- La energía verde dominará la generación de energía para 2038 y representará el 62% del mix energético para 2050.
- La generación de energía renovable, principalmente eólica y solar, representará el 38% de la combinación de energía a nivel mundial para 2030 y el 62% para 2050.
- El informe destaca la existencia de múltiples transiciones energéticas que evolucionarán de distinta manera y naturaleza en función del país, del mercado y del sector al que pertenezcan.
- La transición energética es un desafío, pero también conlleva oportunidades para las empresas que sepan tomar decisiones.
La urgencia y la magnitud de la transición energética global va a suponer una reconfiguración de la economía a nivel mundial y se necesitará una inversión anual de 4,1 billones de dólares en tecnologías de transición e infraestructura energética para 2050. Es una de las princiaples conclusiones del informe Energy Resources Transition Acceleration Report de EY. Sin embargo, a pesar de los avances experimentados en los últimos años, la velocidad de cambio aún no es suficiente para mantener el objetivo del calentamiento global de 1,5 grados Celsius.
El informe, que analiza 13 regiones y considera 52 tecnologías para prever la sustitución de activos energéticos convencionales, resalta que el viaje hacia un nuevo futuro energético no será lineal, ni único.
La investigación subraya, especialmente, la complejidad de la transición energética y afirma que no hay una única transición energética, sino múltiples. De hecho, la velocidad y la naturaleza de la transición variarán entre países, mercados y sectores. De ahí la necesidad de activar aceleradores, como la fijación de precios del carbono, la inversión en tecnología y el fortalecimiento del suministro de minerales críticos, para superar la inercia y poder cumplir con los objetivos climáticos.
No obstante, la transición creará un panorama volátil para las empresas de energía y recursos, que se enfrentarán a diferentes riesgos y desafíos en distintos momentos y regiones. Asimismo y aunque la transición energética se presente como un desafío, surgirán oportunidades comerciales significativas para las empresas que tomen decisiones inteligentes, acelerando así el camino hacia un futuro energético sostenible y resiliente. El informe señala algunas implicaciones importantes para las empresas en este proceso de cambio acelerado, incluyendo cambios en las carteras de capital, evolución de cadenas de suministro y la necesidad de adaptarse a una transición energética volátil.
En palabras de Agustín Rico, socio responsable de Energía en EY España: “las implicaciones del cambio apuntan a un futuro más sostenible y resiliente en el que más personas tendrían acceso a energía más limpia y más barata, pero nada de esto está garantizado. La realidad es que, si bien el cambio se está acelerando, fácilmente podría estancarse debido a la enorme complejidad del desafío que se avecina. Por eso debemos trabajar en reconfigurar la economía global para que pueda adaptarse y hacer frente a los retos que plantean los nuevos paradigmas energéticos. Además, añade, “el progreso se puede acelerar a través de soluciones innovadoras que permitan a las empresas de energía y recursos actuar, impulsar políticas que eliminen el uso de los recursos convencionales y, sobre todo, crear un consenso colaborativo entre los diferentes actores del sector que logren los objetivos climáticos para 2030 y 2050.
Impulsores del cambio
En todo el sistema energético, el progreso se está volviendo exponencial, a medida que la tecnología madura y escala más rápido de lo previsto. En este sentido, el informe destaca cuatro palancas que están impulsando el cambio en el sistema energético: el avance tecnológico, el suministro de materias primas, la participación de los consumidores y la política gubernamental.
Asimismo, el estudio refleja que los gobiernos están haciendo diferentes concesiones entre prioridades económicas, ambiciones geopolíticas y objetivos ambientales, en función de la disponibilidad de recursos (productos básicos, capital y capacidades). A este respecto, estas compensaciones están impulsando decisiones políticas que envían señales al mercado y a los consumidores y, en última instancia, determinan el progreso.
La década de la disrupción
A medida que se aceleran las múltiples transiciones energéticas, entramos en una década de disrupción y aunque se esté generando un nuevo sistema energético, el análisis de EY afirma que hasta después de 2030 no se verán los cambios más significativos. Para entonces la energía solar y la energía eólica alimentarán casi todo, las renovables alinearán la oferta a la demanda y el petórleo y el gas serán más ecológicos.
De hecho, el informe afirma que a nivel mundial, la energía verde dominará la generación de energía para 2038 y representará el 62% del mix energético para 2050. En Europa, la energía limpia se centrará principalmente en la energía eólica, y la combinación de energía eólica marina y terrestre se convertirá en la principal fuente de generación de energía en la región para 2027. En Reino Unido, la capacidad de energía eólica ya superó a la capacidad de energía de gas en junio de 2023, y se prevé que la generación renovable, principalmente eólica y solar, representará el 38% de la combinación de energía para 2030 y el 62% para 2050 a nivel mundial. China, Europa y Estados Unidos impulsarán un aumento del 53% en la generación solar y eólica, produciendo más del 57% de la producción mundial para 2050.
Además, el análisis prevé que la demanda mundial de energía final aumente un 17% para 2050, a medida que los motores de crecimiento de China y el sur de Asia compensen la estabilidad de la demanda de energía en Estados Unidos y Europa. Además, se espera que la demanda final de electricidad se duplique para 2050, impulsada por la electrificación de las aplicaciones industriales y que el consumo final de la electricidad crezca hasta el 24% en 2030 y hasta el 32% en 2050. Adicionalmente, se prevé que la correspondiente duplicación del consumo de electricidad, combinada con la absorción de hidrógeno, compensará el consumo de combustibles fósiles, que se prevé que satisfaga el 57% de la demanda final de energía, frente al 72% actual.
Políticas e iniciativas energéticas clave
En relación al uso de combustibles fósiles, que alcanzará su punto máximo antes de finales de esta década, llevará más tiempo la eliminación del uso de hidrocarburos y, además, según el análisis de EY, variará según los mercados y será más costoso de lo previsto. Un desafío, que según el informe Energy Resources Transition Acceleration requerirá una política que impulse a los mercados en la dirección correcta, encareciendo la energía generada a partir de hidrocarburos y mejorando el atractivo de las energías renovables para los inversores. En este sentido, los rendimientos actuales de la energía limpia rondan el 6%, en comparación con el doble o más del petróleo y el gas.
Políticas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE. UU., el Pacto Verde de la UE y el plan REPowerEU están aumentando el coste de las emisiones y al mismo tiempo fomentan la colaboración y la inversión en tecnologías de energía limpia.
Adicionalmente, el informe plantea la necesidad de construir una red hiperinteligente y flexible ante una presión extrema en las redes eléctricas a medida que crezca la adopción de energías renovables. Soluciones que permitan ampliar la red e incorporar capacidades de flexibilidad para un sistema equilibrado y confiable. En cuanto a los desafíos de adecuación para el futuro, el informe plantea problemas de confiabilidad que podrían surgir si el retiro de activos antiguos y el crecimiento de la demanda superan la creación de nueva generación.
Para las empresas, es hora de pensar que los riesgos del inmovilismo son peores que los de los cambios, y de empezar a ver estos como oportunidades. Reconsiderar el valor de la minería y los metales, escalar el creciente mercado de moléculas verdes en el sector del petróleo y el gas, empezar a entender la red eléctrica como una plataforma inteligente flexible y valorar la integración de nuevos sistemas energéticos son algunas de las recomendaciones del estudio.
Para finalizar, la investigación de EY revela que si bien los consumidores en diferentes mercados tienen diferentes prioridades, todos tienen mayores expectativas en torno a opciones energéticas personalizadas y convenientes que se alinean con sus valores. Las empresas de energía y servicios públicos que ponen a los consumidores en el centro del negocio pueden identificar estas motivaciones y desarrollar productos y servicios atractivos en colaboración con empresas de sectores adyacentes.
Para consultar el informe completo, visita este enlace.