1) Es necesario encontrar un equilibrio entre las prioridades a corto y a largo plazo.
Históricamente, las empresas se han enfrentado a una tensión constante por encontrar un equilibrio entre los indicadores a corto plazo y los objetivos a largo plazo. La necesidad de impulsar la agenda ESG ha añadido una nueva capa de complejidad a la hora de encontrar este equilibrio, especialmente cuando se trata de hallar un punto de encuentro entre las necesidades de las empresas y las de sus accionistas.
Tanto los líderes empresariales como los inversores están de acuerdo en la necesidad de invertir en la creación de valor sostenible a largo plazo. Sin embargo, el 64% de los directivos que participaron en la encuesta afirman que se enfrentan a la presión de los inversores sobre los resultados a corto plazo, lo que frena las inversiones a largo plazo en sostenibilidad.
Junto a este dato, las compañías reconocen divisiones internas a la hora de alcanzar un consenso sobre la inversión en asuntos ESG, sobre todo entre el grupo de expertos, ya que, al tener una estrategia de sostenibilidad más desarrollada, se enfrentan a dilemas más importantes. La aparición de estas diferencias crece un 12% respecto a la edición del año pasado (del 55% en 2022 al 67% en 2023), lo que apunta a que las empresas cada vez tienen más problemas para compaginar las prioridades a corto y largo plazo.
A pesar de estas dificultades, hay un dato a destacar: el 74% de las empresas cree que se deben abordar las cuestiones ESG que afecten a su negocio, incluso si al hacerlo empeoran los resultados financieros y la rentabilidad a corto plazo; para ello, las compañías reconocen que un gobierno corporativo eficaz es clave para lograr un equilibrio entre stakeholders internos y externos, desde los empleados hasta los inversores, y lograr así un plan de acción integral.
2) La gobernanza en materia de sostenibilidad todavía tiene camino por recorrer.
Según los datos que ofrece la encuesta, a pesar de que la mayoría de las empresas consultadas (72%) han expresado su compromiso de alinearse con los ODS más directamente relacionados con su negocio, una mayoría de ellas reconoce que sus empleados no sienten que se esté haciendo lo suficiente para avanzar en cuestiones relacionadas con el clima.
Para entender este dato, la encuesta pregunta directamente cómo de eficaz es actualmente su consejo de administración en las siguientes cuestiones: en relación a la supervisión de la ejecución y el progreso de los compromisos climáticos, el 57% de las empresas expertas, contestó que son altamente eficaces, frente al 17% de las empresas principiantes; y sobre la colaboración con los accionistas en los planes y medidas sobre el clima, el 47% de las empresas expertas afirmó ser altamente eficaces, frente a solo el 28% de las empresas principiantes.
Por tanto, y según los datos de la encuesta, aunque cada año las empresas expresan mejorar sus resultados en cuanto a objetivos ESG, lo cierto es que reconocen que les queda mucho por mejorar; y el gobierno corporativo es una de las áreas señaladas entre las que tienen mayor margen de mejora.
3) Hay tres prioridades para integrar la sostenibilidad en el gobierno corporativo: sistematización, responsabilidad y autenticidad.
Por lo que se refiere a la sistematización (es decir, la incorporación de la sostenibilidad de una manera formalizada tanto en los órganos de gobierno como en los órganos de dirección) la encuesta arroja datos interesantes. Y es que, a pesar de que muchas compañías cuentan con una comisión del consejo dedicada a los aspectos de sostenibilidad, sigue habiendo dudas sobre si la agenda ESG se integra de forma sistemática en las reuniones del consejo en pleno. Sólo el 7% considera que las cuestiones de sostenibilidad están plenamente integradas en los procesos de toma de decisiones de sus consejos; y más de una cuarta parte (el 27%) cree que aún es necesario un cambio significativo para que las cuestiones de sostenibilidad estén plenamente integradas. Además, preguntadas las compañías sobre si los consejos han establecido las dinámicas necesarias para abordar las cuestiones ESG de manera efectiva, el 86% de las empresas expertas (frente al 52% de las principiantes), aseguran gestionar el orden del día del consejo para garantizar que siempre se debatan los riesgos y oportunidades ESG a largo plazo y no sólo las cuestiones del negocio a corto plazo.
Por lo que se refiere a la responsabilidad (un concepto que el estudio relaciona con la retribución, bajo de la idea de say on pay, que tiene que ver con el derecho de los accionistas de emitir un voto sobre las políticas de retribuciones de los consejeros y ejecutivos), las empresas empiezan a introducir métricas de ESG en la retribución de sus directivos, tanto en los incentivos a corto como a largo plazo, estableciendo así una responsabilidad directa en los equipos directivos sobre los aspectos de sostenibilidad. La aplicación de sistemas eficaces de retribución variable favorece la obtención de resultados y el avance hacia la consecución de objetivos de sostenibilidad. Las direcciones ejecutivas, los consejos de administración y las comisiones de retribución deben ser pragmáticos y ágiles a la hora de establecer KPI basados en ESG que estén vinculados al largo plazo pero que, igualmente, sean capaces de evolucionar en el corto. Y los datos que arroja el informe son interesantes: el 69% de las compañías expertas incluyen las métricas ESG como elemento significativo a la hora de fijar la remuneración de los ejecutivos senior, frente al 29% de empresas principiantes.
Por lo que se refiere a la autenticidad (concepto que se introduce en el estudio para conectar la sostenibilidad más con la gestión que con la comunicación) se pone de manifiesto que las empresas integran la sostenibilidad en su estrategia mediante la definición de métricas concretas en las que definan las prioridades de la empresa en los aspectos ESG (de la misma manera que, desde hace años, se viene haciendo con las métricas financieras). Esta claridad de objetivos y métricas podría explicar por qué las compañías expertas en el gobierno de la sostenibilidad están mejor preparadas para adaptarse a las nuevas exigencias que vendrán de la mano de la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD por sus siglas en inglés) que las compañías principiantes.
El informe ha preguntado a las empresas sobre diferentes aspectos para entender si están preparadas para responder a las exigencias de las futuras directivas CSRD y de diligencia debida. El primero de estos aspectos tiene que ver con la existencia de un marco de gobierno claro que establezca responsabilidades en materia de diligencia debida y reporting ESG; sobre este punto, el 78% de las compañías expertas afirman estarlo, frente al 53% de las principiantes. El segundo de ellos se ha centrado en saber si las direcciones financieras tienen responsabilidades concretas en el reporting ESG; el 79% de las compañías expertas afirman que las áreas financieras tienen responsabilidad, frente al 51% de las principiantes. El último de los aspectos intentaba conocer si las empresas disponen de tecnología y skills de análisis de datos para realizar el reporte; el 83% de las compañías expertas afirman contar con sistemas de información para gestionar el dato, frente al 55% de las principiantes.
En conclusión
Sin un buen gobierno corporativo (que el informe define como sistemático, responsable y auténtico) no solo no es posible implantar la sostenibilidad en las compañías, sino, sobre todo, proteger su valor a largo plazo. No hay más que echar la vista atrás para ver cómo los principales escándalos corporativos (recordemos el caso ENRON), que tuvieron su origen en un gobierno corporativo deficiente, causaron elevadísimos quebrantos patrimoniales para sus accionistas y, en general, para todos sus stakeholders.
Por eso hay muchos autores que, como el profesor Harjoto, de todas las dimensiones de la sostenibilidad, la G (de Gobernanza) es la causa, y no la consecuencia, de una empresa sostenible, responsable y capaz de crear valor a largo plazo.