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La IA en el sector de la moda: ¿harán falta los diseñadores?

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Aquellos perfiles que se hayan acomodado o se muestren indiferentes a esta disrupción tecnológica verán peligrar su puesto de trabajo, pero existe una revolución pendiente que es humana y tiene que ver con pensar, innovar y transformar

Empiezo a escribir estas líneas justo al terminar una conversación sobre la belleza o no de un número de lotería y creo que, después de una serie de argumentos, algunos más matemáticos, otros más estéticos, he resuelto definitivamente la discusión a mi favor.

Desde tiempos inmemoriales, las matemáticas y la moda están íntimamente ligadas a través de la armonía y la belleza: no dedicaremos mucho tiempo a comprender y comprobar cómo el número áureo (phi) está en las proporciones de la belleza natural en cualquier parte del cuerpo humano.

Hablar en el 2024 de que la inteligencia artificial (IA) generativa desarrollará un papel importante en el mundo de la moda no es ni algo novedoso ni que vaya a resultar extraño para los lectores, ya que numerosos estudios e informes de expertos así lo manifiestan de forma prolija.

Existen un sinfín de utilidades en esta nueva relación simbiótica que ha comenzado a tener la inteligencia artificial y la moda. La gran mayoría tiene que ver con la agilidad y eficiencia que la adopción de la inteligencia artificial tendrá en el sector. Por otra parte, la moda le puede aportar a la IA el desarrollo de nuevas formas de expresión y experiencias de estilo que este sector pondrá a disposición del aprendizaje de la propia inteligencia artificial.

Está claro que la mejora que puede proporcionar la inteligencia artificial a lo largo de la cadena de valor es incuestionable, sobre todo en el desarrollo de eficiencias en áreas clave como la cadena de suministro, alrededor de la parte de estimaciones y para entender patrones de consumo, algo que resolverá o vendrá a paliar uno de los problemas endémicos del sector, el excesivos tock que penaliza las operaciones, pero que sobre todo hace que este sector tenga un debe claro alrededor de la sostenibilidad.

Otro de los aspectos que sin duda la IA aportará dentro del canal digital (y por qué no dentro de las tiendas) es la interacción con el consumidor, ayudando a éste a descubrir cuál es el estilo o la prenda que más encaja, a recomendar según estados de ánimo, momentos o incluso plantear un estilista virtual que nos propondrá formas de vestir que potencien nuestros rasgos.

Pero, sin duda, el elefante en la habitación es la pregunta: ¿podrá la IA sustituir a los diseñadores, generando a través de su análisis de los datos, nuevos diseños y patrones que hagan innecesaria la mano humana? Esta pregunta tan controvertida tiene respuestas ambivalentes según cómo se vea la labor de los diseñadores y se entienda la labor en el proceso creativo de la IA.

Sin duda, a la pregunta, ¿puede hoy la IA diseñar a partir de su aprendizaje y conocimiento de patrones de consumo nuevos diseños? La respuesta es un sí rotundo y ya se ha demostrado con ejemplos la potencia de diseño de la inteligencia artificial. Sin ir más lejos, antes de la irrupción de ChatGPT en nuestras vidas, y antes de la pandemia, en el que ya parece muy lejano 2016, Zalando y Google lanzaron el Proyecto Muze para demostrar que utilizando la amplia base de conocimiento que poseía la firma de moda era posible diseñar modelos que pudieran dar respuesta a las inquietudes de los consumidores o incluso ayudar a los diseñadores en su proceso creativo. Si hace casi ocho años ya eran capaces los algoritmos de diseñar modelos, ¿se imagina el lector lo que es posible hoy?

Es cierto que algunos defienden que esto será una ayuda para los diseñadores y que la creatividad última siempre estará bajo la responsabilidad humana.

En los últimos tiempos, el desarrollo del modelo de fast fashion ha derivado en una intensa actividad de los diseñadores buscando inspiración. Cada vez más, en las cadenas, aparece una figura mixta entre comprador y diseñador que aprovecha que los proveedores también han comenzado a desarrollar y proponer diseños a sus empresas clientes. En este entorno parece claro que la IA desarrollará un papel importante para mejorar la eficiencia y simplificar las operaciones de diseño.

Pero esta transformación, ¿acentuará la situación de los jóvenes que estudian en las escuelas de moda? ¿Harán falta sus perfiles?

Si pensamos de forma lineal y tomando como ejemplo las expectativas de otros sectores, aquellos diseñadores que se han acomodado o se han mostrado indiferentes tendrán difícil no verse afectados por esta disrupción tecnológica, ya que su trabajo podrá ser sustituido de forma clara. Pero me gustaría pensar que existe una revolución pendiente que no tiene tanto que ver con la tecnología. Este sector ha estado durante muchos años, anestesiado o incluso dormido, alejándose del consumidor, dejando que otros sectores ocuparan su preciado lugar en la mente, el corazón y, sobre todo, el bolsillo de los consumidores. En mi opinión sí hay sitio para aquellos que en septiembre de 2024 empiecen la carrera de diseñador, siempre que dediquen sus energías a cambiar y transformar un sector que necesita un profundo cambio desde dentro, que necesita una reinvención, que necesita recuperar en cierta manera el espíritu de aquellos diseñadores icónicos del siglo XX que reinterpretaban el mundo, que creaban tendencias más allá de la moda y que hacían sentir y amar este sector.

Me gustaría terminar con unas palabras de Coco Chanel: «La moda tiene dos propósitos: la comodidad y el amor, la belleza viene si es capaz de cumplir con ambos».

Publicado en La Voz de Galicia

Resumen

Aquellos perfiles que se hayan acomodado o se muestren indiferentes a esta disrupción tecnológica verán peligrar su puesto de trabajo, pero existe una revolución pendiente que es humana y tiene que ver con pensar, innovar y transformar.

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