El grueso se destinará a préstamos públicos para reindustrializar y modernizar el tejido empresarial.
El Consejo de ministros aprobó el pasado 6 de junio la adenda al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que movilizará más de 94.000 millones de euros adicionales Next Generation EU y en la que se contempla la creación de un Fondo de Resiliencia autonómica de 20.000 millones.
A través de todos estos recursos adicionales, se busca concentrar las reformas y las inversiones en las palancas transformadoras en los ámbitos de la energía, sector industrial, agroalimentario, tecnológico y digital, maximizando el impacto de los proyectos estratégicos ya aprobados y en fase de implementación. Seguimos hablando de recuperación, pero ahora el foco está en la verdadera transformación que garantice la sostenibilidad económica y social de nuestro modelo.
El grueso se destinará a préstamos públicos para reindustrializar y modernizar el tejido empresarial. Es una prioridad estratégica para la Administración vasca porque la industria juega un papel determinante en la transformación socio económica, energética y digital del territorio.
Así, Euskadi apuesta por la generación de energías renovables, la movilidad sostenible, la economía circular, la digitalización e innovación como palancas transformadoras en el ámbito empresarial. Sin olvidar otros ejes fundamentales como son la salud y el cuidado de las personas, el aprendizaje a lo largo de la vida, el hábitat urbano y el hábitat natural.
Este montante de la nueva adenda se repartirá de la siguiente forma: 7.700 millones adicionales en transferencias; 84.000 millones de euros en préstamos en condiciones favorables a través de 14 Fondos; del entorno de 2.600 millones de euros del nuevo mecanismo REpowerEU.
La línea de préstamos se articula a través de 14 fondos donde se contempla la creación del fondo de resiliencia autonómica (20.000 millones de euros) que estará gestionado por el Banco Europeo de Inversiones y dos líneas adicionales de más de 22.500 millones para inversiones verdes y crecimiento empresarial gestionado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) junto con el conjunto del sector financiero.
A través del Fondo de Resiliencia Autonómica, las instituciones vascas recibirán, a través de préstamos y otros instrumentos financieros, un presupuesto adicional que traccionarán la inversión tanto pública como privada en proyectos estratégicos transformadores en el ámbito social como son la vivienda social, el transporte sostenible, la economía de los cuidados, la gestión de aguas y residuos y transición energética. Pero también y de forma relevante las inversiones orientadas a la mejora de la competitividad industrial y de las pymes, el desarrollo del turismo sostenible y la inversión en I+D+i.
¿Cuál va a ser el importe que recibirá Euskadi a través de este fondo? En la adenda se menciona que los criterios serán objetivos con cierta flexibilidad. La forma en que se materialice el importe de la asignación, la aprobación de los proyectos y el desembolso será clave. Parece que el importe será determinado no aplicando los criterios de reparto de los fondos estructurales, sino atendiendo a los criterios ya establecidos en el Plan de Recuperación. En él, el papel de las conferencias sectoriales, los órganos de colaboración sectorial en los que participan las instituciones vascas son relevantes.
Otra consideración importante es el papel que jugará en la gestión del fondo el BEI y el margen que podrán tener las Instituciones vascas en la toma de decisiones sobre inversiones privadas que afecten a la industria y a las pymes.
En la adenda se recoge un nuevo mecanismo, REpowerEU que genera una fuente de recursos adicionales para los proyectos estratégicos y tractores de Euskadi orientados a acelerar la transición energética y el impulso de energías renovables, de hidrógeno verde y de almacenamiento y descarbonización de la industria, donde el País Vasco cuenta con proyectos en marcha relevantes como son “Euskadi Battery initiative” o “ El Corredor Vasco de Hidrógeno”.
Es de destacar por su relevancia para la industria, cómo la adenda incluye un programa de 30 reformas destinadas a acelerar la transición ecológica y la transformación industrial, destacando líneas estratégicas de impulso de renovables, movilidad eléctrica o la reducción de la dependencia energética como objetivo. También incluye otro tipo de reformas orientadas a la mejora de la inserción laboral, la formación y la formación continua de trabajadores, aspectos clave que desde la industria y las empresas familiares del territorio se está destacando como elemento clave de competitividad y arraigo empresarial.
Como novedades, y alineado con la apuesta en Euskadi por la generación de un ecosistema vasco de ciberseguridad liderado a través del Centro Vasco de Ciberseguridad, y la reciente creada Agencia Vasca de Ciberseguridad, mencionar que se pondrá en marcha un instrumento de 2.200 millones de euros para inversiones en ciber-resiliencia y seguridad.
El apoyo al tejido empresarial se completa con el Fondo Next-Tech, cuya dotación se amplía hasta los 4.000 millones de euros para apoyar a start ups en su fase de crecimiento y escalado, complemento de interés de otros programas que se están impulsando en este sector desde las instituciones vascas.
Es de destacar, también, por su impacto en la industria vasca, la dotación adicional al PERTE de microelectrónica y semiconductores con unos 12.000 millones de euros, un sector estratégico para la industria de la automoción y actualmente integrado en el ecosistema Basque Quantum Alliance.
La adenda también incluye el cambio de algunos hitos y objetivos ya fijados, con el fin de ampliar el ámbito de algunos programas, como por ejemplo el 'kit digital', que se pretende extender a empresas de más de 50 trabajadores. Además, el Gobierno quiere que las ayudas de los programas de formación puedan beneficiar también a las personas ocupadas. Esta acción completa una línea de trabajo que desde la SPRI el gobierno vasco lleva muchos años impulsando y trabajando.
Por último, destacar, por el compromiso empresarial, de emprendimiento social y de trabajo de las administraciones vascas, que se pondrán en marcha otros tres fondos que reforzarán los mecanismos de cohesión social. El primero, un Fondo de Impacto Social, dotado con 400 millones de euros, dirigido a impulsar las inversiones de impacto social y medioambiental, como instrumento para reducir la desigualdad y la consolidación del estado del bienestar.
Euskadi siempre ha demostrado su capacidad industrial, de investigación y desarrollo, y de exportación. Por ello, a buen seguro el conjunto de empresas y administraciones vascas sabrán aprovechar esta oportunidad de transformación para seguir siendo un ejemplo de liderazgo.
Publicado en El Correo