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La victoria de Donald Trump genera una mayor volatilidad e incertidumbre a los mercados financieros. 

Cada mes que pasa los mercados se sorprenden con nuevos acontecimientos reaccionando de una forma desproporcionada. 

El mes pasado mencionábamos que la mayoría de los analistas estaban de acuerdo en considerar que el foco de atención de los mercados durante los próximos meses seguiría siendo la evolución de la inflación y la tendencia a la baja de los tipos de interés, coincidiendo también que el objetivo de la mayoría de los países a medio plazo seria lograr un “aterrizaje suave” en sus economías tras un periodo convulso marcado por los desequilibrios. Sin embargo, cada mes que pasa los mercados se sorprenden con nuevos acontecimientos reaccionando de una forma desproporcionada. Esta vez el factor desencadenante ha sido la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas del pasado 5 de noviembre. Su clara victoria, más holgada de lo esperado, tanto en el ámbito ejecutivo como legislativo y probablemente judicial, abre la puerta a posibles decisiones económicas, financieras y fiscales que claramente van a alterar el comportamiento de los mercados y las perspectivas de la mayoría de los países.

Hasta le fecha los mercados, en su intención de anticiparse a los acontecimientos, realizaban un seguimiento minucioso tanto a las actuaciones del presidente de la Reserva Federal USA Jerome Powell como a las de la presidenta del Banco Central Europeo Cristine Lagarde, a partir del 20 de enero se incluye un nuevo actor impredecible objeto de seguimiento, Donald Trump.

Dentro de la cautela que hay que tener en estos casos, el mercado está especulando con un conjunto de medidas que podría implementar el nuevo gobierno norteamericano. Este conjunto de medidas se ha ido seleccionando tras los diferentes discursos realizado por el candidato en la campaña electoral, entre las cuales destacamos las siguientes:

  • Posibilidad de aplicación de aranceles del 60% a los productos chinos y del 10% al resto del mundo.
  • Extensión de las rebajas fiscales aprobadas en el 2017-2018 y que expiran en el 2025.
  • Nuevas reducciones en el impuesto de sociedades.
  • Relajar la regulación de sectores como el del petróleo, automóvil, teleco, financiero y criptomonedas.
  • Revisión del Tratado de Libre Comercio entre EE. UU., Canadá y México.
  • Límites a la inmigración.
  • Recuperación de las inversiones en energía nuclear y revisión de las subvenciones a las energías renovables.
  • Apoyo a la tecnología, chips + semiconductores, siempre y cuando los fabricantes se instalen en Estados Unidos.

La mayoría de estas medidas estarían encuadradas en el ámbito del “proteccionismo” siendo Europa y China las zonas más afectadas o expuestas a este nuevo programa económico norteamericano todavía incierto, pudiendo retrasar su esperada recuperación económica.

De implementarse estas medidas, está claro que tendrían un importante impacto inflacionario en Estados Unidos y podrían limitar claramente las posibilidades de nuevos recortes a la baja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal USA, ampliando el diferencial a su favor frente a la zona euro. Pero también en contra deberían favorecer el crecimiento futuro de EE. UU. consolidando una economía que sigue liderando el ámbito global.

Con relación a una de las medidas más cuestionadas como es la aplicación de nuevos aranceles, tenemos que destacar que Trump ya llego a decir en su campaña que “los aranceles son el mejor invento que existe” anticipando un 60% a China y un 10% al resto del mundo. Estas declaraciones no están exentas de cierta razón. De un tiempo a esta parte el partido republicano está concienciando a los mercados que los “aranceles tienen que ser recíprocos” entre los países, o lo que es lo mismo, cualquier país puede comerciar con Estados Unidos, pero siempre con aranceles similares. Por lo tanto, o sube uno o baja otro. La situación de partida actual refleja que los productos norteamericanos exportados al resto del mundo soportan un arancel medio del 6,5%, mientras que los productos importados por EE. UU. solo se ven gravados por un arancel medio del 3%. De ahí esa desigualdad matemática y preocupación técnica que muestra el nuevo presidente Donald Trump.

Este nuevo escenario comercial podría afectar negativamente a la zona euro, restándole un 0,7% al PIB futuro. Pero, al mismo tiempo, también podría ser positivo dado que debería abrir una nueva estrategia negociadora entre los países para poder evitar una guerra comercial que no llevaría a ningún lado. Según fuentes europeas, una salida que podría suavizar esta situación seria un cambio de proveedor de gas para los europeos, sustituyendo a Rusia por compras a EE. UU. Por otro lado, Trump también ha llegado a proponer que estará exenta de arancel toda empresa no americana que produzca en su país. Por lo tanto, soluciones van apareciendo y seguro que se alcanzan soluciones.

Pero al final volvemos al principio, todo está por ver. Los EE. UU. que se encuentra Donald Trump hoy en día no son los mismos que había en su anterior mandato en el 2016. Hoy el déficit público alcanza el 7% frente al 3% de su primer mandato. La deuda pública está en el 100% del PIB frente al 76% del 2016. Por lo tanto, Trump necesita dinero.

Ante estas expectativas los mercados registran una mayor volatilidad que la habitual. Dentro de la incertidumbre que estamos viviendo, los operadores están apostando por una cierta continuidad en los tipos de interés en EE. UU. y un dólar USA fuerte. Puede que tengan razón si tenemos en cuenta otra serie de factores que están afectando a su comportamiento, como son: a) recrudecimiento de las tensiones geopolíticas; b) convocatoria de elecciones en Alemania para febrero 2025; c) dificultades de convivencia en la coalición de gobierno en Francia; d) fría evolución de la economía global y sobre todo de la europea con un fuerte deterioro en los PMI tanto manufactureros como del sector servicios.

Las siguientes fechas clave serán el 12 de diciembre con la reunión del BCE que podría bajar entre 25 y 50 pb el tipo oficial de interés hoy en día en el 3,40% y el 18 de diciembre con la reunión de la Reserva Federal norteamericana, para la cual las probabilidades de un recorte de 25 pb para situarlo en el 4,50% están al 60%.  El 20 de enero tomará posesión Donald Trump. El 23 de febrero serán las elecciones en Alemania con el temor de la irrupción de los partidos antieuropeos. También seguiremos analizando la evolución de los datos macro que se vayan publicando. Por lo tanto, concluimos que el comportamiento de los mercados va a seguir siendo complicado. Seguimos considerando que la gestión del riesgo financiero sigue siendo fundamental para limitar el impacto de la volatilidad e incertidumbre existente en el balance y cuenta de resultados de las compañías que se vean afectadas.


Resumen

Cada mes que pasa los mercados se sorprenden con nuevos acontecimientos reaccionando de una forma desproporcionada. Esta vez el factor desencadenante ha sido la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas del pasado 5 de noviembre. Su clara victoria, más holgada de lo esperado, tanto en el ámbito ejecutivo como legislativo y probablemente judicial, abre la puerta a posibles decisiones económicas, financieras y fiscales que claramente van a alterar el comportamiento de los mercados y las perspectivas de la mayoría de los países.

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La gestión del riesgo financiero sigue siendo fundamental para limitar el impacto de la volatilidad e incertidumbre existente en el balance y cuenta de resultados de las compañías que se vean afectadas.