La Adenda pretende reforzar la autonomía tecnológica, de forma que se mitigue el riesgo de potenciales rupturas en las cadenas de suministro
Uno de los objetivos principales de la Adenda al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) publicada el 6 de junio, es el fomento de la actividad investigadora y de la innovación. Por ejemplo, dentro del PERTE Salud de Vanguardia, se plantea reforzar el conocimiento científico y la innovación; contribuyendo a mejorar la competitividad económica del país. Para ello, se reforzará el Sistema Nacional de Salud en su conjunto, incluyendo la dimensión internacional mediante la participación española en el programa de proyectos importantes europeos de especial interés (Important Projects of Common European interest” – IPCEI) en Salud.
Otro de los objetivos de la Adenda es el refuerzo de la autonomía tecnológica, de forma que se mitigue el riesgo de potenciales rupturas en las cadenas de suministro; desarrollando la capacidad de investigación, diseño y fabricación de semiconductores y otros insumos esenciales. Para ello, se están articulando iniciativas dentro del marco de los IPCEIs puestos en marcha en la temática de semiconductores.
En este contexto, es importante destacar el valor de las iniciativas denominadas IPCEI. Los IPCEI son ambiciosos proyectos transfronterizos de innovación e infraestructuras de vanguardia liderados por los Estados miembros que pueden contribuir significativamente a la consecución de las estrategias de la UE, incluido el Pacto Verde Europeo y la Estrategia Digital, al tiempo que generan efectos indirectos positivos en beneficio de la economía de la UE y de sus ciudadanos. La normativa aplicable a estos proyectos está recogida en la comunicación de la Comisión Europea (2021/C 8481), con título: Criterios para el análisis de la compatibilidad con el mercado interior de las ayudas para fomentar la realización de proyectos importantes de interés común europeo.
Para poder optar a una ayuda en el marco de los IPCEI, los proyectos deberán: aportar una importante contribución a los objetivos de la UE, superar de forma demostrable importantes deficiencias del mercado, contar con la participación de al menos cuatro Estados miembros, estar diseñados de manera transparente e inclusiva, producir efectos indirectos positivos concretos en beneficio de la economía y la sociedad de la UE, contar con una importante cofinanciación por parte de las empresas que recibirán ayuda estatal y evitar los impactos medioambientales negativos debidos al incumplimiento del principio de “no causar un perjuicio significativo”.
Como complemento a los efectos externos positivos de las inversiones y reformas a nivel nacional planteadas en el PRTR y en su Adenda, los proyectos trasnacionales como los planteados en el marco de IPCEI están jugando un papel fundamental en estas reformas. Con una especial capacidad tractora para multiplicar el impacto de la inversión pública al permitir lograr una mayor escala para el desarrollo de nuevas tecnologías, explotar las sinergias derivadas de la integración de las cadenas de valor industria-servicios de alto valor añadido, reforzar el mercado interior y contribuir a la autonomía estratégica de la Unión.
Las diferentes iniciativas IPCEI a financiar por el PRTR y reforzadas por la Adenda están vinculadas a las temáticas del Hidrógeno Renovable (74 millones ya concedidos en el proyecto denominado Hy2Tech dentro del PERTE ERHA), la electrónica y microprocesadores (500 millones previstos dentro del PERTE CHIP), la salud y los cuidados (dentro del PERTE de Salud de Vanguardia) e infraestructuras de computación en la nube (250 millones previstos dentro del PRTR). Unos de los aspectos relevantes a considerar en este tipo de convocatorias es el nivel máximo de ayuda permitido, teniéndose en cuenta lo que se denomina el déficit de financiación o ‘funding gap’ del proyecto.
En concreto, el nivel máximo de ayuda permitido se determina respecto del déficit de financiación identificado en relación con los costes subvencionables. Si el análisis del déficit de financiación lo justifica, la intensidad de la ayuda puede cubrir todos los costes subvencionables. El déficit de financiación es la diferencia entre los flujos de tesorería positivos y los negativos mientras dure la inversión, actualizada a su valor corriente aplicando un factor de actualización apropiado que refleje la tasa de rentabilidad necesaria para que el beneficiario lleve a cabo el proyecto; sobre todo, teniendo en cuenta los riesgos que comporta.
Dado que los IPCEI se financian con cargo a los presupuestos nacionales, el apoyo de España a este tipo de iniciativas mediante las partidas asignadas en el PRTR y su adenda refuerza el cumplimiento de los objetivos planteados en el plan e incrementará de manera muy relevante la actividad investigadora en España. Desde EY se continúa apostando firmemente por la innovación, la sostenibilidad y la digitalización apoyando y acompañando a nuestros clientes en la consecución de fondos para llevar a buen puerto las iniciativas más relevantes dentro del marco de los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo.
Publicado en Diario Sur