La llegada de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia ha sido, sin duda, fundamental para poner en marcha y dar un impulso a grandes proyectos clave para el tejido económico y empresarial de nuestro país. Y en este proceso, España ha sido capaz de situarse entre los países con una mayor ejecución de fondos, de acuerdo con el calendario europeo.
Tras el tercer desembolso del Plan, aprobado en marzo de este año, España ya ha recibido 37.036 millones de euros, lo que supone más de la mitad del montante total de fondos previsto para la primera fase del Plan, que asciende a 69.520 millones.
Esto responde al cumplimiento de los hitos y objetivos fijados por el Gobierno en esta etapa, en la que ha habido un mayor peso de las reformas que de las inversiones. Queda ahora que el Gobierno solicite el cuarto desembolso del Plan, por 10.000 millones de euros, algo necesario en un momento como este, en el que se debería consolidar la adjudicación de los fondos y su ejecución.
Más allá de eso, nos encontramos en punto clave, con el inicio de la segunda parte del Plan de Recuperación, que se articula a través de la Adenda aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 6 de junio y que está siendo evaluada por Bruselas.
La aprobación de la Adenda abre un nuevo escenario donde la negociación con la Comisión Europea será fundamental para reajustar el avance de los hitos y objetivos del Plan y donde la participación de las empresas en el rediseño de las grandes líneas de ayuda, de programas específicos y de convocatorias debe ser esencial.
Por eso, en este momento clave, desde CEOE consideramos oportuno realizar algunas reflexiones sobre esta nueva fase del Plan, con el objetivo de garantizar el impulso transformador de nuestro modelo productivo y aprovechar la oportunidad única que nos brinda la Adenda.
En este sentido, vemos necesario continuar impulsando una mayor flexibilización en el acceso y el reparto de los fondos para lograr que lleguen, de forma efectiva, a todas las capas del tejido económico. En este punto, las cargas burocráticas existentes y los plazos tan ajustados de determinadas convocatorias son aspectos que consideramos mejorables.
En esta línea, habría que impulsar una mayor coordinación con las CC AA para garantizar una mayor agilidad y asegurar la capilaridad de las ayudas, así como para que los proyectos se adecúen a la realidad territorial.
Por otro lado, la participación y gestión del sector financiero debe ser un elemento vertebrador de las ayudas en esta segunda fase del Plan, donde debe tener un papel fundamental para la canalización de los préstamos. Hay que aprovechar el conocimiento específico que tiene el sector financiero del tejido empresarial de cada territorio y su amplia experiencia en otros proyectos de financiación pública, como los créditos ICO. Las condiciones definidas para las pymes en el acceso a los préstamos serán, también, un aspecto clave para la colaboración público-privada.
Asimismo, insistimos en la conveniencia de reforzar la figura del PERTE como palanca principal para impulsar proyectos verdaderamente transformadores, con capacidad de arrastre de la economía.
En este sentido, PERTEs como el de Descarbonización de la Industria, que es transversal a muchos sectores fundamentales, o el de Digitalización del Ciclo del Agua son clave para el posicionamiento de nuestra autonomía estratégica en Europa en áreas esenciales como la energía, el sector agroalimentario, la industria, la tecnología y la digitalización.
Sin olvidar, también, que otros sectores fundamentales como el turismo o la enseñanza y la formación necesitan líneas de ayudas con un mayor impacto transformador. O que sería conveniente que el PERTE Agroalimentario pudiera extender su cobertura a todo el sector primario.
Por último, sería deseable también que se incorporaran incentivos fiscales en esta fase del Plan, como ya han hecho países como Francia, Portugal, Italia y Dinamarca, y que se dieran mayores facilidades para el seguimiento de la ejecución y la asignación de los fondos durante todo el proceso.