La bicicleta es parte de la solución a los retos a los que nos enfrentamos como sociedad.
Reunida en Asamblea General, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 3 de junio como el Día Mundial de la Bicicleta. Hoy celebramos esta efeméride repitiendo algunos de los motivos por los que la ONU tomó esta decisión: “por tratarse de un medio de transporte versátil, sostenible, accesible, limpio y beneficioso para el medio ambiente”.
Y es que 200 años después de que las primeras bicicletas comenzaran a rodar por los caminos, calles y carreteras, este medio de transporte sigue ofreciendo soluciones sencillas, a muchos de los complejos problemas a los que nos enfrentamos como sociedad.
Solo en 2020, en España se vendieron más de 1,5 millones de bicicletas (un 24% más y un récord histórico de ventas), las bicicletas eléctricas superaron la cifra de las 200.000 unidades vendidas (casi un 50% más) y el sector facturó 2.600 millones de euros (casi un 40% más que el año anterior). Además, en un año tan difícil, el sector fue capaz de generar empleo en España.
Este aumento de la demanda es fruto del interés de la sociedad por moverse de manera más sostenible y saludable. La pandemia que estamos sufriendo ha acelerado procesos y también nos ha permitido reorganizar nuestras prioridades individuales y como sociedad. Desde hace muchos años, nos enfrentamos a una multitud de retos a los que no hemos prestado la debida atención, y a los que la situación actual nos ayuda a poner el foco:
1. La crisis sanitaria que vivimos, no solo se circunscribe a la covid-19: nos enfrentamos a la pandemia del sedentarismo, al reto de vivir más y mejor, las enfermedades derivadas de la contaminación o las consecuencias sanitarias de los accidentes de tráfico.
Estos retos nos obligan como sociedad a apostar por una movilidad no solo más sostenible y segura pero también más saludable.
2. La crisis medioambiental es quizás, por las proporciones del cambio climático y el efecto que puede tener en nuestra propia generación y en las futuras, una crisis a la que debemos prestar atención con urgencia. Los cambios que en materia de movilidad podemos tomar no se pueden limitar a vehículos que emitan menos gases de efecto invernadero: es necesario hacer un uso más razonable y eficiente de los recursos.
La movilidad no solo tiene que ser más eléctrica si no también más eficiente.
3. La crisis económica y social también nos ha demostrado como la interdependencia global (con tantas ventajas para la exportación de nuestros productos o el desarrollo tecnológico), también nos hace enfrentarnos a nuevos retos como la dependencia energética o la pérdida de empleos.
La nueva movilidad debe ofrecer oportunidades de negocio y generar empleo de calidad, así como hacernos más independientes energéticamente.
A todos estos retos, la bicicleta puede contribuir como parte de la solución:
La revolución de la bicicleta eléctrica permite que cualquier personal (independientemente de su edad o condición física), así como ante cualquier orografía o distancia, pueda disfrutar de su medio de transporte, ocio o deporte favorito. A su vez, acercando a la actividad física a amplias capas de población y contribuyendo a la salud pública.
La demanda social por usar la bicicleta debe tener respuesta por parte de la administración. La apuesta estatal y de muchas administraciones autonómicas y locales por la bicicleta (creación de estrategias, inversión en redes de carriles bici segregados, seguros y conectados, aparcamientos seguros, apuesta por la intermodalidad), deben ser acciones prioritarias en el marco de los presupuestos generales del estado y de los fondos europeos de recuperación.
Las oportunidades de negocio y empleo derivadas de las nuevas tecnologías en torno a la bicicleta y la bicicleta eléctrica (conectividad, electrificación y productos de mayor valor), refuerzan la tendencia a la reindustrialización, generación de oportunidades para empresas del sector y start-ups en España. El sector de la bicicleta debe recibir el apoyo público necesario para mantener y crear empleos y oportunidades de negocio.
La movilidad del futuro solo servirá al interés general si además de sostenible, segura y conectada, también es saludable. En esa tarea, la movilidad activa (a pie y en bicicleta), deben jugar un papel fundamental en las políticas públicas, de cara a contribuir a la mejora en la calidad de vida y en la respuesta común a los retos que tenemos como sociedad.