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A la espera de los primeros descensos en los tipos de interés, los mercados nos sorprenden con nuevos máximos en los precios de las materias primas


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Se mantiene la volatilidad y la incertidumbre en los mercados

Otro mes más la evolución de la inflación en la mayoría de los países no ha favorecido a los bancos centrales en su intención de iniciar el esperado ciclo de descensos en los tipos oficiales de interés. La normalización de los precios a su senda objetivo del 2% parece que va a necesitar más tiempo del esperado y la evolución de los acontecimientos tampoco está ayudando mucho. Ante esta situación, las expectativas que tenían los analistas desde principios de año de importantes descensos en los tipos parece que se diluyen en el tiempo y se van transformando en meros recortes testimoniales a la espera del 2025.

Ante estas expectativas, hay que destacar que la aplicación de una forma global y sostenida de políticas monetarias de carácter restrictivo está claro que van reconduciendo poco a poco la inflación, pero también están afectando de una forma muy desigual en el comportamiento macroeconómico de la mayoría de los países. De un lado destacan países como EE. UU., en el cual las posibilidades de un aterrizaje suave de su economía parecen cada vez más evidentes, conviviendo con unas tasas de crecimiento e inflación más elevadas de lo esperado. De otro lado, otros países más rezagados como la zona euro, en los cuales la incertidumbre y la pérdida de confianza dan como resultado tasas de crecimiento prácticamente nulas y una inflación tendente a su objetivo. Por lo tanto, son dos escenarios totalmente diferentes que permitirán soluciones o decisiones diferentes. En EE. UU. es probable que la inflación tarde en bajar y la tasa de crecimiento aguante más de lo esperado, permitiendo que el posible recorte de los tipos de interés se retrase hasta los últimos meses de este año. Con relación a la zona euro la situación es diferente, las dificultades económicas empiezan a pesar sobre la inflación. Países como Alemania o Francia tienen tasas de crecimiento negativo o cero. La desigualdad interna es evidente entre los países del norte y los del sur. La reactivación económica es necesaria y el control de los precios y salarios es superior. Ante esta situación no se descarta que el próximo 6 de junio el BCE recorte por primera vez el tipo oficial en 25 pb para situarlo en el 4,25%.

Si bien parece que hay cierta unanimidad en relación con el futuro de los tipos interés, que antes o después acabaran bajando de forma global, también tenemos que mencionar que se detecta una cierta preocupación por las perspectivas macroeconómicas 2024 – 2025, periodo en el que la economía mundial probablemente crecerá por debajo del 3% y los países más desarrollados entre el 0,5% y 2,0%. Este enfriamiento económico se podría explicar a través del deterioro que se empieza a observar en las principales palancas que han sustentado el crecimiento desde el 2022 y que podrían tener a partir de ahora un menor potencial de apoyo. El consumo privado se va agotando al ritmo que disminuye la tasa de ahorro. También se empieza a observar cierto agotamiento en la creación de empleo. La inversión no se reactiva ante los altos costes financieros y que cada vez surgen nuevos factores geopolíticos que alteran el consumo y los mercados. Sin embargo, por el lado positivo hay que destacar que los indicadores adelantados PMI empiezan a recuperar desde los mínimos alcanzados, que poco a poco se va normalizando el comercio internacional y, por último, los hogares muestran un menor grado de endeudamiento. Por lo tanto, no sería de extrañar que las perspectivas de crecimiento económico mundial para el periodo 2024 - 2025 sean más frías, pero en línea con lo esperado.

Sin embargo, en las últimas semanas ha irrumpido un nuevo factor que puede alterar las expectativas económicas mencionadas y sobre todo a la inflación en el corto/medio plazo. Este factor es el desequilibrio existente en los precios de las materias primas que están cotizando, en la mayoría de los casos, máximos no vistos en los últimos años. Fundamentalmente los precios del brent y los metales.

El Brent ha llegado a cotizar en niveles cercanos a 90 $/barril ante los problemas geopolíticos internacionales y el intento de la OPEP de encarecer el precio de su producto. No obstante, la mejoría observada en el saldo de inventarios en EEUU, que según las EIA al cierre de abril han aumentado por 7,3 millones de barriles para situarse en 460,9 millones de barriles, unido a la presión de las autoridades norteamericanas para llevar el precio del brent temporalmente por debajo de 80$/barril con el objetivo de poder recomponer su fondo estratégico de reservas, que está bajo mínimos, permite considerar que el precio actual del brent es temporal y que su normalización se debería mantener entre 75 y 85 $/barril.

Con relación a los metales, también cotizan nuevos máximos encareciendo de una forma clara los costes de producción de la mayoría de las empresas afectadas. Según la mayoría de analistas, esta inesperada situación está motivada tanto por factores ordinarios como extraordinarios. En relación con estos últimos destaca la actuación de fondos de inversión y resto de especuladores que, al cubrir posiciones cortas de carácter especulativo que mantenían, han generado una importante demanda alterando el comportamiento de los precios. Esta situación debería tener un impacto limitado en el tiempo sobre la demanda y volver a una situación de más equilibrio en los precios. Sin embargo y desde el punto de vista ordinario, los analistas siguen considerando que la presión sobre los precios de los metales seguirá existiendo ante la evidencia de los siguientes factores:

  • Mejores perspectivas para la demanda de metales por parte de China. Nuevo programa del gobierno chino para reactivar el sector inmobiliario.
  • Síntomas de recuperación en el sector manufacturero global en función de los datos que se desprenden de los PMI.
  • Incremento del gasto e inversión en infraestructuras, construcción y defensa a nivel global. Impacto factores geopolíticos.
  • Mayor demanda del sector de la energía renovable y electricidad. Transición energética.
  • Incremento de demanda del sector del automóvil.
  • Mayor demanda para el desarrollo de centros de datos para la Inteligencia Artificial.
  • Aumento temporal en la reposición de inventarios ante el temor que en el medio plazo la oferta no cubra la demanda.
  • Síntomas de debilidad del dólar USA en los mercados. Tendencia a la baja de los tipos de interés.

Todos estos factores alteran los precios de la mayoría de las materias primas y esta situación podría también afectar a las perspectivas de control de la inflación. Este nuevo escenario puede hacer “dudar” a los bancos centrales en sus decisiones sobre el futuro a la baja de los tipos de interés. No obstante, parece claro que, antes o después, los precios de las materias primas tienen que ajustarse y alcanzar el equilibrio. Sin embargo, parece estar descartado que los precios caigan por debajo de la media soportada desde principios del 2023.

Como conclusión, se mantiene la volatilidad y la incertidumbre en los mercados. Una adecuada gestión de los riesgos debe limitar el impacto de estas variables en las cuentas de PyG y balances de las compañías.


Resumen

La evolución de la inflación en la mayoría de los países no ha favorecido a los bancos centrales en su intención de iniciar el esperado ciclo de descensos en los tipos oficiales de interés. La normalización de los precios a su senda objetivo del 2% parece que va a necesitar más tiempo del esperado y la evolución de los acontecimientos tampoco está ayudando mucho. Ante esta situación, las expectativas que tenían los analistas desde principios de año de importantes descensos en los tipos parece que se diluyen en el tiempo y se van transformando en meros recortes testimoniales a la espera del 2025.


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