El año 2025 se perfila como un punto de inflexión para la economía global, con un crecimiento del PIB que, aunque constante, presenta trayectorias divergentes.
Este panorama sugiere una recuperación económica suave a medio plazo, impulsada principalmente por el consumo. Sin embargo, la realidad no será la misma para todos los sectores, y el de la moda se verá obligado a adaptarse y evolucionar para mantenerse relevante y competitivo. En este contexto, es fundamental que las marcas de moda comprendan las dinámicas del mercado, hagan frente a los riesgos derivados de la inestabilidad geopolítica y respondan a las expectativas cambiantes de los consumidores.
La recuperación económica global será un factor determinante en el gasto en moda. A medida que las economías se estabilicen y crezcan, se espera que los consumidores incrementen la proporción de su presupuesto destinado a la moda.
Según Euromonitor, el mercado global de la moda, que incluye ropa y calzado, crecerá por encima del 4% en 2026. Sin embargo, esta recuperación no será uniforme en todo el mundo. Las economías emergentes, como las de Asia (5,9%) y América Latina (6,5%), podrían experimentar aumento significativo en el poder adquisitivo de la clase media, lo que incrementará la demanda de moda y lujo. En contraste, en Europa y América del Norte, el crecimiento será más moderado (2% y 3,6% respectivamente), con consumidores que priorizan la calidad y la durabilidad sobre la cantidad. En España, concretamente, se prevé un crecimiento del 2,1% para el sector. Y por edades, se espera que la llamada economía “plateada”, liderada principalmente por individuos de 50 años o más, impulse el 79% del crecimiento del gasto en la Unión Europea para 2025.
En el competitivo mundo de la moda, el posicionamiento de la marca se ha vuelto más relevante que nunca. Los consumidores se han vuelto más costosos de adquirir, demandan experiencias flexibles y omnicanales y son cada vez más conscientes de sus decisiones de gasto, por lo que las marcas de moda deberán implementar estrategias clave para mantenerse relevantes y competitivas.
La confianza se convierte en el elemento con mayor influencia en la valoración de las compañías por parte de los consumidores, por lo que trabajar aspectos ligados a la fidelización será un eje de crecimiento. En este contexto, surgen nuevos modelos de relación con los consumidores desarrollando la oferta, realizando colaboraciones, invirtiendo en posicionamiento digital y comunidades y explorando nuevos canales. Las marcas que consigan meterse dentro del círculo de confianza de sus clientes y que cumplan con sus expectativas, disfrutarán de una lealtad a largo plazo y estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos del mercado. La creciente conciencia ambiental será otro factor clave que influirá en el gasto en moda en 2025. Los consumidores están cada vez más informados sobre el impacto ambiental de la industria de la moda y buscan marcas que demuestren un compromiso claro con la sostenibilidad. Esta tendencia hacia un consumo responsable se verá reflejada en una mayor demanda de productos fabricados con materiales sostenibles y métodos de producción éticos.
Las marcas que adopten prácticas sostenibles en su cadena de valor no solo ganarán la lealtad de los consumidores, sino que también se prepararán para cumplir con regulaciones gubernamentales cada vez más estrictas en materia de sostenibilidad y responsabilidad corporativa. La transparencia será crucial, y las empresas deberán ser capaces de rastrear y comunicar el origen de sus productos.
La volatilidad de los mercados y las tensiones geopolíticas han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales. En 2025, se espera que las empresas continúen diversificando sus cadenas de suministro y adopten estrategias de "nearshoring" y "reshoring" para reducir riesgos y mejorar la resiliencia. Esto también impulsará la inversión en infraestructura logística y tecnología de gestión de la cadena de suministro, lo que permitirá a las marcas adaptarse más rápidamente a los cambios en la demanda del consumidor.
La adopción de tecnologías avanzadas también jugará un papel fundamental en la evolución del sector de la moda en 2025. Las experiencias de compra omnicanal, que integran canales físicos y digitales, mejorarán la experiencia del cliente y aumentarán las ventas. Las tiendas físicas se transformarán en espacios de experiencia, ofreciendo a los clientes una mayor personalización e interacción, dando la posibilidad de moverse entre el mundo físico y digital.
El uso de inteligencia artificial y big data permitirá a las marcas anticipar las preferencias de los consumidores y personalizar sus ofertas. Además, la realidad aumentada y la realidad virtual se utilizarán cada vez más para mejorar la experiencia de compra, permitiendo a los clientes probar productos virtualmente antes de comprarlos.
Publicado en El Español.