Informe “European Bank Lending Economic Forecast”
Durante el primer semestre de 2023, la economía europea ha hecho gala de su flexibilidad y resiliencia para superar la incertidumbre derivada de las tensiones geopolíticas, la crisis energética y las subidas de tipos de interés. Son, precisamente, las medidas para estimular la economía las que han ayudado a mitigar estos impactos negativos y han sentado las bases para la recuperación. En cualquier caso, la actividad crediticia de las instituciones bancarias no es inmune a la coyuntura económica actual.
De acuerdo con la última edición del informe "EY European Bank Lending Economic Forecast", se espera que la financiación bancaria caiga en España un 1,2% en 2023. Sin embargo, hay optimismo a corto plazo, ya que las previsiones apuntan a una recuperación a partir del próximo año del 1,2% y de un 3,2% durante el año 2025.
En cuanto a la eurozona en su conjunto, el informe también predice que el crédito seguirá creciendo pero que lo hará más despacio, especialmente teniendo en cuenta que en 2022 se alcanzó el mayor dato en 14 años, cuando aumentó un 5%. La previsión para el cierre de 2023 es que la actividad crediticia suba un 2,1% y siga ralentizándose hasta el 1,7% en 2024. En Alemania, la economía más importante de la eurozona, se experimentará la mayor desaceleración, dado que su crecimiento se prevé que disminuya del 6,9% en 2022 a un 2,8% en 2023.
Sin embargo, la perspectiva a largo plazo es positiva. Se espera que los préstamos totales de la eurozona crezcan un 3,3% en 2025 y un 3,9% en 2026. Este cambio de tendencia se deberá principalmente a la desaparición de los efectos del shock energético del año pasado y al fin del incremento de los tipos de interés.
Pero, hasta que eso suceda, la realidad es que la tasa de morosidad, aunque moderadamente, sigue subiendo en Europa. Se prevé que aumente hasta un 4,2% en 2023 y continuará haciéndolo de manera gradual hasta el 5,8% en 2024. En cualquier caso, estos números están lejos de los alcanzados en el peor momento de la última crisis financiera y no podemos olvidar que contamos con una regulación más estricta que entonces y, además, que los hogares cuentan con un nivel de ahorro superior acumulado durante la pandemia.
A diferencia de sus colegas europeos, los consumidores en España están muy expuestos a las subidas de tipos del BCE, ya que aquí cerca del 90% de los titulares de hipotecas tienen contratos a tipo variable. Es por esto que el mercado inmobiliario español sufre antes el encarecimiento de la política monetaria en comparación con otros países de Europa, donde la demanda de hipotecas seguirá creciendo a un ritmo más lento, el 1,4%, aun cuando se prevé que se recupere hasta alcanzar el 2,5% en 2024, el 3% en 2025 y el 3,5% en 2026. También hay que tener en cuenta el endurecimiento de los criterios de los bancos españoles a la hora de conceder hipotecas. Aun así, tras la caída en 2023 del 1,7%, se espera que el número de hipotecas concedidas aumente en 2024 un 0,4%.
Por segmentos, en España mayoritariamente los créditos al consumo parecen gozar de muy buena salud. Si bien es cierto que son cifras lejanas a las anteriores a la pandemia, las buenas perspectivas del mercado laboral empujan este tipo de préstamos a crecer un 3,1%.
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