En breve, el Gobierno español remitirá a la Comisión Europea el “Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia”. Con ello, España verá más cerca la llegada, gradual, de 69.000 millones de euros en concepto de transferencias no reembolsables con los que acometer las reformas e inversiones necesarias para salir de la actual crisis y para transformar nuestra economía y sistema productivo.
Tras las primeras pistas que adelantó, el pasado mes de octubre, el “Plan España Puede”, el Plan de Recuperación debe aportar el necesario detalle para entender aquello que España se compromete a transformar, la forma en que se plantea hacerlo y el reparto financiero previsto para ello.
Me gustaría llamar la atención sobre un ámbito clave, no sólo del Plan de Recuperación sino, más aun, de nuestro futuro como país y como sociedad: el empleo. Los dramáticos efectos derivados del COVID-19 sobre el trabajo en España y las necesarias reformas, urgentes, para que nuestro mercado laboral se adapte y anticipe, en mucha mayor medida, a los retos de futuro, hacen que el Plan destine un papel trascendental al empleo. Estos fondos son, en este sentido, una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar.
Sobre el empleo, el “Plan España Puede” ya adelantaba su consideración como elemento central para la inclusión social y lo situaba como una pieza clave de una de las diez Políticas Palancas en las que se estructura. Ahora toca que el Plan de Recuperación nos aporte el detalle de todo ello en tres dimensiones: reformas planteadas, actuaciones previstas y financiación.
En lo que se refiere a las reformas, debemos confiar en que las mismas se dirijan a la resolución de problemas reales y acuciantes de nuestro mercado de trabajo, centrándose en las prioridades que cuentan con mayor consenso. Para ello es clave tener el apoyo de los agentes sociales, al igual que lo es la búsqueda de consensos parlamentarios y coordinación con las Comunidades Autónomas, dado el relevante papel de éstas en la ejecución del plan y en las políticas de empleo.
En cuanto a las actuaciones a desarrollar, el Plan de Recuperación debe poner en marcha las intervenciones necesarias que dinamicen y hagan más eficiente el funcionamiento de nuestro disfuncional mercado de trabajo. Debe darse respuesta a los problemas del mercado laboral, muchos de ellos estructurales y agravados por la crisis, que tienen su reflejo en nuestra insoportable tasa de paro, en especial entre los jóvenes, mujeres y mayores de 45 años.
Y en lo relativo a la financiación se puede avanzar de inmediato. Los Presupuestos Generales del Estado para 2021 ya incorporan dotaciones para adelantar actuaciones en el ámbito del Plan de Recuperación. En empleo, solo para 2021, se contemplan 1.167 millones de euros para el Ministerio de Trabajo y Economía Social ligados al Marco de Recuperación y Resiliencia, la gran mayoría de los cuales, 1.095 millones, se canalizarán a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). El SEPE, tendrá, por lo tanto, la responsabilidad, por un lado, de dirigir esos recursos a las intervenciones más acuciantes y, por otro, de hacerlo con agilidad. En las próximas semanas, el SEPE procederá al reparto de fondos a las CCAA, dando comienzo, con ello, al proceso de articulación de esos 1.095 millones que engrosarán las dotaciones anuales que se destinan a las políticas de empleo.
Buena parte de esos recursos deben dirigirse a reforzar las capacidades de los Servicios Públicos de Empleo de las CCAA y del propio SEPE. La pandemia, a pesar del enorme esfuerzo realizado por los profesionales del Sistema Nacional de Empleo, ha mostrado limitaciones a las que se debe responder con urgencia, por ejemplo, reforzando los equipos humanos y digitalizando al máximo los servicios de empleo.
Adicionalmente, esos recursos deben articularse para que nuestro mercado de trabajo responda, en mayor medida, a un eficaz ajuste de oferta y demanda, muy especialmente en aquellos colectivos más castigados por el desempleo. La reorientación y actualización de competencias (por ejemplo, digitales) de desempleados y ocupados se antoja primordial. Ello es de la máxima importancia para la empresa española, elemento clave para la generación de empleo, suficiente y de calidad.
Un elemento de apoyo para estas actuaciones está en la excelente coordinación existente en el Sistema Nacional de Empleo, formado por el SEPE y los Servicios de Empleo autonómicos. Esto se refleja, por ejemplo, en el diseño conjunto de la “Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2021-2024”. Este documento guiará las prioridades compartidas para los próximos años, algo esencial para un acertado y eficaz uso de los recursos del Plan de Recuperación.
En el ámbito del empleo, como en muchos otros, las necesidades a las que debe dar respuesta el Plan son enormes. Pero también es enorme la oportunidad que se nos brinda. El plan va a suponer un gran reto para la administración, empresas y para el conjunto de la sociedad española. Si la esencia del Plan de Recuperación es “no dejar a nadie atrás”, no hay ningún instrumento más potente para ello que la generación de empleo.
Publicado en El Diario Vasco