Análisis del Pulso Económico Trimestral - Enero 2023 de EY Insights.
Iniciamos el año con la élite económico-empresarial mundial desfilando por una nueva edición del Foro Económico de Davos, protagonizado por las revisiones al alza de las previsiones macroeconómicas, los debates en torno a la revisión del proceso de globalización y el impacto de la doble transición energética y digital. En este contexto, la última edición del pulso económico trimestral de EY Insights constata la mejoría de la actividad económica en España, con el desenlace de la guerra en Ucrania y la evolución de los tipos de interés como principales factores de riesgo y los fondos NextGenerationEU como gran oportunidad.
Tras más de dos años retrasando la recuperación del nivel de actividad previo a la llegada del Covid-19, la mayoría de encuestados adelanta a 2023 la recuperación del nivel del Producto Interior Bruto (PIB) previo a la pandemia. Un hito relevante, que no debe ser más que el comienzo de una esperada y retardada recuperación del nivel de actividad previo a la pandemia, no exenta aun de riesgos considerables. Así, los economistas consultados consideran que la evolución de los tipos de interés y la política monetaria del BCE, el desenlace de la guerra en Ucrania y las tensiones en el comercio internacional tendrán en 2023 un impacto negativo o muy negativo en la evolución del PIB. Por el contra, las principales esperanzas para el impulso del PIB el año que comienza están puestas especialmente en el despliegue de las Inversiones de NextGenerationEU, seguidas - muy de lejos - por el despliegue de las Reformas del Plan de Recuperación y, finalmente, por la evolución de la pandemia de COVID-19.
A la luz de estos resultados, podríamos decir que la materialización de los riesgos a la baja en el crecimiento del PIB dependerá en buena medida de la evolución a factores exógenos críticos, y que, salvo la evolución de los precios internacionales de materias primas y energía, que se consideran un factor de riesgo y oportunidad por igual, las variables que más pueden contribuir al crecimiento del PIB en este ejercicio son el despliegue de las inversiones y reformas de NextGenerationEU, que dependen de nosotros mismos.
Más allá de la coyuntura para 2023, este contexto de “policrisis” parece estar cambiando muchas dinámicas que han venido impulsando el crecimiento económico durante años. Nos jugamos mucho en función de cómo lo abordemos. Y, salvo que esos factores de riesgo exógenos se materialicen, depende esencialmente de nosotros conseguirlo.
En pleno debate sobre la “desglobalización”, el “friendshoring” y el “nearshoring”, la modificación de las cadenas de suministro globales - acercando la producción de bienes a los mercados donde se consumen, e intensificando el comercio entre aliados geoestratégicos - supone una extraordinaria oportunidad para reforzar nuestra posición como receptor de inversión extranjera directa y como centro de producción de bienes a exportar en mercados próximos, impulsando aun más nuestro sector exterior y el crecimiento del PIB. Estados Unidos lo tiene claro y está poniendo toda la carne en el asador.
NextGenerationEU supone en ese contexto una extraordinaria oportunidad, haciendo nuestro tejido productivo más competitivo, autónomo y “resiliente”, a través de una efectiva transformación digital y transición energética. Está en nuestras manos aprovechar esta oportunidad histórica, desplegando de forma efectiva el ambicioso plan de Inversiones contempladas en el Plan de Recuperación, en especial aquellas que nos hagan más competitivos e impulsen nuestra autonomía energética y capacidades digitales, y sin prescindir de instrumentos útiles, como los incentivos fiscales. A su vez, impulsando reformas ambiciosas, alineadas con las recomendaciones europeas, que nos hagan más competitivos, y evitando medidas normativas cortoplacistas que incrementen la inseguridad jurídica así como los costes de producción.
La anunciada adenda al Plan de Recuperación, que incorporará nuevos compromisos de reformas e inversiones con las Instituciones comunitarias hasta 2026, y pondrá a disposición de España más de 10.000 millones de euros adicionales en transferencias no reembolsables – adicionalmente a los 69.000 ya preasignados – y más de 84.000 millones de euros en préstamos a devolver hasta 2058, es una extraordinaria oportunidad para generar los consensos necesarios, reforzar la seguridad jurídica, ampliar la ambición de las reformas contempladas en el Plan, así como para conseguir una mayor agilidad y alcance en el despliegue de las inversiones.
La pandemia y la guerra en Ucrania han mostrado la vulnerabilidad de la economía europea, modificado el curso de la globalización, al tiempo que ha impulsado una reacción histórica de las Instituciones Comunitarias a través de NextGenerationEU.
Persisten sin duda muchos factores de incertidumbre que podrían limitar la recuperación y transformación de la economía española. Pero se abre a su vez una oportunidad histórica para impulsar la posición de España en el mapa económico internacional y en consecuencia nuestro nivel de desarrollo económico y social, que depende esencialmente de nosotros mismos aprovechar.
Publicado en Expansión