Identificación de los temas materiales para el ciclo de la inversión
Una de las etapas más complejas en la gestión ESG es determinar la relevancia de las materias y aplicarlas a las distintas fases del ciclo de inversión. En primer lugar, es importante situarnos en el momento de la decisión de inversión y con base en la ambición trazar una ruta hacia:
- Gestión de potenciales riesgos, que podrán venir por el propio sector o bien por el estado de la organización.
- Identificación de oportunidades, que permitan lograr una mejora en el performance de inversión.
- Implementación de los compromisos de la política de inversión (alineamiento y coherencia).
- Capacidad de tratamiento a través del stewardship y las acciones de engagement.
- Relación con las demás posiciones del portfolio.
- Cuestiones asociadas al impacto positivo esperado del producto. Es también importante vincular estas cuestiones a un mercado cambiante y que se enfrenta a grandes desafíos en materia ESG, desde el punto de vista del regulador, el inversor, el rater o incluso la propia competencia.
Todas estas consideraciones juegan un papel clave en la identificación de los asuntos prioritarios, que luego será la guía para aplicar al momento de implementar la due diligence inicial, realizar la gestión durante el período de holding o incluso al momento de valorar un exit.
El engagement activo como el mejor recurso para la creación de valor
Muchos inversores, así como fondos de Private Equity, consideran que la creación de valor reside especialmente en el trabajo que puede realizarse a través de las acciones de engagement. Dicho engagement es el motor del cambio y el catalizador de los esfuerzos.
En la Global Private Equity Survey 2021 se identificó que las organizaciones de Private Equity perciben la buena gobernanza como el principal riesgo ESG ya que las empresas bien gestionadas están mejor equipadas para gestionar el riesgo y aprovechar las oportunidades de negocio. El rendimiento medioambiental es otro de los principales riesgos. Las decisiones que conducen a un mal desempeño ambiental pueden directamente afectar el performance general. Asimismo, a medida que los elementos sociales continúan tomando peso, sobre todo en la economía post-COVID-19, se espera un aumento en los riesgos relacionados con la cadena de suministro, la gestión del talento y los derechos humanos.
La actividad de engagement y diálogo continuo debe priorizar las acciones con el portfolio y alinear los outcomes esperados en cada una de las materias elegidas.
Establecimiento de un marco de reporting adecuado y homogéneo
El concepto de monitorización es clave en la gestión sostenible de una inversión. De esta manera, el progreso mostrado por una organización, su adecuación a los estándares ESG, así como la consecución de los objetivos marcados, son pasos clave no solamente en la propia supervisión que realiza el fondo, sino en el reporte al LP.
La Directiva de Reporting Europea marcó un hito importante en este camino. Así también lo ha hecho el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (Sustainable Finance Disclosure Regulation – SFDR). En el sector, recientemente un grupo de GPs y LPs se han unido para la creación de métricas ESG que logren avanzar hacia un modelo más homogéneo.
Junto a la ambición, la definición de una estrategia con objetivos claros, el reporting -tanto histórico como prospectivo- informa a un sector en el que los datos constituyen una pieza fundamental. Datos que fluyan de manera vertical y horizontal y puedan ser la prueba de la creación de valor.