El sector cerámico, concentrado principalmente en la provincia de Castellón, es uno de los más afectados por el significativo aumento de los precios del gas, ya que no dispone de una fuente energética alternativa sostenible a corto plazo.
Nos encontramos en un momento muy complejo para el sector energético y, por ende, para la economía y la industria española y valenciana, ya que se ha producido lo que se conoce comúnmente como “shock” de oferta.
El significativo aumento que se ha ido produciendo de los precios del gas en los mercados internacionales desde hace varios meses, y que se ha agravado como consecuencia de la invasión de Ucrania, ha tenido un impacto directo sobre los precios energéticos y la inflación, afectando a las familias y a la competitividad de muchas empresas. Algunos sectores como el cerámico, concentrado principalmente en la provincia de Castellón, se encuentran entre los más afectados, ya que en la actualidad no disponen de una fuente energética alternativa sostenible a corto plazo.
Para hacer frente a estos históricamente altos precios del gas, algunas empresas -tanto de este como de otros sectores de actividad- han buscado cambiar sus fuentes de generación. Incluso, aquellas que no han tenido otro camino, se han visto abocadas a afrontar paradas en su producción durante los últimos meses.
En este difícil contexto, la Unión Europea ha reaccionado publicando diversas comunicaciones, a través de las que se ponen sobre la mesa posibles soluciones.
Por un lado, el pasado mayo se publicaba la aprobación de RepowerEU, orientada a reducir la dependencia energética del exterior y, en particular, del gas procedente de Rusia, que supone el 45 % del total importado -155 bcm (millardos de metros cúbicos)- y a reducir los impactos del encarecimiento de dicho gas sobre los precios eléctricos.
Por otro lado, y más recientemente, el 20 de julio, la Comisión Europea publicaba un nuevo Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas “Ahorrar gas para un invierno seguro”, con el fin de preparar a la UE ante un recorte del suministro. Se trata de una propuesta de Reglamento, basada en el artículo 122 del Tratado de la UE, que supondría una reducción del consumo de gas en Europa en un 15 % hasta la próxima primavera.
Sin embargo, esta decisión ha sido modificada en el Consejo Europeo del pasado 26 de julio para el caso de España, que reducirá entre un 7% y un 8% el consumo de gas de forma voluntaria. También Portugal tendrá una aplicación flexible, teniendo en cuenta la reducida capacidad de interconexión de la península ibérica.
Además, se han considerado los esfuerzos que España ha realizado en su política energética desde hace varios años para asegurar el suministro de gas. En particular, nuestro país cuenta con una regulación que obliga a diversificar el suministro, evitando una excesiva dependencia de Argelia -principal suministrador de este combustible por gasoducto-. Por ello, se hizo un gran esfuerzo de inversión en plantas de regasificación para permitir la importación de gas natural licuado desde otros mercados -Oriente Medio o Estados Unidos, entre otros- y en almacenamientos subterráneos. Adicionalmente, se regularon las reservas estratégicas de gas, gestionadas por la agencia tutelada por el Estado para la seguridad energética CORES (Corporación de Reservas Estratégicas De Productos Petrolíferos).
Por ello, se ha estimado la capacidad exportadora de nuestras plantas de regasificación y, en particular, la terminal de gas natural licuado de Gijón, El Musel, que permitirá exportar a la UE unos 8 bcm (millardos de metros cúbicos) anuales.
De este modo, se logra minimizar el efecto negativo de las medidas obligatorias sobre los consumidores e industrias.
Mientras, el sector azulejero de nuestra comunidad se dirime entre acometer una necesaria gestión más eficiente de la energía y la posibilidad de buscar nuevas fuentes que supongan una alternativa al gas, tales como el biogás, el hidrógeno verde o la electrificación de las plantas vía hornos eléctricos. Se trataría, en todo caso, de un proceso de transformación tecnológica para nuestra industria, con la vista puesta en su desarrollo a medio plazo, que conllevará relevantes inversiones para nuestra industria, y en las que los fondos europeos (PERTE de energías renovables) deberán jugar un papel relevante.
Un proceso que conllevaría, en cualquier caso, acometer una transición moderada y sostenible ya que, hoy por hoy, el gas sigue siendo la principal fuente de energía y el que, en el corto plazo, seguirá abasteciendo la producción cerámica en la Comunidad Valenciana.
Publicado en Las Provincias