Mientras que en Europa la media de vehículos eléctricos vendidos es del 14,4%, la media española se queda en un 3,5% en 2022 (10,8% en mayo 2023). Por otro lado, Portugal ha rozado el 30% de matriculaciones de eléctricos e híbridos enchufables con un 28,83% del total de su mercado el pasado mayo: un país que tiene un PIB per cápita menor al español y cuyo salario es casi 5.000 € menor al año. La situación en la que se encuentra nuestro país al inicio del verano, en esta obligada e irreversible transición al vehículo eléctrico, la podríamos calificar como de pronóstico reservado. Vamos por partes.
En primer lugar y en cuanto al mercado de turismos electrificados, en junio, aumentaron sus ventas un 61,1%, con 11.912 unidades vendidas, mientras que, en el acumulado de año, se sumaron 55.542 turismos electrificados, un 45,7% más que el año anterior, que representa el 11% del mercado total. Sin embargo y, según estimaciones del sector, el mercado de electrificados cerrará en torno a las 110.000 unidades, una cifra que se situaría muy por debajo de las 190.000 marcadas en 2023 para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones exigidos en el Fit for 55. Por tanto, y como primera conclusión, es evidente que el mercado de vehículos electrificados tiene un ritmo de crecimiento continuado, pero este ritmo tendría que ser aún mayor. España no tiene un problema de oferta, tiene una demanda escasa y poco estimulada, tal y como ha reconocido en repetidas ocasiones la patronal ANFAC.
En segundo lugar, si analizamos el vector de la infraestructura de recarga, aspecto clave para avanzar en los objetivos marcados, comprobamos que la situación también es preocupante. Para alcanzar estos objetivos establecidos por el Fit for 55, en 2023, España debería tener instalados 45.063 puntos de recarga de acceso público. Un objetivo que duplica la red de recarga pública actual que cuenta con solo 20.243 puntos, siendo solo el 3,8 % de recarga de alta potencia.
Ante esta situación en la que nos encontramos al inicio del verano, la necesidad de acelerar reformas y acometer nuevas iniciativas parece ineludible si queremos cumplir con los compromisos que como país, y también como sociedad, hemos adquirido para conseguir la descarbonización del transporte y la movilidad. Pero si tan importante es el aspecto medioambiental, igualmente importante es el aspecto económico y laboral en esta transición al vehículo eléctrico en España.
Por tanto, mucho nos jugamos y muchos deben ser los aciertos si queremos que España realice una transición a la movilidad eléctrica que garantice un medio ambiente más limpio para todos, al tiempo que conservamos y protegemos al sector de automóvil español: nuestra joya industrial.
Publicado en El Periódico