Bridge made in spain

Made in Spain. Propuestas para la consolidación fiscal.

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La negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2021 está lógicamente concitando mucha atención.

Serán los primeros presupuestos de un gobierno de coalición en nuestra historia democrática, que deberán hacer frente a un déficit público de dos dígitos, y que deben abordar el reto de la consolidación de nuestras cuentas públicas en los próximos años. Las siguientes aportaciones sobre la escena internacional tratan de evitar simplificaciones de una realidad compleja.

La recaudación, la seguridad jurídica, la equidad, el efecto sobre las decisiones empresariales de inversión y un largo etcétera son siempre el resultado de la legislación y su aplicación, los dos elementos básicos del sistema fiscal.

La comparación de la presión fiscal española con la de los países de nuestro entorno está afectada por dos factores. La renta per cápita española es más baja que la de los países del norte y se distribuye de manera desigual. No es cierto que los ricos y las empresas paguen pocos impuestos. No lo es porque los tipos nominales y marginales del Impuesto sobre Sociedades y sobre la Renta no son más bajos, aunque sí generan menos recaudación por aplicarse sobre una estructura social diferente. Muchos españoles quedan por debajo de los mínimos exentos, pero preferirían estar entre aquellos que los superan. Por ello, nuestro sistema es en la práctica más progresivo que el holandés o el danés. Por eso la recaudación por IRPF hasta julio de 2020 sólo ha caído un 1.2%, mientras que la del Impuesto sobre Sociedades, un 29.2%.

La segunda es la estructura productiva. Nuestro PIB lo generan con mucho esfuerzo una muy superior proporción de pequeñas empresas y muy pocas grandes, en comparación con Francia o Alemania, cuyas pymes son mayores y compiten mejor. Es necesario profundizar en una configuración del Impuesto sobre Sociedades que incentive el crecimiento empresarial. Actualmente, el control fiscal a ejercer por la AEAT se vuelve inabarcable.

Por dichos factores afrontamos un extraordinariamente difícil 2021. El pasado 31 de agosto el presidente del Gobierno pidió un esfuerzo extra a las empresas del IBEX. Es cierto que una parte muy significativa del esfuerzo fiscal proviene de ellas, pero probablemente el potencial de crecimiento de su aportación no sea mucho. En los últimos años y a raíz de la crisis financiera, han sido uno de los motores de la recaudación, a través de modificaciones legislativas (que a su vez han generado incertidumbre y litigiosidad) y de un control tributario ejercido por la AEAT que ha dejado a alguna de ellas en fuera de juego. El cambio supone un nuevo paradigma en el control tributario de las grandes empresas y su relación con la Administración.

¿Es posible incentivar la inversión extranjera al mismo tiempo que se persigue un aumento de su aportación tributaria? Es posible e imprescindible. Ensanchando las rentas que nuestro sistema captura a través del control tributario y medidas de atracción de capitales. Países de nuestro entorno han desarrollado enfoques estratégicos que equilibran la política comercial, la económica y la fiscal, protegiendo el tejido productivo nacional y buscando una contribución fiscal justa que garantice un “level playing field” que incentive la inversión productiva.

No debe obviarse que la crisis actual va a afectar al modelo económico mundial, especialmente a economías tan abiertas como la nuestra. Caminamos hacia una globalización con cadenas de valor más fragmentadas cuyo análisis requiere volúmenes ingentes de información, casi inabordable para los equipos de inspección de la AEAT. Las herramientas de control deben adaptarse para las multinacionales presentes en España. Desde 2016 la información país por país permite tener una radiografía de los impuestos que pagan las multinacionales, las ventas y los empleados por país, pero ésta aún no ha sido puesta en explotación, no sólo en España. El resultado: las empresas multinacionales son reacias a cambiar su modelo fiscal.

Además, el control de este tipo de contribuyentes cuenta con menos medios normativos de los que precisa. Los inspectores necesitan normas de desarrollo del soft law internacional que sean efectivas y que ofrezcan al mismo tiempo garantías a los contribuyentes para reducir la litigiosidad.

El sistema debe contar con mecanismos de control preventivo, como acuerdos previos bilaterales o multilaterales, que siguen siendo la excepción. La consolidación fiscal debe desatascar los casos pendientes en arbitraje o tribunales (especialmente aquellos de naturaleza valorativa) a través de las reformas legales necesarias, establecer los mecanismos de acuerdo preventivo que ofrezcan a la AEAT una garantía de base imponible y tributación para el próximo quinquenio, haciendo tributar los segmentos de las cadenas de valor vinculados a nuestro país si no lo han hecho suficientemente en otros Estados.

La política fiscal, comercial y económica deben ir de la mano, dado que la actividad exportadora es clave para la recuperación, procurando que nuestros socios comerciales inviertan en nuestro país con normas fiscales predecibles. La importación de capitales es el reverso de la exportación de bienes y servicios. Ambas ensanchan las rentas originadas en España y por tanto nuestra consolidación presupuestaria.

Publicado en Actualidad Económica

Resumen

El contexto geopolítico global muestra que las prioridades nacionales deben convivir con los consensos internacionales, pero no someterse a ellos. Nuestra política fiscal debe tener sello propio.  España debe ser un actor destacado en la atracción de inversión productiva creadora de empleo, mejorando nuestro modelo productivo a través del “made in Spain”.

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