La generalización del teletrabajo y las medidas de distancia social están poniendo en jaque el modelo actual de los lugares de trabajo. La salud y la seguridad siempre han sido conceptos clave en este tipo de campos, pero la pandemia del Covid-19 los ha convertido en dos factores decisivos para facilitar la vuelta a los centros trabajo e impulsar la economía. En este contexto, la tecnología, la digitalización y la optimización de procesos, especialmente la automatización, puede desempeñar un papel clave en la creación de edificios saludables para proteger a nuestros empleados.
En un reciente informe, dos tercios de las empresas del sector inmobiliario consultadas aseguraban que ya están aplicando la automatización y la tecnología para dar respuesta a los desafíos de la vuelta al trabajo en un mundo post pandemia. Los resultados revelan, además, que el 21% ya ha aumentado su inversión en este ámbito y un significativo 41% está “considerando sus opciones”. Solo el 10% no está haciendo ningún cambio en su política de inversión en este campo. Estos datos reflejan un impacto profundo y proactivo en la digitalización en este sector.
Si la salud y la seguridad son las principales prioridades en la vuelta al trabajo, ¿cómo es un edificio saludable? ¿Y qué papel desempeña la tecnología, especialmente la automatización, en la creación de edificios que protejan y mejoren la salud de los trabajadores?
El concepto de edificio saludable ha estado en el radar del sector inmobiliario desde hace años por muchos motivos, como el de la mejora de la productividad. Unas oficinas con una mala calidad de aire, además de provocar el consiguiente perjuicio en la salud de los trabajadores, también tiene impacto en su rendimiento. De hecho, algunos estudios recogen que este factor puede generar una disminución del 9% en la productividad.
En nuestro país tenemos muchos ejemplos de esta tendencia de edificios que cada vez cobra mayor importancia, como el de Castellana 81 en Madrid o el Parque Tecnológico Actiu en Castalla (Alicante), y que parece que será decisiva en la toma de decisiones sobre relocalización de oficinas en un futuro muy cercano.
Un edificio saludable requiere una serie de actuaciones, pero la base del éxito debe ser un buen diseño, que no solo tome en consideración la fase de obra, sino también tenga en cuenta el uso posterior del edificio.
En la fase de construcción o reforma (fase de obra), siguiendo con los objetivos europeos de reducción de emisiones, son cada vez más las compañías que promueven la utilización de materiales que minimicen el impacto medioambiental. En el norte de Europa, por ejemplo, algunos países han establecido objetivos de utilización de un mínimo del 30% de madera en todos los proyectos asociados con edificios gubernamentales.
En el plano tecnológico son muchos los ejemplos que existen en la actualidad y que mejoran el uso del edificio. Es el caso de los dispositivos de seguimiento portátiles que, cuando se combinan con algoritmos, pueden rastrear los síntomas diarios y las temperaturas corporales generales de los empleados, la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardiaca para comprender mejor los signos de alerta temprana de una infección.
Los robots también pueden contribuir a tareas como detectar, desinfectar, limpiar y realizar repartos y, de hecho, el MIT ha registrado un aumento del 13% en el uso de la robótica para estos fines durante estos últimos meses.
La inteligencia artificial (IA) también puede ayudarnos a entender cómo las personas se mueven a través de las oficinas para crear diseños más eficientes. Por ejemplo, existen empresas que utilizan la IA para cuantificar el valor del diseño, lo que ayuda a tomar decisiones sobre la planificación de instalaciones más inteligentes.
Otra aplicación de la tecnología que también está llamada a generar una auténtica revolución en la industria es el uso de los gemelos digitales, es decir, una representación virtual de una persona que permite mostrarnos en tiempo real cómo los usuarios pueden interactuar de forma segura y significativa entre sí y, al hacerlo, crear ecosistemas digitales seguros, escalables y adaptables.
Lo cierto es que, aunque aún queda mucho por avanzar, los espacios de trabajo se diseñarán en torno a un concepto como la flexibilidad, la fluidez y la agilidad. En este sentido, la automatización juega un papel importante en nuestro futuro y para ello es necesario primero escuchar a las personas y entender lo que necesitan.
Publicado en Cinco Días