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El PERTE de descarbonización y su impacto sobre la competitividad industrial


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El PERTE de descarbonización puede suponer un claro estímulo para promover la competitividad de nuestra industria.

El Consejo de ministros ha aprobado el martes la Adenda al Plan de Recuperación para su remisión a la Comisión Europea, con el fin de movilizar 10.300 millones de euros de transferencias adicionales de los fondos Next Generation y el programa Repower EU, destinados al refuerzo de los proyectos estratégicos (PERTE) y al impulso de la autonomía estratégica de nuestro país.

En el caso del PERTE para la descarbonización industrial, la adenda contempla una financiación de 2.720 millones de euros (1.020 millones en transferencias).

Este PERTE fue aprobado en diciembre de 2022 con varios objetivos, entre los que destacan la descarbonización de los procesos productivos, el incentivo a la eficiencia energética, la creación de empleo de alto valor añadido y la promoción de la seguridad energética de España a través de la reducción del consumo de gas natural y el fomento del uso de energías renovables.

La descarbonización es cada vez más un elemento esencial de los procesos de transformación estratégica de las industrias y empresas a nivel global y es el pilar básico de las hojas de ruta de muchas países y regiones para el logro del Net Zero a medio plazo.

Las estrategias de descarbonización de la industria están justificadas principalmente por los compromisos asumidos con sus principales stakeholders (inversores, financiadores, clientes, reguladores, etc) y, por este motivo, ya forman parte de las agendas de los consejeros delegados, los equipos directivos y los consejos de administración.

La propia regulación se ha ido haciendo cada vez más exigente a la hora de reportar los diferentes indicadores de sostenibilidad, incluyendo los relativos a la “E” (environment) del ESG, entre los que destaca la huella de carbono, que hace referencia al total de emisiones de gases de efecto invernadero generadas. Estas se clasifican en tres alcances: alcance 1 o emisiones procedentes de fuentes propiedad de la empresa o controladas por ésta; alcance 2 o emisiones asociadas al consumo de electricidad; y alcance 3 o emisiones indirectas, que son consecuencia de la empresa pero actúan en fuentes de terceros.

Por ello, y con el doble objetivo de cerrar el presupuesto de costes energéticos a medio plazo con precios fijos y reducir su huella de carbono, las industrias están cada vez más activas en una gestión más eficiente de sus consumos energéticos, negociando acuerdos de compra de energía renovable a plazo (Power Purchase Agreements -PPAs), así como en acometer proyectos de descarbonización, ya sea de autoconsumo, eficiencia energética, sustitución de equipos o  inversión en nuevos proyectos a medio plazo (como el hidrógeno verde).

En este contexto de la descarbonización cobran especial importancia dos vectores energéticos: la electrificación y la sustitución del gas natural por gases renovables, como el hidrógeno verde (hidrógeno producido mediante fuentes renovables eléctricas a través de procesos de electrólisis). En ambos casos contar con electricidad barata resulta esencial y España puede mejorar sustancialmente su posicionamiento competitivo a medio plazo gracias a su abundancia en fuentes renovables, lo que nos permitiría evitar deslocalizaciones y atraer nuevas inversiones.

Para ello, resulta esencial que las redes de transporte y distribución de electricidad se adecúen a estas necesidades y no constituyan un obstáculo a los procesos de descarbonización de nuestras empresas ni al objetivo de atraer nuevas industrias a nuestro país.

Por otra parte, es preciso destacar las exigencias regulatorias, cada vez más ambiciosas. En la UE, el pasado diciembre se publicó la Directiva 2022/2464, relativa a la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas (CSRD), orientada a fomentar un reporte de información de sostenibilidad relevante, comparable y fiable y que también se aplicará, a partir del 1 de enero de 2026, a pequeñas y medianas empresas cotizadas.

A estas exigencias se suman las derivadas de la taxonomía y las que requerirá la próxima directiva de diligencia debida de proveedores.

En definitiva, nos encontramos ante un contexto muy complejo en el que el PERTE de descarbonización puede suponer un claro estímulo para promover la competitividad de nuestra industria, así como la innovación y el desarrollo de las cadenas de valor. Por ello, sería muy recomendable que las bases de las convocatorias prioricen aquellos proyectos que abarquen múltiples industrias (de diferentes tamaños), con alto potencial de lograr una descarbonización exitosa y competitiva y que, además de generar empleo, retengan el existente evitando su deslocalización. Por otra parte, en el caso de proyectos ligados a hidrógeno verde o gases renovables, una cuestión clave que debería considerarse en positivo es que los proyectos permitan enlazar la producción con la demanda.

Publicado en Diario Vasco


Resumen

En el caso del PERTE para la descarbonización industrial, la adenda contempla una financiación de 2.720 millones de euros (1.020 millones en transferencias). Ante el contexto tan complejo que estamos atravesando, sería muy recomendable que las bases de las convocatorias prioricen aquellos proyectos que abarquen múltiples industrias (de diferentes tamaños), con alto potencial de lograr una descarbonización exitosa y competitiva y que, además de generar empleo, retengan el existente evitando su deslocalización.


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