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La última milla de la medicina personalizada.

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La adaptación de la medicina a cada paciente y su realidad. 

En 1545, en la batalla de Vilaine el francés Ambroise Paré, conocido como el padre de la cirugía, hizo un descubrimiento fascinante. En aquella época, las armas de fuego, recién desarrolladas, tenían muy poco alcance, por lo que se disparaban a corta distancia y producían grandes quemaduras debido a la pólvora. El tratamiento que se aplicaba hasta entonces era cauterizar las lesiones con aceite hirviendo, lo que en muchas ocasiones provocaba la muerte del malherido y los que sobrevivían solían agonizar por las heridas inflamadas.

Un día que Paré agotó el aceite, decidió utilizar una antigua receta romana con aceite de rosas, clara de huevo y trementina. Aquella noche Ambroise se fue a dormir pensando que había ejercido de Dios, cauterizando las heridas de unos pocos y dejando a otros en manos de un ungüento sobre el que no había ninguna evidencia médica, pero, para sorpresa de todos, al día siguiente las heridas habían empezado a cicatrizar. Años después, esta nueva práctica redujo drásticamente la muerte por armas de fuego en el campo de batalla.

La medicina es una ciencia muy antigua que ha alumbrado grandes descubrimientos aplicando un principio simple pero efectivo, la prueba y error.

Hoy tenemos datos y herramientas para explotarlos, lo que nos capacita para impulsar cambios con un mayor conocimiento. Los datos de salud nos permiten saltar con red, innovando en un sector donde el error se paga muy caro, basándonos en la mejor evidencia disponible.

Uno de los paradigmas más transformadores y que mejor aprovecha el potencial del dato sanitario, es la medicina personalizada. Sobre esto tuvimos la suerte de reflexionar hace apenas dos días, con un grupo reducido de personas muy relevantes del sector público y privado.

En la medicina personalizada los pacientes son tratados en función de sus circunstancias individuales. Estas comprenden principalmente su genética y su estilo de vida, es decir, implica adaptar la medicina a cada paciente y su realidad. Realmente estamos ante un potencial “ungüento” que transforme nuestro sistema mejorando los resultados, la sostenibilidad y la universalidad de este. Como todo proceso transformacional no está exento de riesgos, pero el mayor de todos ellos consiste en no ser capaces de ponerlo a disposición de los pacientes y los profesionales sanitarios.

Sobre todos estos temas conversamos en el evento, las oficinas de EY se llenaron de conversaciones retadoras dirigidas por personas que no querían dejar escapar la oportunidad que nos brinda el contexto actual.

Acabamos de iniciar un camino fascinante para intentar impulsar la medicina personalizada y conseguir, siguiendo un símil logístico, recorrer la última milla para impactar realmente en la sociedad actual.

Hace más de cinco siglos, Ambroise Paré se hizo famoso gracias a una frase que popularizó: "Yo lo traté, pero Dios lo curó". Ojalá en breve podamos decir: “Yo lo traté, pero los datos lo curaron”.

Resumen

La medicina es una ciencia muy antigua que ha alumbrado grandes descubrimientos aplicando un principio simple pero efectivo, la prueba y error. Hoy tenemos datos y herramientas para explotarlos, lo que nos capacita para impulsar cambios con un mayor conocimiento. Los datos de salud nos permiten saltar con red, innovando en un sector donde el error se paga muy caro, basándonos en la mejor evidencia disponible.

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