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¿Se retrasan los estándares de reporte?


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El ISSB busca que las empresas centren sus esfuerzos iniciales en garantizar las necesidades de información de los inversores sobre el cambio climático

En las últimas semanas, tanto el European Financial Reporting Advisory Group (EFRAG), como el International Sustainability Standards Board (ISSB) han anunciado retrasos en el desarrollo de los estándares de sostenibilidad que ambas instituciones están realizando desde hace un tiempo desde una óptica Europea y global, respectivamente.

Por una parte, el pasado 21 de marzo, la Comisión Europea solicitaba a EFRAG que retrasase el lanzamiento de los European Sustainability Reporting Standards (ESRS) sectoriales, para que centrase sus trabajos en apoyar a las empresas a implantar el primer set de los ESRS, publicados el 15 de noviembre de 2022 y conocidos técnicamente como agnósticos (que son aquellos que afectan a todas las empresas a las que, como en el caso español, están afectadas por la Ley 11/2018 de información financiera y diversidad). Los estándares sectoriales que se retrasarán son los dirigidos a agricultura, minería de carbón, minería, petróleo y gas ( upstream y mid-downstream), producción de energía, transporte por carretera, producción de vehículos de motor, textiles, alimento y bebidas.

En concreto, Mairead McGuinness, Comisaria de la UE para Servicios Financieros, Estabilidad Financiera y Unión de Mercados de Capitales, declaró: “Sabemos que los estándares de informes de sostenibilidad de la UE serán un desafío para las empresas. Y es por eso que le pedimos a EFRAG, que desarrolló los estándares preliminares, si lo desea, que centre su atención en brindar orientación adicional a las e presas para que apliquen el primer conjunto de estándares horizontales”. Recordemos que estos estándares serán necesarios para poder desplegar la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD, por sus siglas en inglés) de la UE.

Por otra parte, el 4 de abril, el ISSB, tras una consulta puntual de una empresa, permitió una prórroga de un año para aplicar por primera vez los estándares sobre Requisitos generales para la divulgación de información financiera relacionada con la sostenibilidad (IFRS S1) y sobre Información a divulgar relacionada con el clima (IFRS S2). Esta exención temporal (prórroga) permite que una entidad proporcione solo información relacionada con el clima en su primer año de implementación del estándar IFRS S1 y dejando un año demora para reportar sobre el resto de los aspectos relacionados con la sostenibilidad.

Con esta decisión, el ISSB busca que las empresas centren sus esfuerzos iniciales en garantizar las necesidades de información de los inversores sobre el cambio climático. En palabras de su presidente, Emanuel Faber, “La próxima introducción de los Estándares de ISSB, que establecen una base global, está siendo bien recibida por las empresas que buscan urgentemente herramientas para satisfacer las necesidades de información de sus inversores. Esta prórroga transitoria garantiza que las empresas puedan adaptarse gradualmente, centrándose inicialmente en la calidad de la información que reportan sobre el clima”.

Esta nueva prórroga del ISSB se une a la que realizaron en diciembre de 2022 para que las empresas pudieran disponer de un año extra para informar sobre las emisiones de Alcance 3.

¿Por qué estas prórrogas?

Para entender qué hay detrás de estos retrasos, quizá tengamos que comprender el objetivo último que hay detrás de estos estándares sobre sostenibilidad, ya sean europeos o internacionales. En ambos casos, el objetivo es el mismo: equipar, a todos los efectos, la información de sostenibilidad (antes, información no financiera) a la información financiera. La razón es sencilla: los aspectos ESG o de sostenibilidad, generan impactos financieros de la misma manera que lo hacen los aspectos financieros. No hay más que echar la vista atrás para ver cómo han impactado en el valor de una compañía y, en consecuencia, en el valor de la acción, los escándalos corporativos relacionados con la gobernanza, o los desastres ambientales, o los accidentes e incidentes con consecuencias sociales.

Esta equiparación, como se hizo en la información financiera, exige contar con mismas formas de medir los aspectos ESG, de forma que cualquiera, especialmente el inversor, pueda comparar la gestión de todas las compañías que tenga en su cartera. El problema es que, mientras que la información financiera lleva consolidándose en un proceso de muchos años -que podríamos situarlo tras la crisis de 1929, cuando el presidente Roosevelt reunió a “todo Wall Street” para ponerse de acuerdo en qué cosas había que regular y medir- en el caso de la información de sostenibilidad, que es mucho más compleja, se está intentando hacer todo ese camino de forma muy acelerada (en el mejor de los casos, podríamos remontarnos a 1997, cuando nace Global Reporting Iniciative (GRI).

Junto a este artículo, adjuntamos también un informe de la red global de EY la evolución del del reporte de sostenibilidad en los últimos meses en varias geografías del mundo.


Resumen

En las últimas semanas, tanto el European Financial Reporting Advisory Group (EFRAG), como el International Sustainability Standards Board (ISSB) han anunciado retrasos en el desarrollo de los estándares de sostenibilidad que ambas instituciones están realizando desde hace uno tiempo desde una óptica Europea y global, respectivamente. ¿Por qué se producen estas demoras?


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