Woman taking a photo whilst sitting on roof of camper at sunset

Entorno seguro para la movilidad de las mujeres

El nivel de motorización de las mujeres es completamente distinto en las ciudades y en el ámbito rural.

Las mujeres asumimos cada día nuestras obligaciones profesionales, tareas domésticas y otras actividades, que hacen más complejos nuestros patrones de viaje. Como enuncian varios estudios, la menor motorización de las mujeres en las ciudades y mayor acogida a las cuestiones medioambientales respecto a los hombres, nos lleva a caminar más y a hacer un mayor uso del transporte público, sin embargo, algunos medios como la bicicleta son todavía percibidos como inseguros de forma que no constituyen una verdadera alternativa para nuestros desplazamientos.

En el entorno rural las cosas cambian, la dependencia del coche es fundamental, la distancia a las escuelas, tiendas y servicios en muchos casos exceden la distancia para ir caminando o en bicicleta, situación que está conduciendo a tasas de motorización por parte de las mujeres que son muy elevadas en contraste con lo que ocurre en las ciudades.

Estos comportamientos específicos de la movilidad femenina configuran el foco en el que centrar las medidas para acomodar sus desplazamientos en un entorno seguro. Teniendo en cuenta que el diseño de la infraestructura es reconocido como el medio más eficaz para proporcionar seguridad vial de todos los usuarios de la vía, se esbozan a continuación algunas estrategias de la actuación sobre las calles de vías de nuestras ciudades y carreteras.

La denominada “movilidad de los cuidados” se desarrolla frecuentemente en viajes con etapas intermedias que exigirá estudiar aspectos como paradas seguras para niños o mayores, y en general que el diseño de la infraestructura oriente y modere la velocidad de circulación a la “velocidad segura” entendida como aquella que es adecuada para cada tipo de vía y usuarios que la frecuentan reduciendo al mínimo el riesgo de que se produzca un accidente grave. Por otra parte, la mejora de las rutas al colegio, peatonal o ciclista, que utilizan niños y adolescentes potenciará la movilidad activa o incluso que no tengan necesariamente que ir acompañados.

La relevancia de los desplazamientos peatonales en el viaje completo, o en etapas, por la alternancia como peatón y uso de transporte público, exige disponer de aceras, senderos y cruces adecuados para su desarrollo seguro, además son un requisito fundamental para el cambio modal. Respecto a las formas de incentivar el uso de la bicicleta, la inversión en carriles dedicados podría cambiar la percepción de seguridad y atraer más adeptas.

El fomento del desarrollo sostenible e integrado en el entorno rural debe ser una prioridad y la movilidad es un factor que posibilita la vida económica y social de las mujeres en este medio. Al tiempo que se articulan estrategias para reducir la dependencia del vehículo privado en estas zonas, la realidad es que en las carreteras convencionales que les dan acceso se producen más del 70% de los fallecidos. Estas vías son  compartidas por vehículos a motor y usuarios vulnerables como peatones, ciclistas y personas de edad avanzada, siendo necesaria la una intervención específica que mejore su seguridad abarcando desde actuaciones de mayor envergadura como la separación de sentidos de circulación para la prevención de colisiones frontales, el tratamiento de travesías, la habilitación de itinerarios peatonales y ciclistas, a soluciones de bajo coste  como el tratamiento de intersecciones, guiado con marcas viales, balizamiento o refuerzo de la señalización vertical.

Garantizar una movilidad sin muertes y lesiones graves ocasionadas por accidentes de tráfico es fundamental para contribuir a otros objetivos de sostenibilidad en formas muy directas y claras. Queda pendiente articular los mecanismos de financiación adecuados y prolongados en el tiempo para realizar las inversiones necesarias y hacer nuestras vías cada día más seguras, también para las mujeres.

Resumen

La motorización de la mujer varía mucho de la ciudad al medio rural. Estos patrones de movilidad femenina marcan el devenir de las medidas a tomar para acomodar sus desplazamientos en un entorno seguro, lo que requiere de una importante inversión.

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