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Cinco prioridades para generar confianza en materia de ESG

Informe "El emergente ecosistema de información sobre sostenibilidad"

El “movimiento ESG” (Environmental, Social and Governance) se encuentra en un momento decisivo. El interés de los inversores por estos criterios ha crecido exponencialmente hasta alcanzar niveles históricamente altos, impulsados por la presión regulatoria, las demandas de las nuevas generaciones (millennials y Generación Z) y del foco social y mediático sobre estos temas.

Sin embargo, la materia de ESG es tan amplia que, en este momento, se hace necesario “hablar de lo mismo” para poder comparar y medir. No podemos olvidar que, mientras que en la información financiera lo que se mide (ingresos, cash flow, ebitba, amortizaciones, etc.) es idéntico y comparable entre sí, en materia no financiera o de sostenibilidad/ESG, no sucede lo mismo por diferentes motivos. Cabe preguntarse por qué en este ámbito no es fácil la comparabilidad y merece la pena analizar los motivos.

Por una parte, porque el propio concepto aún genera muchos debates académicos. ESG, Sostenibilidad, Responsabilidad Social Corporativa, Negocio Responsable, etc. ¿Son lo mismo? Digamos que, aunque estos conceptos tienen matices propios, todos ellos trabajan en un mismo territorio, el de la gestión de riesgos y oportunidades asociados al desarrollo económico, social y ambiental.

Por otra, porque a pesar de que ya hay índices e instrumentos internacionales que han avanzado mucho (GRI, TFCD, SABS, IFRS, etc.) todavía no hay un patrón común y global que permita entender qué se incluye dentro de los aspectos ambientales, sociales o de gobernanza. Esto no solo es importante desde el punto de vista conceptual sino, sobre todo, desde la posible asignación de fondos, tanto en la inversión como en la financiación de deuda o de circulante (no hay más que recordar las diferentes taxonomías, las calificaciones de estos criterios, los datos, y las capacidades de modelización subyacentes).

Además, son muchos los actores que conforman lo que definimos como “ecosistema de la información sobre sostenibilidad”: desde inversores, consejos de administración, directivos, empleados y miembros de la sociedad civil, hasta proveedores de calificaciones, auditores, reguladores, y responsables políticos. Actualmente, dentro de este grupo no existe un acuerdo unánime sobre qué incluyen los criterios ESG, así como tampoco sobre cómo aplicar las métricas acordadas y cuál es la mejor manera de utilizar los datos disponibles.

Pero, sobre todo, vemos que desde diferentes entornos se ha avanzado mucho en paquetes regulatorios para equilibrar la información no financiera a la financiera. En Europa estamos, en este momento, inmersos en la aprobación de la propuesta de Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD)y de los European Sustainability Reporting Standards”, que se han elaborado por el EFRAG para desplegar la Directiva. En Estados Unidos, por su parte, la Stock Exchange Commission (SEC) también ha avanzado en esta dirección, con la publicación del documento The Enhancement and Standardization of Climate-Related Disclosures for Investors“. Existe un amplio apoyo a la creación de una norma mundial sobre la presentación de informes de sostenibilidad y a la creación de una mayor conexión entre las finanzas y los criterios ESG, que bien podría estar “incubándose” en la creación del International Sustainability Standards Board (ISSB) por parte de la Fundación de las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS).

Por tanto, y a la luz de todo este marasmo, en este artículo, destacamos cinco áreas de interés que, cuando se abordan en todo el ecosistema de la información sobre sostenibilidad, pueden ayudar a conseguir que la presentación de información ESG sea útil para la toma de decisiones y genere una mayor confianza. Y es que no podemos olvidar que la abrumadora mayoría de los inversores (89%) encuestados en el último EY Global Institutional Investor Survey afirmaron que les gustaría que los informes sobre los resultados en materia ESG, medidos según un conjunto de normas coherentes a nivel mundial, se convirtieran en un requisito obligatorio para todas las empresas y organizaciones.

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Informe "El emergente ecosistema de información sobre sostenibilidad"

Cinco temas a los que prestar atención en el ecosistema de información sobre sostenibilidad

Acciones clave para avanzar hacia una información de sostenibilidad fiable y útil para la toma de decisiones

Aunque cada vez hay más conexiones entre los ecosistemas de información financiera y de sostenibilidad, existen otros factores entre los que se incluyen, aunque no exclusivamente, los proveedores de datos y calificaciones ESG no regulados, la sociedad civil, los inversores activistas, y los empleados.

El ecosistema de información sobre sostenibilidad pretende servir a dos grupos principales de inversores: los que se centran en el riesgo financiero, es decir, los que buscan información material relacionada con el impacto financiero en una empresa de los factores relacionados con la sostenibilidad; y los que se centran en el impacto social, es decir, los que buscan información sobre el impacto de la empresa en su entorno externo (incluidas las personas, las comunidades, el medio ambiente y la sociedad).

En ese contexto, para satisfacer mejor las necesidades de los inversores que buscan datos ESG útiles, los integrantes del ecosistema de información sobre sostenibilidad deben generar confianza y mejorar la colaboración. Un nuevo estudio de EY, The emerging sustainability information ecosystem, ha identificado cinco áreas de interés para apoyar este objetivo:

1.   Aumentar la transparencia de los indicadores compuestos

Los indicadores compuestos se encargan de puntuar a las empresas en una amplia gama de cuestiones ESG, en el que cada de estas tiene un peso diferente dentro de la calificación general. Por ello, uno de los retos a los que se enfrentan las empresas es que las calificaciones ESG no sirven de utilidad a los inversores interesados en el impacto social, ya que se ponderan en función de la materialidad financiera.

Cada uno de los mayores proveedores de calificaciones ESG utiliza un enfoque de materialidad financiera distinto para desarrollar estos ratings. Además, la falta de transparencia sobre la ponderación de los temas ESG reduce claridad y la utilidad de las decisiones.

Por otro lado, el enfoque compuesto presenta otros retos, como es la falta de consenso sobre las definiciones y las metodologías de cálculo. Esta situación dificulta el análisis riguroso de los resultados medioambientales de una organización. Por todo ello, los inversores deben ser conscientes de estas distinciones, limitaciones de medición y variaciones.

2.    Aumentar la comprensión de los distintos usos de la información sobre sostenibilidad

La información sobre sostenibilidad puede servir para dos propósitos: evaluar el riesgo financiero y evaluar el impacto social. Estos usos no son mutuamente excluyentes, pero se confunden fácilmente.

Hasta la fecha, el ecosistema de información sobre sostenibilidad ha evolucionado para satisfacer las expectativas de las partes interesadas, enfocadas principalmente en la evaluación del riesgo financiero. Sin embargo, una encuesta en 2020 reveló que el 71% de los inversores individuales, a nivel mundial, quieren tener un impacto social positivo como parte de sus objetivos de inversión. Todo ello se traduce en un impulso de las inversiones en ESG y una mayor prioridad a las consideraciones sociales y morales.

De esta manera, aunque existen solapamientos entre las principales motivaciones en materia de ESG, todavía es necesario aclarar los distintos casos de uso de la información sobre sostenibilidad.

3.    Establecer condiciones que garanticen la aplicación de la norma

La información sobre sostenibilidad y todos los actores que lo componen deben contar con una garantía externa solida e independiente, para así conseguir un cumplimiento de las regulaciones establecidas. Estados Unidos y la Unión Europea ya están estudiando la posibilidad de imponer requisitos de garantía a las normas de divulgación de la sostenibilidad.

Por otro lado, a medida que aumente la demanda de assurance, será fundamental que los actores del ecosistema de la información sobre sostenibilidad reconozcan y se adhieran al concepto de gestión de riesgos conocido como las “tres líneas de defensa”. Estas líneas están ampliamente reconocidas como críticas para crear confianza y mantener un sistema de información riguroso que proporcione información precisa e imparcial.

4.    Desarrollar taxonomías comparables e interoperables

Para lograr una verdadera transparencia y comparabilidad en la información sobre sostenibilidad, las jurisdicciones necesitan taxonomías basadas en principios complementarios. Las taxonomías son sistemas que determinan qué actividades económicas deben considerarse sostenibles. De esta manera, ayudan a despejar la confusión sobre lo que se considera sostenible y lo que no lo es. En este momento, hay más de 20 taxonomías en fase de aprobación en el mundo.

La Unión Europea ya ha comenzado a avanzar considerablemente en el desarrollo de taxonomías. Con el “Pacto Verde Europeo” la Unión pretender aumentar sus inversiones sostenibles para conseguir que Europa sea neutra, desde el punto de vista climático, en 2050. Asimismo, la UE también está trabajando con China en una taxonomía de terreno común.

5.    Reducir las barreras de entrada para las entidades procedentes de economías emergente

Las economías emergentes representarán una gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo en 2050. Sin embargo, tienen menos capacidad de adaptación a los impactos del cambio climático en comparación con otros mercados. Debido a su ubicación, también es probable que estén más expuestas a acontecimientos graves relacionados con el clima.

La ausencia de datos exhaustivos sobre sostenibilidad en las economías emergentes apunta a la necesidad de reducir las barreras para que los participantes del mercado en estas economías divulguen información de sostenibilidad. No se trata de abogar por normas diferentes, que podrían ser contraproducentes, sino de proporcionar una mayor asistencia técnica y compromiso con las economías emergentes en el ecosistema de la información sobre sostenibilidad.

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Informe "El emergente ecosistema de información sobre sostenibilidad"

Próximos pasos para las empresas, los responsables políticos y los inversores

Es fundamental que todas las partes interesadas participen tanto en el proceso político como en las iniciativas impulsadas por el mercado.

El movimiento ESG está aún en sus inicios y es necesario trabajar mucho más para fomentar la colaboración abierta y la creación de confianza. No obstante, los responsables políticos, que son los encargados de establecer normas y regulaciones, ya están dando pasos importantes para definir y regular la información que buscan los inversores en materia ESG. Al mismo tiempo, los participantes en el mercado están colaborando de nuevas formas para desarrollar soluciones innovadoras de información y modelización de datos.

A medida que estos esfuerzos avanzan, es fundamental que todas las partes interesadas participen tanto en el proceso político como en las iniciativas impulsadas por el mercado y que hagan oír su voz. Las acciones que hemos explorado son una contribución a estos esfuerzos y subrayan por qué la creación de alianzas y la forja de la colaboración es asunto de todos.


Resumen

El “movimiento ESG” (Environmental, Social and Governance) se encuentra en un momento decisivo. El interés de los inversores por estos criterios ha crecido exponencialmente hasta alcanzar niveles históricamente altos, impulsados por la presión regulatoria, las demandas de las nuevas generaciones  y del foco social y mediático sobre estos temas. En este artículo, destacamos cinco áreas de interés que, cuando se abordan en todo el ecosistema de la información sobre sostenibilidad, pueden ayudar a conseguir que la presentación de información ESG sea útil para la toma de decisiones y genere una mayor confianza.


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