A pesar de la significativa desaceleración registrada en la captación de fondos para infraestructuras en 2023, de cara a 2024 las perspectivas son mucho más halagüeñas, con 35.700 millones de dólares ya captados durante el primer trimestre de este año, frente a los 6.500 millones en el mismo periodo del año anterior. Se trata de un mercado que, a pesar de todo, se mantiene resistente y que, a nivel global, está valorado en unos 11 billones de dólares (datos de 2023), con una tasa anual de crecimiento CAGR (Compound Annual Growth Rate) estimada cercana al 6% hasta 2028. Todo ello, gracias a los nuevos proyectos y los que están en curso, al desarrollo sostenible y a la integración tecnológica.
Los inversores globales, atentos a una evolución favorable de los tipos de interés, son optimistas y un 41% planea este año comprometer más capital en infraestructura privada en los próximos meses, un porcentaje que supera el 35% del año anterior, según datos de Preqin.
Entre las dinámicas de recaudación de fondos de inversión en infraestructuras, el informe de EY destaca la acumulación del denominado dry powder, especialmente en América del Norte y Europa, lo que representa tanto oportunidades como desafíos, y su despliegue eficiente será fundamental en los próximos meses. También señala la deuda global en infraestructura, que representó casi el 20% de todos los fondos recaudados en el sector en 2023 y aunque en ese año las estrategias de renta variable en este sector no fueron tan atractivas, se prevé una reactivación en los mercados que impulse los rendimientos al alza.
Además, en este entorno de alto rendimiento a largo plazo, los fondos favorecen las estrategias de inversión que satisfagan sus requisitos de mayor rentabilidad en el sector. Las estrategias conocidas como core plus y value added han aumentado en el último año, y es probable que continúen haciéndolo en un futuro próximo, ya que los perfiles de riesgo-rendimiento son los que mejor se adaptan a las preferencias de los inversores en el panorama actual, según refleja el informe.
Así, por regiones, América del Norte y Europa se han convertido en destinos preferidos para las inversiones en infraestructuras tras la pandemia, con un particular crecimiento dentro de los sectores de transporte, renovables e infraestructura digital. El informe anticipa un aumento continuo en estas regiones, impulsado por el apoyo a las políticas y los avances tecnológicos, al tiempo que Oriente Medio está posicionado para protagonizar un papel relevante en la inversión mundial, impulsada por megaproyectos e iniciativas gubernamentales.
Por sectores, la energía y el transporte siguen siendo los más fuertes dentro de las inversiones en infraestructuras, impulsados por el cambio global hacia las fuentes de energía renovables. A corto plazo, es probable que la infraestructura digital sea la fuerza impulsora de las inversiones en infraestructura, especialmente en Europa, donde las conexiones de fibra, las torres de telecomunicaciones y los centros de datos tienen una gran demanda.
Para Javier García Seijas, socio de Estrategia y Transacciones de EY, responsable de Infraestructuras Privadas, “el sector de la inversión en infraestructuras está preparado para un resurgimiento en la actividad de captación de fondos y despliegue en 2024. Su resiliencia, junto a unos indicadores macro favorables y la gestión estratégica de los fondos, lo posiciona en una senda de gran crecimiento para los próximos años. Los inversores pueden aprovechar las oportunidades que surgen del actual entorno y de la continua necesidad de desarrollo de nuevas infraestructuras a nivel mundial, cada vez más sofisticadas, tecnológicas y sostenibles”.
`EY Infrastructure Barometer´: la visión de las infraestructuras en España
El informe de EY recoge, asimismo, los resultados del EY Infrastructure Barometer, una encuesta global realizada a 80 altos ejecutivos, inversores e instituciones financieras sobre el estado y expectativas del sector de la inversión en infraestructuras en España. Un 80% de los consultados señalan haber permanecido activos en este sector en los últimos 4 años, gracias, sobre todo, a la alta calidad de nuestras infraestructuras (para el 24%) y al atractivo de los sectores de energía renovable y transición energética en España (el 22%). Si bien, la incertidumbre regulatoria (62%) o los requisitos administrativos (23%) son señalados como algunas de las principales trabas.
Más de una cuarta parte de los consultados esperan aumentar el número de inversiones en este sector en España, comparado con los últimos 12 meses. Si bien, a pesar de la expectativa de bajada de tipos, el 42% piensa que el balance riesgo/beneficio de invertir en nuestras expectativas está actualmente parcial o totalmente desequilibrado, según recoge el Barómetro de EY.
Además, el 35% identifica el crecimiento orgánico, a través de iniciativas internas, como la principal forma de mejorar el rendimiento de sus operaciones. Al mismo tiempo, las inversiones en infraestructuras en tecnología forman parte de su estrategia para el 29% de los consultados, siendo la IA (33%) y el análisis de datos (18%) los que consideran con mayor potencial. Y más del 60% planea invertir en mayor o menor medida en data centers o biogás en los próximos 12 meses. Siendo los criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) de “muy” a “extremadamente importantes” en su estrategia de inversión para un 72% de los consultados.
Para Luis Gago, socio de Estrategia y Transacciones de EY, “la actividad inversora en infraestructuras en España continuará manteniendo su atractivo de los últimos años, gracias a su elevada calidad y al impulso de la transición energética. La necesidad de mantener y ampliar las actuales infraestructuras y los avances en digitalización y descarbonización, hacen prever una iniciativa inversora creciente y estable. Los inversores deberán medir bien sus estrategias y valorar aquellos subsectores llamados a desempeñar un papel destacado en el futuro, en consonancia con los avances de nuestra sociedad”.
Infraestructuras tecnológicas: el boom de los centros de datos
El informe de EY pone también la lupa en las infraestructuras tecnológicas. El crecimiento exponencial del tráfico global de datos hace prever un crecimiento sustancial del mercado mundial de centros de datos hasta 2031, impulsado por los avances en Inteligencia Artificial, la computación en la nube y la evolución de la demanda del mercado. España emerge como un actor destacado y se estima que alcance más de 600 millones de dólares en ingresos por esta actividad para 2027.
Nuestra industria se divide entre operadores minoristas y mayoristas, que prestan servicios principalmente a áreas metropolitanas como Madrid y Barcelona, junto con centros emergentes como Bilbao. Los operadores mayoristas dominan el mercado, con proyecciones que estiman una capacidad de más de 1.800 MW para 2030.
Las oportunidades de inversión en centros de datos en España pasan por un aumento de la demanda de alojamiento, impulsada por la expansión de los proveedores de servicios en la nube, el crecimiento de los proveedores de contenido, los operadores de telecomunicaciones que mejoran las capacidades 5G y las limitaciones en los principales mercados europeos que conducen a cambios en las cargas de trabajo.
Así, se prevé que la industria de los centros de datos de alojamiento en España pase de los 445 millones de dólares en 2023 a 645 millones de dólares en 2028, lo que supone una notable tasa CAGR del 8%. La colocación minorista domina el mercado, representando el 90 % de los ingresos en 2023, con una tasa CAGR proyectada del 4,34% entre 2023 y 2028. Y la previsión de los ingresos de la colocación mayorista será notable, con una CAGR del 27,42% hasta 2028.
El biogás, un papel destacado con potencial de infraestructuras
El biometano es uno de los gases naturales llamado a desempeñar un papel destacado en el actual proceso de descarbonización auspiciado por la Unión Europea. Sus usos abarcan el mismo espectro que el gas natural de origen fósil, incluida la generación de electricidad, la generación de calor para procesos industriales y consumidores finales y el uso como combustible para vehículos eléctricos y de transporte. Y está llamado a establecerse como un activo diferenciador para la generación de calor en industrias difíciles de reducir, como la metalurgia, el cemento y las industrias químicas.
La compatibilidad del biometano con la desarrollada infraestructura gasista española aumenta significativamente sus posibilidades de expansión en el territorio. España cuenta con una red de gasoductos que supera los 11.000 km, junto con numerosos puntos de almacenamiento, lo que convierte el país en una de las mejores regiones de Europa para el desarrollo del biometano.
En términos de energía disponible, España tiene un potencial significativo para desarrollar su industria de biometano, con niveles de energía accesibles que superan ampliamente los objetivos del PNIEC y del IDAE para 2030. Más del 50% de la energía accesible procedente de fuentes animales se concentra en 12 provincias; las 5 provincias principales tienen energía accesible mayor a 1,75 TWh; y las 7 provincias principales tienen energía accesible mayor a 2,5 TWh. Alrededor del 50% de la energía accesible procedente de fuentes vegetales se concentra en 10 provincias.
La provincia española con más energía accesible es Lérida, con 5,29 TWh, con el 5,5% del total nacional de 95,92 TWh que se distingue notablemente por su energía accesible de origen animal, derivada fundamentalmente de la ganadería porcina, significativamente superior a la de otras provincias del top 10. Esto sitúa a esta provincia como líder, dada su combinación energética de origen animal y vegetal del 60% frente al 40%.
Accede al informe completo, así como al resumen ejecutivo en español.