La configuración de una función financiera con perfiles más completos, motivados y cualificados no será una tarea fácil.
El papel de los directores financieros siempre ha estado sujeto a un continuo proceso de cambio y adaptación. Si bien en la actualidad ya no son vistos, tanto ellos como sus equipos, como un departamento alejado del negocio y que apenas aporta valor (si somos sinceros, aún encontramos algunas organizaciones donde se les sigue poniendo esta etiqueta), gracias al enorme esfuerzo realizado durante los últimos quince o veinte años, estos directivos están cada vez más presentes en la toma de las decisiones estratégicas y relevantes de los grupos empresariales.
El rol del director financiero está cambiando y se está configurando como una pieza clave en las compañías dado su carácter central y su función como vínculo entre distintos departamentos, así como por la relevancia de la información que gestiona. Así, el informe EY DNA of the CFO de 2020, encuesta realizada a más de 800 directores financieros en todo el mundo, indica que el 76% de los entrevistados cree que esta función se enfrenta a retos muy importantes, pero nunca antes fue tan emocionante ocupar esta posición. Además, hasta un 84% considera que para tener éxito como CFO, es preciso encontrar una manera de equilibrar las responsabilidades tradicionales con los nuevos mandatos y hasta un 66% afirma que la capacidad para adaptarse a un cambio continuo es la habilidad más importante de un director financiero para avanzar.
En este contexto y tras haberse enfrentado a estos cambios tan sustanciales, ¿qué se espera de los directores financieros para los próximos años? Podemos leer y escuchar en distintos medios que la digitalización y la gestión relacionada con la sostenibilidad y la gobernanza serán las áreas clave que deberán cubrir dentro de su “nuevo paraguas de responsabilidad”.
Estando totalmente de acuerdo con lo anterior y siendo consciente del papel clave de los responsables financieros en estos campos, me gustaría también resaltar un área que creo que va a resultar más relevante y prioritaria que las anteriormente indicadas: la identificación, retención y formación de manera continua del talento dentro de su departamento.
Es obvio que lo directores financieros tendrán que continuar delegando cada vez más un mayor número de tareas en sus equipos, con el fin de poder atender personalmente a las necesidades del negocio, de su director general, del Consejo de Administración, del Comité de Auditoría, de sus clientes y de tantos otros interlocutores que recurrirán a esta figura para contar con una visión válida sobre asuntos relacionados con una función cada día más interrelacionada con otras áreas de la compañía.
Para conseguir que la función del director financiero tenga mayor alcance, el primer asunto clave que es preciso abordar, que podemos señalar como la primera dificultad, será la identificación y captación de los perfiles adecuados y con los conocimientos “reales” (cabe destacar esta palabra ya que a menudo observo con sorpresa que los profesionales que se incorporan a una compañía no siempre cuentan con las capacidades que se supone que tienen en función de su experiencia previa.
Al igual que ocurre cuando hablamos de sectores de actividad como la sanidad, el transporte o la hostelería, también la falta de personal cualificado está siendo y será un problema crítico en el ámbito de la función financiera. De hecho, los directores financieros ya están sufriendo también esta escasez de perfiles cualificados y con la actitud necesaria para convertirse en verdaderos apoyos de un CFO con funciones cada día más complejas y de mayor alcance. En este escenario, los departamentos financieros necesitan profesionales realmente motivados, perseverantes, capaces de convertirse en nexo con otras áreas de la organización y dispuestos a asumir responsabilidades. Todo lo anterior significa que el futuro director financiero deberá ser capaz de liderar a través del ejemplo a su equipo, sabiendo equilibrar la delegación con la asunción de las decisiones relevantes.
Una vez elegido al equipo adecuado, el segundo factor relevante será el establecimiento de un calendario formativo individualizado que permita el desarrollo profesional de todo el equipo, siendo el director financiero el responsable de identificar las áreas en las que cada profesional deberá mejorar sus conocimientos. Es clave definir desde la posición de dirección cuáles son las necesidades y lar prioridades de cada departamento, pero también de cada uno de sus miembros, así como asegurarse de que se cubren áreas imprescindibles en todo equipo financiero avanzado, como la digitalización, la sostenibilidad o el compliance. De esta forma, el director financiero podrá acercarse cada vez más al negocio y a sus clientes, con el fin de aportar su visión a la dirección general y los respectivos Departamentos Comerciales, algo que se revela como primordial en momentos en los que cada vez más la aplicación de la normativa contable conlleva un mayor grado de interpretación y subjetividad.
Tras la identificación y formación del equipo, el tercer elemento fundamental será la retención de dichos profesionales. Obviamente, el calendario formativo mencionado anteriormente será una herramienta muy útil para esta “fidelización”. En todo caso, cada director financiero tendrá que incrementar de forma muy relevante su involucración con los departamentos de Recursos Humanos de su organización, siendo estos los que asuman y lideren el diseño e implantación del resto de herramientas a utilizar para incrementar la permanencia y crecimiento profesional de la forma más individualizada posible (aspectos salariales, promoción interna, carrera, etc.).
La configuración de una función financiera con perfiles más completos, motivados y cualificados no será una tarea fácil. A lo largo de estos últimos meses se ha acentuado aún más la dificultad para que los distintos profesionales piensen en el medio plazo. Así, parece existir una mayor necesidad de vivir experiencias “cada vez más deprisa”, tendencia acentuada por la pandemia y por todas las dificultades que hemos sufrido desde el inicio de esta. De hecho, hoy parece que permanecer en una empresa con un proyecto a medio plazo, está percibido por las generaciones más jóvenes como una cierta pérdida de tiempo (¿dónde quedó la paciencia adquirida por los que tenemos más canas con ejemplos como los del carrete fotográfico de nuestra cámara, que a veces nos duraba hasta dos veranos?).
Por ello, contar con herramientas motivacionales que vayan más allá de los aspectos salariales y pongan el foco en la formación, en la carrera profesional o en la configuración de perfiles financieros avanzados será clave para que los distintos directores financieros puedan concentrar sus siguientes esfuerzos en los retos que tenemos que afrontar como compañías en un entorno cada día más complejo.