FASE 1. Cumplimiento normativo
En esta primera fase, el objetivo es implantar los mecanismos de control y supervisión en los órganos de gobierno para dar respuesta al proceso regulatorio de equiparar la información no financiera a la financiera. No olvidemos que el artículo 529, ter. a de la Ley 31/2014 de Sociedades de Capital, confiere al consejo de administración responsabilidades equivalentes respecto de ambas informaciones, la financiera y la no financiera, y que la madurez de los mecanismos que han implantado las empresas para controlar y supervisar ambas informaciones distaba mucho de ser la misma que en 2018.
Hoy, tras cinco años de vigencia de la ley, la situación es diferente. En el VI Informe comparativo de los Estados de Información No Financiera (EINF) del IBEX35 se aprecia como el gap de madurez entre los instrumentos de control y supervisión de las informaciones financieras y no financieras se ha ido reduciendo progresivamente. Como dato, quizá, más relevante, destaca que los sistemas de control interno de la información no financiera (SCINFF), han crecido significativamente, pasado del 17% en 2020 al 34% en 2022; apenas un 1% de las compañías del IBEX35 contaba con estos sistemas en 2018.
Fase 2. Mejora de resultados
El objetivo de esta segunda fase es mejorar los principales indicadores de desempeño en cada una de las dimensiones de la sostenibilidad (ambiental, social y gobernanza) en un período de tiempo determinado, para lo que es necesario haber fijado objetivos y métricas a corto y medio plazo. La conclusión más relevante de este VI informe, analizando la serie de cinco años, es que se observan mejoras en algunas métricas, pero no se aprecian grandes avances en conjunto. Entre los avances de las empresas del IBEX35 en el periodo 2018-2022 destacan los siguientes: el porcentaje medio de energía renovable consumida ha aumentado un 118%; el consumo eléctrico de las empresas ha disminuido un 58,83%; el porcentaje de mujeres en órganos directivos de las empresas y en los consejos de administración ha crecido de media un 12,51% y un 75,28%, respectivamente.
Pero aún quedan aspectos por mejorar; entre otros, para el periodo 2018-2022, destacamos estos: la brecha salarial entre hombres y mujeres se ha incrementado un 14,1%; la cantidad media de horas de formación por empleado disminuyó un 8,46%; o el consumo total de agua se incrementó de media un 17,91%.
Fase 3: Impacto
El objetivo de esta tercera y última fase es crear valor a largo plazo para los stakeholders, impulsando empresas mejores que construyan sociedades mejores, mediante la reducción de los impactos negativos y la maximización de los positivos. Para ello es necesario fijar objetivos y metas ciertas a largo plazo; y para conseguir metas a largo, primero hay que fijar objetivos parciales en el corto y en el medio plazo.
Por eso, en este VI informe, y dado que en 2025 las empresas del IBEX35 tendrán que reportar los datos del ejercicio 2024 conforme a los requerimientos de la nueva Directiva CSRD y los Estándares Europeos de Sostenibilidad (ESRS), nos ha parecido interesante comprender como este grupo de compañías están preparadas para dar respuesta a la nueva regulación. Y los resultados que hemos alcanzado son interesantes: con los datos disponibles, a fecha de hoy, las empresas del IBEX35 sólo estarían en disposición de abordar con cierta solvencia dos estándares: el ESRS E1 (cambio climático) y el ESRS S1 (plantilla propia). De los demás, no hemos podido extraer información homogénea y comparable; y eso ya es un dato a tener en cuenta.
La nueva directiva CSRD debería ayudar a mejorar el impacto, porque establece la necesidad de que, para cada uno de los 10 estándares ESG, se establezcan la estrategia, las metas y los objetivos a corto, medio y largo plazo. Esto debería ayudar a mejorar el impacto. Y, en este sentido, los datos de hoy dejan algún interrogante de cara a mañana: el porcentaje de empresas que dicen contar con estrategias de sostenibilidad que incorporan objetivos cuantificables y medibles cae 6 puntos porcentuales: del 97% en 2021 al 91% en 2022.
En conclusión
Como en tantas otras cosas, conviene recurrir a las fuentes para entender por qué y para qué se hacen las cosas. Y éstas podemos encontrarlas en la Directiva 2014/95 en la que se afirmaba que “la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad es aquella que, respetando la legislación aplicable en cada estado miembro, se concreta en dos objetivos: (1) maximizar la creación de valor compartido para la sociedad en sentido amplio; y (2) minimizar las consecuencias adversas mediante la identificación, prevención y atenuación de estas.
En esta definición se introducen las bases del itinerario hacia la transformación sostenible que apuntamos en este informe: respetar la legislación aplicable y trabajar hacia el impacto, maximízanos los impactos positivos y minimizando los negativos. Entender de dónde venimos, ayudará a entender a dónde vamos.