La transformación, motivada por unos consumidores cada vez más preocupados por el impacto social y medioambiental de las compañías, está provocando que los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) avancen en el día a día de las operaciones y la toma de decisiones empresariales de los líderes del sector, como evidenció la primera edición de este informe. No obstante, y a pesar de que la sostenibilidad ha sido uno de los pocos aspectos que ha salido indemne e incluso fortalecido tras la pandemia de COVID-19, los líderes de la moda reconocían todavía que su desempeño sostenible tenía que seguir mejorando para el bien del planeta… y de sus futuras cuentas de resultados.
De igual modo, se ha hablado bastante de que también la pandemia ha acelerado y acortado los plazos de adopción del mundo digital por parte de los consumidores, pero en este sector de la moda no podemos abstraernos de que movimientos ya iniciados por los reguladores y por la propia industria de forma previa al Covid, también han tenido su importancia en el cambio de mentalidad del consumidor.
Es cierto que, todavía, como consumidores presentamos alguna incoherencia entre lo que decimos y lo que realmente hacemos, pero podemos afirmar que la idea de “ser responsables y sostenibles” en cuanto a lo que vestimos y cómo lo adquirimos empieza a estar claramente en la mente de todos como uno de los parámetros prioritarios. Ahora llega el momento de que los consumidores demuestren que con pequeñas acciones validan este camino que la industria ha comenzado.
Si el sector de la moda siempre ha estado en perpetua evolución, hoy es la sostenibilidad una de las principales palancas para su innovación y transformación, por el bien no sólo de las empresas que conforman el sector, sino por el bien de todos.