Llevar a cabo los procedimientos adecuados para el mantenimiento, traerá numerosos beneficios para la compañía.
La Revolución Industrial fue un gran salto evolutivo en la historia de la humanidad, comenzando a mediados del siglo XVIII y finalizando en el primer tercio del XIV. Supuso una masiva transformación económica, tecnológica y social.
En esta época de la historia se fundaron los cimientos de los modelos productivos contemporáneos y que podemos sintetizar en un axioma: la incorporación de maquinaria y tecnología para aumentar la productividad y la rentabilidad de las labores manuales realizadas por el ser humano.
Como consecuencia de esta industrialización, para conseguir que los activos productivos fueran lo más duraderos y rentables posibles, fue necesario crear una nueva rama del conocimiento: el mantenimiento industrial.
Es incuestionable que la actividad productiva de una empresa fabril es la encargada de generar ingresos y en la mayoría de las ocasiones vemos como eclipsa al propio mantenimiento de activos, que es asociado con tiempos improductivos al necesitar generalmente una parada de máquina para llevarlo a cabo. No obstante, y contrariamente a esta creencia, una correcta gestión y ejecución de éste, permite reducir las paradas por averías; ampliar los tiempos productivos y reducir costes por subactividad; alargar la vida útil de los equipos permitiendo reducir costes por adquisición de nueva maquinaria; y generar conocimiento a la compañía para una toma de decisiones objetiva. Todo esto tiene un impacto directo en la actividad productiva, haciéndola más rentable.
En muchas compañías los principales costes de las áreas de producción, cadena de suministro, calidad y compras entre otros, se encuentran medidos y optimizados al tercer decimal y, sin embargo, el mantenimiento sigue siendo una bolsa de coste opaca, necesaria, y que nadie se aventura a analizar y optimizar.
Smart Maintenance
Para impulsar y promover esta filosofía, desde el equipo de Turnaround y Restructuraciones operativas de EY hemos lanzado Smart Maintenance, un enfoque holístico del mantenimiento que aborda las diferentes fases para alcanzar una gestión del mantenimiento optimizada en coste y en servicio.
No confundamos la palabra “Smart” solamente con la incorporación de tecnología, como se suele interpretar hoy en día. Para nosotros Smart también es ser inteligentes y conscientes en las decisiones que se toman, valorando el retorno que realmente tiene para la compañía cada iniciativa. Es optimizar la gestión y hacerla más sencilla para todos los integrantes de los equipos de manera que sea efectiva y eficiente. Es optimizar los costes de mantenimiento y aumentar la disponibilidad de máquina para cumplir con la demanda, así como mejorar la interrelación del mantenimiento con otros departamentos como son producción, calidad o financiero.
Una buena estrategia de mantenimiento que permita una identificación temprana y poner solución a las averías antes de que ocurran, puede llegar a ahorrar hasta un 40% de costes de mantenimiento, además de la ganancia en productividad y conocimiento que derivan de ella.
Nuestros esfuerzos van dedicados a mantener mejor las máquinas, dar mejor servicio al área de producción, comprar mejor los recambios, realizar un preventivo en consecuencia con el volumen actual y utilizar un mix correcto de personal interno y externo, entre otras actividades. Al fin y al cabo, mejorar el uso de los recursos de la empresa con el claro objetivo de optimizar los costes.
Al 65% de las empresas les cuesta adaptar estas iniciativas porque no conocen las métricas derivadas de su mantenimiento, les cuesta precisar el ROI necesario para una inversión y no tienen los elementos necesarios para justificarla. En este grupo de empresas es donde vemos mayores oportunidades para poder aportar al tejido industrial español, apoyándoles en la implantación de una nueva cultura de mantenimiento, que empieza por un sponsor adecuado.
En numerosas ocasiones hemos observado que grandes inversiones en tecnología, por su dificultad de uso o por su falta de empuje por parte de la dirección de la empresa, han caído en desuso, desperdiciando los recursos de la compañía. Lo primero es establecer una cultura y cambio de mentalidad respecto al mantenimiento y después hay que mantener los modelos de gestión sencillos y efectivos para que tengan éxito en su implantación.