¿Será el Anteproyecto de Ley para Fomento del Ecosistema Start-up un impulso para la Comunidad?
Tengo que confesar que una de las publicaciones en Linkedin de las que más satisfecho me he sentido últimamente, es en la que me hacía eco del resultado de la encuesta a 15.000 expatriados hecha por INTERNATIONS, en la que Valencia y Alicante ocupaban el puesto número 1 y 2 respectivamente como ciudades preferidas a nivel mundial para vivir y trabajar.
Y me alegraba no solo por el orgullo desmedido que siento por la “Terreta”, sino porque corrobora algo que he podido comprobar de primera mano en mis 25 años de desempeño profesional, centrado en una parte en prestar asesoramiento fiscal a impatriados de multinacionales españolas y extranjeras desplazados para trabajar y residir en nuestra tierra, de la que les cuesta posteriormente marcharse y en la que, si pueden, los más, echan raíces.
Y es que Valencia se está convirtiendo y podría consolidarse, si aprovechamos la oportunidad, en foco de atracción de talento y en “hub” o “ecosistema” de emprendimiento sobre la potente de base de start-ups innovadoras que de un tiempo a esta parte y gracias a proyectos de aceleradoras y de “Venture Capital” como Lanzadera o Angels Capital, Booster o Plug & Play se han asociado bajo el paraguas de la Asociación Start-Up Valencia. Cuenta ya con 215 asociados y elabora un Observatorio donde analiza más de 1.200 empresas de nuestra Comunidad que representaron una inversión de 200 millones de euros.
Así las cosas, cabe preguntarse si el recientemente sometido a consultas públicas, Anteproyecto de Ley para Fomento del Ecosistema Start-up, podría ayudar a consolidar la Comunidad Valenciana como polo de atracción para que estos proyectos pudieran ser embrión de los Amazon, UBER o Google del mañana.
De primeras no puede acogerse más que con satisfacción la apuesta del Gobierno por estas empresas que no es ni mucho menos un fenómeno pasajero y que, como digo, constituyen hoy en día el germen del emprendedurismo y polo de atracción de gran parte de nuestro mejor talento.
Pero una lectura detallada del Anteproyecto rebaja el optimismo inicial y nos lleva a concluir que aún queda mucho por afinar para que la partitura inicial se convierta en una bonita sinfonía. Así, hay que aplaudir medidas como la rebaja del tipo impositivo del Impuesto sobre Sociedades del 25% al 15%, si bien solo en el primer año en el que se obtenga base imponible positiva y en los tres restantes y “mientras se mantenga la condición de empresa emergente”. Y es quizás ese concepto de empresa emergente, convertido en piedra angular del ámbito objetivo de la norma, el que precisaría de una mayor ambición, por reducir el ámbito de aplicación a empresas de muy reducida dimensión o proyectos de capital semilla.
Otras medidas podrían constituir, sin duda, un acicate para atraer talento que quiera emprender o residir en la Comunidad Valenciana, como la ampliación de la duración a 10 años de la aplicación del Régimen Especial del Art.93 de la LIRPF para trabajadores desplazados a territorio español -vulgarmente conocida como Ley Beckham-. La reforma, en mi opinión poco ambiciosa, sigue colocando nuestro atractivo en términos fiscales lejos del de países vecinos como Italia o Portugal. Igualmente, positiva debe considerarse la ampliación del importe que puede beneficiarse de la exención prevista para la entrega de acciones u opciones sobre las mismas a trabajadores de empresas consideradas emergentes de 12.000 a 45.000 euros, si bien, sigue siendo francamente insuficiente como para lograr que este esquema de remuneración sea atrayente de talento.
Por último, convendría que las ayudas y beneficios que finalmente se establezcan en la Ley de Start-ups sean compatibles con las de las Comunidades Autónomas a la inversión en start-ups. En el caso de la Comunidad Valenciana se limitan a una deducción en el IRPF del 30% de los importes dedicados a la suscripción o desembolso en la constitución o ampliación de capital de sociedades de nueva creación. Aquí, por qué no, cabe pedirles también mayor ambición a las autoridades autonómicas para establecer incentivos a la atracción de talento e inversión.
Por último, y no menos importante, está la apuesta decidida que tanto Ayuntamiento como Generalitat deberían hacer de una vez por todas para aprovechar el efecto tractor de proyectos como Marina de Empresas e Insomnia en la Dársena del Puerto de Valencia y que puede convertir esta parte de nuestra querida ciudad en la primera piedra de quién sabe lo que puede ser en un futuro no tan lejano nuestro “Silicon Valley valenciano”.
Publicado en ABC Comunidad Valenciana