Rojo y en el estrecho de Omán, podrían dificultar más aun el esperado proceso de desinflación a través del efecto negativo de una nueva disrupción en las cadenas de suministro, un presumible aumento en los costes de producción, así como por el posible deterioro de las relaciones comerciales internacionales. Según los analistas, una crisis prolongada de estos últimos factores podría añadir a la inflación del 2024 al menos 0,70 puntos. Por lo tanto, este nuevo escenario y la dificultad que tienen los bancos centrales para reconducir la inflación al 2%, podría provocar que las autoridades monetarias mantengan sus políticas de carácter restrictivo más tiempo del esperado.

Durante las últimas semanas, los bancos centrales parecen haber ratificado esta posibilidad. Así, la presidenta Lagarde del BCE ha declarado que “no es el momento de bajar la guardia” y que no bajará los tipos hasta que la inflación no se “sitúe de forma estable” en el 2%, anticipando que esto podría ser a partir del próximo verano. En sentido parecido, la Reserva Federal de EEUU también considera que la inflación no está todavía controlada y que debe mantener el nivel actual de los tipos a pesar de confirmar que “la economía norteamericana avanza a un ritmo más lento que el del año pasado”. Por lo tanto, lo normal sería considerar que los tipos oficiales de interés no van a bajar en los próximos 3 o 4 meses. Pero todo ello en función de la evolución de los acontecimientos y de las diferentes señales que nos transmitan las autoridades monetarias en las próximas reuniones de los bancos centrales. La reacción de los mercados interbancarios y deuda ha sido marginalmente al alza desde los mínimos cotizados desde las últimas semanas, pasando las probabilidades de un descenso de tipos de interés en marzo del 85% al 50%, elevándose por encima del 75% para el mes de junio.

A nivel macroeconómico este nuevo escenario monetario podría confirmar la posibilidad de la continuidad de una desaceleración estructural a medio/largo plazo. El Banco Mundial acaba de publicar que el crecimiento global para el 2024 será del 2,4% tras el 2,6% del 2023, siendo el objetivo de todas las economías lograr un “aterrizaje suave” que no hipoteque más su futuro. Recuperar la confianza pasa por lograr un equilibrio entre las políticas económicas, monetarias y fiscales, tratando que el enfriamiento económico existente tienda a la recuperación frente a la recesión. Planteamiento complicado ante las diferentes formas de actuar de cada país.

La situación hoy en día no es fácil, en datos al cierre del tercer trimestre 2023 el único país que muestra una tasa de crecimiento económico intertrimestral robusta es EEUU, que se situó en el 4,9%, superando todas las expectativas. Sus principales contrapartidas muestran crecimiento insuficiente o negativo. Así, China no alcanza el 5%, nivel por debajo del 6% que garantizaría el equilibrio en este país. El Reino Unido -0,1%. Japón -0,7%. La zona euro -0,1%, creciendo de forma positiva en esta zona solamente España, Italia y Bélgica, siendo muy preocupante la continuidad de los datos negativos y por tres trimestres consecutivos en Alemania. Para el presente año 2024 se espera una ralentización generalizada que reconduzca las variables al equilibrio y que posibilite una recuperación más positiva en el 2025.

Por último y con relación al impacto de esta situación en los mercados de divisas, la incertidumbre sigue beneficiando la posición del dólar USA en los mercados. Las expectativas existentes a finales del 2023 sobre un inminente recorte de tipos de interés en EEUU provoco perdidas generalizadas en la divisa norteamericana que le llevaron a cotizar niveles cercanos a 1,1150 por euro desde los máximos cercanos a 1,0500 tres meses antes. Transcurrido un mes del 2024 y ante las menores presiones bajistas en los tipos de interés y el aumento de factores geopolíticos a tener en cuenta en los mercados, la divisa norteamericana recupera posiciones hasta niveles cercanos a 1,0850 USD/EUR. Para el más corto plazo seguiremos atentos a las reuniones de los bancos centrales y a la evolución de los acontecimientos. La continuidad del problemático entorno actual no permite a los operadores ser muy bajistas para con el dólar USA, situándose el consenso para los próximos meses dentro de un rango delimitado por 1,0650 – 1,1250 USD/EUR, anticipando posibles cesiones de cara a fin de año en el entorno de 1,1200 – 1,1500.

En relación con el resto de las divisas, hay que destacar la debilidad del CNY ante la negativa evolución de la economía china y la ausencia de reformas económicas y estructurales que les permita salir de la crisis económica que les ha causado el COVID. No parece que esta divisa vaya a recuperar posiciones hasta que se tomen las medidas oportunas. La GBP se mantiene en máximos anuales cercanos a 0,8575 por EUR beneficiándose de su elevada inflación que también pospone cualquier decisión a la baja de sus tipos de interés, hoy en día al 5,25%. El yen japones cotiza niveles mínimos no vistos desde 1990 al ser el único país que, con inflación positiva cercana al 3%, mantiene su tipo de interés oficial en el -0,1%. Con relación a las divisas LATAM, el peso argentino mantiene su constante depreciación ante la falta de reservas y la quiebra de su economía. El peso mejicano y el real brasileño se siguen beneficiando del alto nivel de sus tipos de interés en el 11,25% y 11,75% respectivamente. La posibilidad de que estos tipos bajen también podría provocar futuras cesiones en estas divisas.   

Como conclusión y a la expectativa de ver cómo evolucionan los acontecimientos y cuáles van a ser las decisiones que tomen los bancos centrales en sus próximas reuniones de final de mes, podemos considerar que el ciclo económico actual se va a mantener en una fase de enfriamiento o desaceleración cuya duración podría ser hasta principios del 2025. La mayoría de los analistas no esperan que la inflación alcance el 2% hasta el año que viene. La posibilidad que los tipos de interés vayan ajustándose poco a poco a la baja es cierta, pero probablemente no alcanzarán los niveles deseados del 2% hasta bien entrado el año 2025.


Resumen

La presidenta Lagarde del BCE ha declarado que “no es el momento de bajar la guardia” y que no bajará los tipos hasta que la inflación no se “sitúe de forma estable” en el 2%, anticipando que esto podría ser a partir del próximo verano. En sentido parecido, la Reserva Federal de EEUU también considera que la inflación no está todavía controlada y que debe mantener el nivel actual de los tipos a pesar de confirmar que “la economía norteamericana avanza a un ritmo más lento que el del año pasado”.


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