Transformación de la movilidad y el transporte: compromiso del MITMA

La descarbonización, la digitalización y la importancia creciente de las ciudades están transformando la movilidad y el transporte

La movilidad de las personas y el transporte de las mercancías son actividades esenciales, tanto desde el punto de vista social, pues inciden de manera directa en el bienestar de los ciudadanos, como desde el punto de vista económico. Algunas cifras permiten visualizar esta importancia, como el hecho de que en España se muevan al día 4 millones de toneladas, el que se cada año se realicen 5.000 millones de viajes en transporte colectivo al año, o el que el 13% del gasto de las familias españolas se dedique al transporte.

Por otra parte, nos encontramos en un momento de grandes transformaciones, tanto desde el punto de vista tecnológico como social, que nos están afectando a todos y el transporte y la movilidad, no son ajenos a las mismas.

De hecho, podemos decir que la movilidad se encuentra en un momento de transformación disruptiva de toda su cadena de valor, marcada por tres vectores de cambio:

• La descarbonización y la necesidad de dar respuesta al cambio climático
• La digitalización y la irrupción de nuevas tecnologías
• Y la importancia creciente de las ciudades, con los retos que ello genera tanto en relación con la movilidad urbana como en los entornos de baja densidad de población

En este contexto, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el MITMA, ha querido adaptarse para poder dar respuesta a los grandes retos que este proceso de transformación conlleva. De hecho, el propio cambio de nombre del Ministerio es un primer signo para visualizar esa voluntad de adaptación.

Y para poder disponer de una hoja de ruta, de un instrumento de planificación estratégica, hemos diseñado es.movilidad, la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada, concebida como un documento marco, a largo plazo, concebido para guiar las actuaciones del MITMA en los próximos 10 años con objeto de dar respuesta a los retos del siglo XXI en movilidad de personas y transporte de mercancías.

La Estrategia parte de considerar la movilidad como un derecho, un elemento de cohesión social y de crecimiento económico y se centra, como su nombre indica, en la seguridad, en la sostenibilidad -social, económica y ambiental- y en la digitalización. Además, busca poner al ciudadano y usuario (tanto del transporte de viajeros como de mercancías) en el centro de las decisiones de movilidad.

Y si la sostenibilidad abarca la triple perspectiva social, económica y ambiental, ¿a qué nos estamos refiriendo al hablar de la movilidad sostenible? No hay una única definición generalmente aceptada, pero sí que hay elementos que aparecen de manera reiterada al referirse a este concepto y que hemos adoptado en es.movilidad.

Desde la perspectiva ambiental, la movilidad sostenible buscar alcanzar sus objetivos minimizando la contribución del transporte a las emisiones contaminantes y fomentando los modos limpios la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático, la economía circular, la resiliencia climática y la movilidad universal.

Desde la perspectiva social, la movilidad es un elemento que puede tener un impacto importante en la calidad de vida y las oportunidades de las personas, en función de dónde residan. El acceso a los puestos de trabajo o a los lugares de estudio, o el precio de la vivienda pueden estar fuertemente relacionados con las oportunidades de movilidad. Por ello, desde esta perspectiva deben abordarse cuestiones como el disponer de un sistema de transporte público robusto y resiliente o la necesidad de priorizar el dar respuesta a las necesidades de movilidad cotidiana. Además, la perspectiva social implica el no dejar atrás a nadie en el proceso de transformación en el que estamos inmersos: ni colectivos específicos, ni territorios ni sectores productivos. Es necesario dar los tiempos adecuados de adaptación y de proveer soluciones específicas para cada situación.

Por último, desde la perspectiva económica, por una parte, hay que trabajar por una movilidad asequible, y por otra, hay que maximizar la eficiencia de la utilización de los recursos públicos. Anualmente, la administración general del Estado contribuye con más de 12.000 millones de euros al adecuado funcionamiento del sistema de transportes, tanto a través de inversiones en infraestructuras como en subvenciones al transporte. Es esencial que estos recursos públicos, que pertenecen a toda la sociedad, se destinen a aquellos fines que maximicen la generación de valor público.

La Estrategia de Movilidad del MITMA se estructura en 9 ejes y aunque todos, de una manera u otra tienen relación con la movilidad sostenible, tres de ellos se centran en ella:

• Eje 1 Movilidad para todos: que incluye medidas para facilitar soluciones de movilidad accesibles y asequibles para todos los ciudadanos y en todos los territorios, incidiendo en la movilidad cotidiana y la movilidad inclusiva.
  
• Eje 4 Movilidad de bajas emisiones: que se centra en apoyar el desarrollo de fuentes de energías alternativas y sostenibles para el transporte (electrificación, hidrógeno, etc.), y el estímulo de los medios de transporte de bajas emisiones, para reducir el impacto medioambiental del transporte, así como la contaminación acústica.
  
• Eje 8 Aspectos laborales y sociales: el cambio de paradigma de la movilidad tiene diversos alcances aún por conocer y comprender. En este eje se aborda la mitigación de los impactos negativos que pueden tener estos cambios sobre la sociedad y la economía, profundizando en las materias laborales y sociales del sector. Se abarcan aspectos como apoyar la mayor participación de la mujer en el sector transporte, mejorar la formación de los profesionales, o la necesidad de concienciación y sensibilización para todos los agentes que participan en el ecosistema de movilidad.
  

Pero desde el MITMA no podemos abordar estos retos en solitario, y por ello abogamos por un enfoque integrador. En primer lugar, porque las políticas de movilidad tienen un carácter transversal y no podemos referirnos a políticas de movilidad y transporte sin referirnos a la energía, industria, medio ambiente, desarrollo urbano, innovación, telecomunicaciones, finanzas, etc. En segundo lugar, porque todas las Administraciones territoriales (estatal, autonómica, local -y también europea-) tienen competencias en materia de movilidad, lo que exige una intensa labor de coordinación y cooperación. Y en tercer lugar, necesitamos contar con todo el conocimiento y la iniciativa del sector privado, el tercer sector, la sociedad civil o la academia.

Con este espíritu, entre septiembre y diciembre de 2020 tuvo lugar el proceso de participación pública de la Estrategia, denominado “Diálogo Abierto de Movilidad” en el que el MITMA participó en más de 100 eventos, y a través del cual estamos incorporando muchas mejoras al texto final que se apruebe.

Nos encontramos, sin duda, en un momento muy difícil por la crisis sanitaria y económica que ha provocado la Covid, pero también en un momento en el que hay que mirar con luces largas. Y tenemos que aprovechar la gran oportunidad que nos brinda el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, que supondrá una inversión anticíclica y sin precedentes en la economía española.

Este Plan tiene 10 políticas palanca y 30 componentes y dos de ellos se refieren a la movilidad sostenible. Ello nos va a permitir acelerar las inversiones que el sistema de transporte y movilidad requiere, para ser, en definitiva, seguro, sostenible y conectado.