Informe sustanaible value study

¿Es compatible la sostenibilidad (y la descarbonización) con los resultados financieros?

El Sustainable Value Study destaca que las empresas que actúan sobre el cambio climático obtienen rendimientos superiores a los esperados.

Cuando se habla de sostenibilidad en general, y del proceso de descarbonización en particular, hay una línea de pensamiento que afirma que los costes que supone no justifican las ventajas que pudieran obtenerse. Quienes miran con recelo la sostenibilidad ponen en la mesa argumentos que, para ellos, son de peso: se incrementarán los costes; se pondrán en riesgo algunos sectores; las ventajas, de llegar, llegarán muy a largo plazo; no es evidente que la acción de hombre orientada a controlar las emisiones pueda revertir el clima… Para esta corriente de opinión, además, las empresas no tiene que actuar como actores sociales, sino responder exclusivamente a los intereses de sus accionistas (en línea con las teorías que Milton Friedman consagró en su ya famoso artículo publicado en The New York Times en 1970). La expresión más extrema de esta postura podríamos encontrarla hoy en el movimiento anti Woke, especialmente en los Estados Unidos, y en virtud del cual se combaten de forma activista todos los temas que estarían tras la agenda 2030.

Sin embargo, hay otro punto de vista que, desde el pragmatismo y dejando de lado cualquier connotación activista o ideológica, entiende que estamos asistiendo a una nueva disrupción semejante a lo que han sido las grandes revoluciones iniciadas en el SXIX. De la misma forma que se habla de las 4 revoluciones industriales (máquina de vapor, producción en masa, automatización y digitalización), que transformaron radicalmente muchos sectores económicos, la sostenibilidad traerá consigo disrupciones semejantes en muchos sectores industriales… a las que habrá que estar atentos para no quedar fuera del mercado. En este sentido, la sostenibilidad ya está incorporada en la mayoría de los ordenamientos jurídicos del entorno occidental (y muy especialmente en la Unión Europea, donde estamos viviendo lo que en EY denominamos Tsunami Regulatorio) y los principales inversores consideran que el riesgo climático es un riesgo de inversión.

Precisamente para entender esas oportunidades, estratégicas y financieras, desde EY se ha lanzado el Sustainable Value Study, una investigación entre más de 500 empresas líderes en sostenibilidad[1], que pone el foco en las oportunidades que surgen a raíz de la respuesta a la crisis climática y en el camino que queda por recorrer.

De entre todas las conclusiones, hay dos que merecen especial atención:

La primera conclusión tiene que ver con el valor económico que aporta la sostenibilidad. Según el estudio más de dos tercios de todos los encuestados (69 %) afirma que obtienen un valor financiero más alto de lo esperado de sus iniciativas climáticas. En otras palabras: las empresas que toman medidas climáticas decisivas no solo crean más valor para el planeta, sino que también obtienen más valor financiero para sí mismas en medidas como el crecimiento de los ingresos y las ganancias. Además, para el 57% de los encuestados una de las razones más destacadas para abordar estas iniciativas es mejorar la valoración de agencias externas del ESG de la empresa (57%)

Estos impactos financieros positivos se producen a pesar de que hay preocupaciones y obstáculos claramente identificados por los encuestados: el 36% piensa que estas iniciativas pueden tener un impacto negativo en el desempeño financiero; y el 38% cree que se puede reducir su competitividad a corto plazo. En promedio, los encuestados dicen que casi el doble de las iniciativas climáticas de su organización tendrá un impacto financiero positivo (37% frente al 19% que piensan que será negativo). A la hora de valorar el impacto de las iniciativas relacionadas con el cambio climático, las empresas priorizan el valor financiero por encima del beneficio para el planeta o la sociedad. La planificación a largo plazo en materia de sostenibilidad facilita que las empresas encuentren nuevas oportunidades para crear valor

La segunda conclusión relevante tiene que ver con el impacto de la ambición. La conclusión también es clara: cuanto más avanzan las empresas en su viaje a la sostenibilidad, mayores beneficios obtienen.

Para obtener esta conclusión, el estudio diferencia entre dos tipos diferentes de empresas: las observadoras y las pioneras. Y los resultados son significativos: las empresas pioneras tienen 2,4 veces más probabilidades de reportar un valor financiero significativamente más alto de lo esperado que las empresas observadoras (52 % frente al 21 %) y han logrado una mayor reducción de emisiones hasta la fecha (32 % frente al 27 %).

Los pioneros, empresas que son relativamente maduras en términos de su viaje de acción climática, están tomando medidas en las cinco categorías, desde la gobernanza y la medición hasta las operaciones, los proveedores y los clientes.

Para las empresas más maduras, este proceso a menudo implica inversiones incrementales y transformadoras en múltiples categorías de acción, frente a objetivos estratégicos a corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, las empresas pioneras de nuestra muestra tienen tres veces más probabilidades de haber establecido nuevas líneas de negocio para capturar oportunidades de mercado relacionadas con el clima: el 94 % de las pioneras tienen esta acción completada o en curso, en comparación con el 32 % de los observadores.

Otras conclusiones interesantes

  • El 93% de las compañías han hecho públicos sus compromisos de reducción de emisiones. Este compromiso es, de media, un 41%, una cifra insuficiente si se tiene en cuenta que es necesaria una reducción del 45% hasta 2030 si se quiere mantener el límite de 1,5ºC establecido en el Acuerdo de París.
  • El 28% de las empresas consideran que la búsqueda de valor financiero es el principal motor para impulsar iniciativas climáticas; solo el 15% prima el compromiso con el planeta.
  • Las empresas identifican la falta de colaboración interna como el principal obstáculo para cumplir sus objetivos climáticos: el 62% dice que las diferencias lo son sobre decidir qué criterio es más importante al evaluar iniciativas, mientras que el 61% cree que hay demasiados equipos involucrados, por lo que es complicado tomar decisiones.
  • En cuanto a la colaboración, la mitad de las empresas pioneras (51%) han establecido algún tipo de asociación estratégica o joint venture dentro de su estrategia de sostenibilidad, frente a solo el 6% de las observadoras que han formado este tipo de alianzas.

¿Cómo avanzar?

De cara a avanzar en la senda de la sostenibilidad, la investigación arroja una serie de conclusiones de tipo cualitativo. Son éstas:

  1. Aumentar la ambición. Incluso para las empresas con mayores compromisos de cambio, la investigación revela que no se están estableciendo objetivos suficientemente ambiciosos como para cumplir con los límites establecidos en el Acuerdo de París.
  2. Medir el impacto. Una parte vital para diseñar una estrategia de sostenibilidad es reconocer la complejidad de un proceso de reducción de emisiones capaz de generar un verdadero impacto, por lo que será necesario incorporar formas de medir y realizar un seguimiento del proceso.
  3. Colaborar con el entorno. La colaboración con agentes de dentro y fuera de tu sector es una de las herramientas que más puede contribuir a la aceleración del cambio. Esto incluye trabajar conjuntamente con reguladores, instituciones académicas, competencia, ONG y todos los involucrados en tu cadena de valor.
  4. Transforma tu cadena de suministro. Muchas empresas tienen más oportunidades de reducir el impacto de sus emisiones a través de su cadena de suministro que desde el interior de su propia organización.
  5. Invertir en talento. Para abordar correctamente las necesidades con las que tu organización debe contar a la hora de llevar a cabo una estrategia de sostenibilidad, es vital contar con los equipos adecuados. Para ello, se debe contar con un plan de gestión del talento adecuado que incluya la contratación de especialistas y procesos de upskilling

En conclusión

Cada vez empieza a ser más claro que el dilema sostenibilidad Vs valor financiero es un falso dilema… o un falso debate. Esa visión de lo que es sostenible no es rentable empieza a desdibujarse. Si el riesgo climático, es ya un riesgo de inversión; si las empresas pioneras tienen 2,4 veces más probabilidades de reportar un valor financiero significativamente más alto de lo esperado que las empresas observadoras (52 % frente al 21 %); si el principal factor de motivación para acelerar la ruta de la sostenibilidad es el financiero (para el 28% de los encuestados)… ¿no será que ya la sostenibilidad ha dejado de ser un factor de activismo para convertirse en una palanca de creación de valor? Quizá quien no entienda esto, es que no se ha dado cuenta de que, como decía Bob Dylan, los tiempos están cambiando



Resumen

El informe EY Sustainable Value Study, una investigación entre más de 500 empresas líderes, arroja interesantes datos sobre la relación entre sostenibilidad y valor financiero, entre las que destacan dos: el 69 % de los encuestados afirma que obtienen un valor financiero más alto de lo esperado de sus iniciativas climáticas; las probabilidades de reportar mayor valor financiero son 2,4 veces mayores cuanto mayor es la ambición climática.


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