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Donald Trump: un nuevo protagonista en los mercados y en la economía global.

Transcurrido un mes del año 2025 tanto la incertidumbre como la volatilidad siguen siendo las principales variables que están alterando el comportamiento de los mercados financieros y la economía en general. 

Sorprendentemente cada vez hay más factores a tener en cuenta, generándose diferentes posibilidades o escenarios futuros que podrían dificultar la consecución de los principales objetivos macroeconómicos que tienen pendientes la mayoría de los países. Los factores para tener en cuenta por ahora este año serían, entre otros los siguientes:

  • Impacto en la economía global de la presidencia de Donald Trump en EE. UU.
  • Perspectivas de la inflación y de los tipos de interés
  • Evolución del mercado de materias primas y energía
  • Dificultades económicas y políticas por la que atraviesa la Zona euro. Sobre todo, Alemania y Francia
  • Evolución de la economía china y de los países emergentes
  • Evolución de los ratios globales de inversión y consumo
  • Mayores dificultades en las relaciones comerciales internacionales. Aranceles y proteccionismo
  • Deterioro de las cuentas públicas. Mayor control de la evolución del déficit público y deuda pública
  • Evolución de los conflictos geopolíticos actuales y los nuevos que puedan ocurrir
  • Continuidad de un dólar USA fuerte en los mercados frente a sus principales contrapartidas. Euro débil

Para la mayoría de los analistas el 2025 era el año en el cual se podrían culminar o alcanzar tres objetivos fundamentales a nivel global: a) control de la inflación al 2%; b) culminación de la tendencia a la baja de los tipos de interés y c) logro del aterrizaje suave para la mayoría de las economías. Sin embargo, el nuevo protagonismo que está empezando a tener Donald Trump en la economía parece que va a dificultar el logro de estos objetivos ante los posibles efectos negativos de las nuevas políticas que quiere ejecutar al amparo de la defensa de los intereses de EE. UU.

Donald Trump, tras su nombramiento como 47 presidente de EE. UU., bautizó el 20 de enero de 2025 como el "Día de la Liberación" llegando a declarar que "Dios me salvó del último atentado para hacer Estados Unidos grande otra vez". A partir de este momento, una ola de más de un centenar de ordenes ejecutivas o decisiones políticas han entrado en vigor abarcando diferentes pilares de su política, destacando su cruzada anti migratoria, la guerra comercial, la energía (con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París), la decisión de abolir el Green New Deal que planteaba la descarbonización de la economía estadounidense en los próximos 10 años, también el adelgazamiento del gobierno federal, la congelación de contrataciones y eliminación de protecciones laborales o el teletrabajo, así como poner fin a cualquier programa gubernamental que promueva la diversidad, la equidad y la inclusión y, sobre todo, en su interés de la destrucción de gran parte del legado de Joe Biden.

En lo que respecta a la política comercial, el nuevo presidente ordenó la creación de un Servicio de Recaudación Externa para la gestión de aranceles y derechos. También instruyó a las agencias federales a investigar prácticas comerciales desleales de países como China, México y Canadá, además de realizar una evaluación completa de la base industrial y manufacturera de Estados Unidos para garantizar su sostenibilidad y seguridad nacional. Por último, el presidente también anunció la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), argumentando que la institución no ha cumplido con sus objetivos en la gestión de crisis globales.

De todo este conjunto de medidas, las que más afectan a los mercados financieros y a la macroeconomía son las que hacen referencia a la política comercial y arancelaria norteamericana, dado que esta fórmula de proteccionismo claramente va a dificultar las relaciones comerciales internacionales.

Hoy en día no tenemos constancia de nuevas órdenes ejecutivas sobre aranceles. Si hay anuncios sobre un arancel del 25% a Méjico y Canadá. También una recomendación a Europa para comprar gas y petróleo a EE. UU. y así evitar nuevos aranceles. Por último, todo tipo de especulaciones con China, siendo la última noticia el inicio de conversaciones entre los dos gobiernos para alcanzar algún acuerdo comercial valido a las dos partes. 

Lo que está claro es que la aplicación de aranceles podría tener un efecto negativo en la propia economía norteamericana, provocando un claro aumento de la inflación, probable descenso del consumo y la continuidad no deseada de los tipos de interés por encima del 3,5% - 4%. Dando lugar a un menor crecimiento que podría caer hasta el 2% - 2,5% desde el 3% actual. Por otro lado, también encarecería el coste de la deuda norteamericana en un año que vencen y tienen que renovar 9 billones de dólares USA en títulos a diferentes plazos.

El impacto de nuevos aranceles en la Unión Europea también podría ser muy negativo poniendo en riesgo las tasas de crecimiento de países como Alemania, Italia o Francia ya sumidos en una fase peligrosa de estancamiento económico. Estos aranceles afectarían sobre todo al sector manufacturero y podrían situarse entre un 10% y 20%. Según Eurostat, las exportaciones de Alemania a EE. UU. alcanzan los 157.700 millones de euros. Italia 67.266. Francia 43.892 y España 18.904. De aplicarse este arancel, la CaixaBank Research considera que el impacto restaría un 2,5% al PIB alemán, 2,1% al de Italia, 1,2% al de Francia o un 1,1% al de España. Para el conjunto de la UE el impacto sería del 2,3%. Por lo tanto, es una situación preocupante para Europa.

Está claro que estamos a la expectativa de la evolución de los acontecimientos y no podemos olvidar que Donald Trump tiene mayoría en el Congreso y en el Senado, lo cual le permite tomar las medidas que considere oportuno. Sin embargo, la renovación de estas dos cámaras será en noviembre 2026. De ahí las posibles prisas que tenga hoy en día para evitar problemas futuros.

Mientras tanto, la economía norteamericana sigue dando muestras de solidez, manteniendo una tasa de crecimiento por encima del 3%, una inflación que le cuesta bajar del 2,9% y pleno empleo en el 4,1%. Ante la incertidumbre actual, la Reserva Federal no parece muy convencida de seguir bajando los tipos de interés, hoy en día dentro del rango 4,25% - 4,50%.

La Zona euro sigue mostrando problemas de crecimiento lastrada por el estancamiento de economías del norte de Europa lideradas por Alemania. La tasa de crecimiento del 2025 podría alcanzar el 1% con una inflación al 2,4% y una tasa de paro en el 6,3%. Es previsible que los tipos de interés sigan bajando desde el 3% actual hasta niveles cercanos al 2%. Hay que destacar que la situación en Alemania es preocupante registrando por segundo año consecutivo crecimiento negativo. 2023 -0,3% y 2024 -0,2%. Las perspectivas son complicadas con elecciones generales el próximo 23 de febrero.

China nos ha sorprendido con un crecimiento del 5,4% en el 4Q para un total del 5% en el 2024. A pesar de su comportamiento irregular ante el impacto de su crisis inmobiliaria y el descenso del consumo y la inversión, el paquete económico de apoyo aprobado el pasado mes de septiembre por 240.000 millones de dólares USA, parece haber tenido su impacto positivo al cierre de ejercicio. Este año va a depender de la evolución de sus relaciones con EE. UU.

Por último y con relación a los mercados de divisas, el dólar USA sigue mostrando síntomas de fortaleza llegando a cotizar máximos en 1,0175 por euro no descartándose que vuelva a cotizar la paridad en el corto plazo. No obstante, esta todo por ver. Un dólar fuerte es tan malo como un dólar débil. Desde un punto de vista técnico el rango de fluctuación más cómodo para la paridad USD/EUR debería situarse entre 1,0200 – 1,1200..


Resumen

Transcurrido un mes del año 2025 tanto la incertidumbre como la volatilidad siguen siendo las principales variables que están alterando el comportamiento de los mercados financieros y la economía en general. Sorprendentemente cada vez hay más factores a tener en cuenta, generándose diferentes posibilidades o escenarios futuros que podrían dificultar la consecución de los principales objetivos macroeconómicos que tienen pendientes la mayoría de los países. 

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