Transcurrido ya más de un mes del 2023, el entorno macroeconómico internacional sigue mostrando su preocupación por la evolución de las tasas de inflación y el efecto que está teniendo sobre las decisiones de carácter restrictivo que en materia de política monetaria están tomando la mayoría de los bancos centrales. En paralelo, también es objeto de preocupación la significativa desaceleración que muestra la economía global, qué no solo se ve afectada por el endurecimiento de las condiciones financieras o la evolución del precio de las materias primas y energía, sino también por las frágiles condiciones económicas que transmite el consumo, el deterioro de la confianza y la inversión, permitiendo todo ello anticipar tasas de crecimiento mínimas en todo el mundo para este ejercicio.
Los analistas empiezan a observar un cambio de contexto económico actual, en el que factores como el COVID-19 o la invasión de Ucrania y los efectos colaterales que están generando, han pasado a un segundo lugar, prevaleciendo por encima de todo el objetivo de alcanzar la estabilidad de los precios y tratando de evitar una desaceleración excesiva en el crecimiento económico.
En este entorno, los mercados financieros se mantienen a la espera de las próximas decisiones que puedan tomar los principales bancos centrales en relación con sus tipos de interés. La opinión de los analistas se encuentra muy dividida, generando más incertidumbre y volatilidad de la esperada. Hay quienes opinan que la historia desaconseja una relajación prematura de la política monetaria mientras los precios no se ajusten a su objetivo, mientras que otros analistas consideran que la inflación actual es mas de oferta que de demanda y será la propia oferta la que normalice la situación. Una oferta que, además está muy afectada por los confinamientos y restricciones de la movilidad durante el periodo de la pandemia 2019-2021.
Al cierre del 2022 las tasas de inflación de la mayoría de los países superan con creces el objetivo del 2% e incluso duplican las tasas de cierre del año anterior. Así, la inflación en EE.UU. alcanza el 7,0%, en el Reino Unido el 10,50% y en Japón el 4,0%. Mientras, en la zona euro baja del 10,1% al 9,20% destacando el 9,6% de Alemania, país muy dependiente del exterior en materias primas, petróleo o energía, o Francia en el 6,7%. En España, la inflación ha bajado al 5,0% beneficiándose de los controles sobre el precio de la energía y destacando que la inflación subyacente, que no tiene estos productos, se sitúa en el 7,0% viéndose afectada por el tremendo incremento de los costes de producción en nuestro país.