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El reto del CFO ante el fraude en la información no financiera

Los aspectos ESG y la gestión de los mismos tienen una importancia clave en la organización y en cómo esta es percibida por sus stakeholders.

Los aspectos ESG se han convertido en una de las prioridades de las organizaciones y tanto la gestión como la comunicación de estos riesgos pueden influir en la interacción de inversores, consumidores, trabajadores y otras terceras partes con la organización.

De hecho, según la encuesta Global Institutional Investors Survey 2021, elaborada por EY, el 90% de los inversores aseguran que ahora tienen mucho más en cuenta los factores ESG en sus decisiones de inversión que antes de la pandemia. Sin embargo, es necesario valorar si existe la posibilidad de fraude relacionado con los asuntos no financieros.

A continuación, realizamos una aproximación a la información no financiera o relativa a los aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) desde la perspectiva del riesgo de fraude con el objetivo de analizar si existen los condicionantes para que se puedan producir dichos fraudes y, si así fuera, dónde y cómo podrían ocurrir.

¿Existen los condicionantes para que se puedan producir fraudes en las organizaciones en relación con estos factores ESG?

Para responder a esta pregunta tenemos que analizar los factores ESG desde lo que en el ámbito de gestión de riesgos de fraude se conoce como el Triángulo de Fraude, es decir, los factores que pueden llevar a una persona o entidad a cometer un fraude:

a)     Incentivo o presión:

La importancia del ESG en las organizaciones ha motivado la existencia de un deseo de ser sostenibles, con el riesgo asociado de cuando no es posible conseguir esa sostenibilidad con las prácticas adecuadas, se intente conseguir a través del engaño.

Dos términos, de reciente acuñación, reflejan esta situación:

  • Greenwishing:  el deseo de tener actividades cuyo impacto en el medio ambiente sea cada vez menos dañino e incluso neutro.
  • Greenwashing:  el proceso de transmisión de información falsa o engañosa de una empresa o su producto para que parezcan respetuosos con el medio ambiente.

b)     Oportunidad

La información relativa a ESG, es todavía una información novedosa que lleva poco tiempo entre nosotros y, por tanto, los datos pueden ser complejos, difícilmente medibles o comparables o heterogéneos. Los índices de referencia también son limitados; en ocasiones se centran en aspectos cualitativos y pueden contar con una falta de orientación a la hora de contextualizar la información.

Además, los entornos de control están en un grado de maduración aún inferior al de la información financiera y por tanto están sujetos a mayores riesgos.

c)     Racionalización

La falta de percepción del fraude quizá no sea tan clara a la hora de dar datos no monetarios o no financieros, tales como emisiones, reducción de consumo de energía, o de afirmaciones genéricas tales como “vamos a ser netos en emisiones de CO2 en 2050”.

En definitiva, si se atiende a estos tres factores, se puede concluir que existen condiciones para que se puedan producir fraudes en las organizaciones en relación con los aspectos ESG.

En este sentido hay que destacar que los reguladores están cada vez más vigilantes y dedican cada vez más recursos a observar los asuntos ESG. Por ejemplo, la SEC (U.S. Security and Exchange Commission) ha creado un comité especial focalizado en los asuntos relacionados con cambio climático y ESG (SEC Announces Enforcement Task Force Focused on Climate and ESG Issues).

¿Dónde y cómo se podrían producir los fraudes asociados a los aspectos ESG?

Como cualquier tipo de fraude, pueden ser cometido dentro o fuera de la organización.

El fraude interno sería aquel cometido por alguien dentro de la organización encargado de gestionar información relativa con los aspectos ESG.

Sin menoscabar la importancia del fraude interno, una de las características del fraude en los factores ESG es la gran importancia que tiene el fraude externo, que es el cometido por terceras partes de la organización, pero que tienen impacto en los aspectos ESG de la propia organización. Esto es así por la interdependencia del ecosistema empresarial en los sistemas de producción.

Ninguna organización es autosuficiente y todos los bienes y servicios que se producen están en mayor o menor medida vinculados a su cadena de suministro, es decir, vinculado a sus proveedores y a sus respectivas cadenas de suministro. Por tanto, cualquier fraude en la cadena de suministro puede tener consecuencias en los factores ESG de las corporaciones.

Por ejemplo, cuando una organización está afirmando que los productos que vende son realizados con prácticas sostenibles, ecológicas, no contaminantes, etc., tiene que asegurase también que la cadena de suministro asociada a esos productos cumple con esas prácticas, ya que la organización es responsable del producto que ofrece al consumidor.

¿Qué tipología de fraudes se pueden producir en el entorno ESG?

Los esquemas tradicionales de análisis de fraude son perfectamente aplicables al entorno ESG, corrupción (externa e interna), apropiación indebida de activos y manipulación de información financiera y no financiera, tal y como recoge el esquema tradicional del árbol de fraude utilizado por ACFE (Association of Certified Fraud Examiners).

De este modo, la tipología de corrupción, en la que se incluyen sobornos o gastos de hospitalidad excesivos, podría ocurrir en el entorno de obtención de permisos medioambientales, declaraciones de impacto ambiental o en el entorno de vigilancia y supervisión de los proveedores de la cadena de suministro.

En cuanto a la tipología de apropiación indebida de activos, esta podría ocurrir en el ámbito de donaciones realizadas a terceras partes, si no son gestionadas de la manera adecuada.

Para el caso de la tipología de fraude de información financiera, la casuística también es amplia y por ejemplo podría darse en lo relativo a la información sobre activos tangibles medioambientales y la homogeneidad en cuanto a los objetivos de la organización para la reducción de emisiones de CO2 y su potencial impacto en la vida útil de los activos tangibles actuales.

En cuanto a la tipología de fraudes relacionados con información no financiera (desde informes hasta etiquetado de productos), el espectro de potenciales fraudes es muy amplio y abarca, entre otros, fraudes relacionados con afirmaciones no ciertas relativas a la procedencia de los bienes y servicios; las condiciones en las que se han realizado los mismos; o los indicadores de ESG, reducción de emisiones, consumo de agua, uso de porcentajes de energía renovables.

Los reguladores ya están iniciando investigaciones sobre presuntos fraudes en relación con los aspectos ESG y cada vez son más comunes las noticias sobre las consecuencias asociadas, multas y pérdida de reputación.

En resumen, los aspectos ESG y la gestión de los mismos tienen una importancia clave en la organización y en cómo la organización es percibida por sus stakeholders.

Esta importancia lleva asociada la aparición de factores de riesgo que crean un entorno propicio para la comisión de fraudes y las empresas deben prestar especial atención a su cadena de suministro para evitar riesgos añadidos.

Resumen

5Según la encuesta Global Institutional Investors Survey 2021, elaborada por EY, el 90% de los inversores aseguran que ahora tienen mucho más en cuenta los factores ESG en sus decisiones de inversión que antes de la pandemia. Sin embargo, es necesario valorar si existe la posibilidad de fraude relacionado con los asuntos no financieros. Todo esto lleva asociado la aparición de factores de riesgo que crean un entorno propicio para la comisión de fraudes y las empresas deben prestar especial atención a su cadena de suministro para evitar riesgos añadidos.

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