Se espera un aumento significativo en la prevalencia de hígado graso no alcohólico. En España, se estima que en 2030 la prevalencia de NAFLD podría llegar a ser del 27,6% afectando 12,7 millones lo que representa un 21% de aumento respecto el 2016.
El desarrollo de la enfermedad puede comportar un impacto significativo en la calidad de vida de aquellos pacientes más graves, así como a nivel económico para el sistema sanitario. Este impacto económico aumenta a medida que la enfermedad progresa a estadios más severos de fibrosis como consecuencia de una mayor necesidad de cirugías y hospitalizaciones y en definitiva un mayor uso de recursos sanitarios.
Existe una limitada concienciación sobre la enfermedad por parte de los profesionales médicos, a los que hay que añadir a las autoridades sanitarias y también a los pacientes, quienes en su mayoría desconocen el impacto que puede tener en su calidad de vida la progresión de la enfermedad a fases más avanzadas.
A dicha falta de concienciación contribuye la ausencia de un tratamiento farmacológico aprobado, haciendo de los cambios en el estilo de vida de los pacientes el único tratamiento disponible para NASH en la actualidad. Esto es especialmente perjudicial para los pacientes con fibrosis avanzada asociada a NASH, que a nivel global representan un 17% de los pacientes con NASH (fases III y IV), ya que pueden evolucionar a estados irreversibles de daño hepático.
Para dar solución a estas ineficiencias se han definido una serie de acciones de mejora que garantizarían un abordaje holístico del paciente con NASH en España:
- Diseño de campañas de concienciación dirigidas a pacientes con fibrosis avanzada y profesionales médicos.
- Promover la implementación de los criterios de cribado y diagnóstico de la AEEH publicados este mismo año, así como del uso de técnicas no invasivas para un óptimo diagnóstico de NASH y clasificación del estadio de fibrosis.
- Definición de un circuito de paciente que sea replicable a todos los centros que tratan NASH en España.
- Creación de protocolos para el manejo de la enfermedad y de guías de práctica clínica que definan el rol y la coordinación entre los diferentes profesionales médicos implicados.
- Homogeneización a nivel de recursos y conocimiento de NASH en los hospitales en función de su nivel de servicio al paciente con NASH.
- Apoyo al registro de pacientes HEPAMET.