Luces largas en los faros del norte

El Norte de España enfrenta desafíos en sanidad, desempleo, vivienda y educación, requiriendo colaboración público-privada para impulsar el desarrollo económico y social

Según las últimas encuestas realizadas por las distintas instituciones que se dedican a hacer estadísticas de todo tipo y condición en el Norte de España (CIS, ICANE, Universidad de Deusto, SADEI, NASTAT…), hay una serie de temas que preocupan de forma relevante a los ciudadanos de dicha zona y son básicamente la sanidad, el desempleo, el acceso a la vivienda y la educación.

La situación económica, la posibilidad de una nueva crisis, está siempre situado en las primeras posiciones de los asuntos que preocupan a los encuestados. Una consecuencia de la incertidumbre de la situación económica y que, en realidad es la duda por la propia situación personal en el futuro.

Hablar de situación económica es hablar de casi todo el resto de los problemas de nuestro entorno porque, de una forma u otra, la economía está afectada por todo lo que ocurre en la sociedad y, a la vez, todo lo que sucede en la sociedad afecta a la economía.

Intentar hacer un diagnóstico de la situación de la economía en el Norte de España (desde la ría de Ribadeo hasta la frontera de Behobia), con consistencia en sus conclusiones, no permite aterrizar de una forma muy detallada en cada región. Pero sí creo que hay ciertos asuntos que marcan un estado de las cosas común en todos sus territorios.

Así, la situación del talento en las distintas regiones brilla con luz propia. Existe una falta de mano de obra en muchos sectores. Las razones son múltiples, entre ellas, sin duda, la pirámide demográfica. Pero no cabe duda de que existen otras alternativas de empleo para nuestros jóvenes y, no tan jóvenes, más atractivas que las que tienen en su zona de origen. Y no debemos, sería un error que no nos permitiría analizar el problema con objetividad, pensar que las razones son únicamente económicas.

En lo referente a la composición de la actividad económica, el peso de la industria lleva décadas reduciéndose. No es una buena noticia ya que, además de ser una fuente importante de generación de empleo, la industria fomenta el avance en la innovación, la transformación tecnológica y, generalmente, los salarios son más altos y estables.

Por otro lado, el sector del turismo está creciendo de una forma muy relevante afectando positivamente en la generación de empleo y riqueza. Dicho crecimiento, junto con la reducción de la actividad industrial, la fabril, hace necesarias determinadas transformaciones en la sociedad (infraestructuras, tipo de empleo, normativas…) que pueden no ser del gusto general. Aquí, de nuevo, es necesaria la visión de largo plazo.

Las iniciativas empresariales cada vez son menos y de dimensión menor. Esto supone que no pueda llegarse a determinadas economías de escala necesarias para competir en un entorno globalizado y en ocasiones añade dificultad para acceder a la mejor financiación.

Cada vez hay más conciencia en la sociedad de la importancia del arraigo de las empresas. La ubicación de los centros de decisión de los grupos, donde residen sus directivos e, incluso, sus dueños, es muy relevante. Por ello, cada vez más se están viendo iniciativas para evitar la deslocalización de determinados proyectos empresariales.

Y, por último, creo que existe un estado de opinión general, que no ayuda a afrontar el futuro con la fuerza y optimismo necesario. Se mira demasiado el corto plazo, olvidando el medio y el largo. Quizás, porque si el corto es un fracaso, los cimientos para el medio o el largo serán muy malos. Pero, sin análisis objetivos y diagnósticos claros no avanzaremos por el camino correcto.

Para intentar avanzar, en mi opinión, por el mejor camino, no hay recetas perfectas, sobre todo a la hora de su ejecución, pero sí podemos aprender de otras regiones, para fomentar esos proyectos empresariales, de mayor dimensión, que balanceen los sectores de la economía y que se conviertan en proyectos atractivos para atraer y retener el mejor talento.

Para ello es necesario que el ecosistema económico en el que viven las regiones de la región cantábrica ofrezca una financiación adaptada a las necesidades de la economía. No solo bancaria, sino de fuentes alternativas. Que den un acceso más rápido y sencillo a las necesidades de la economía.

La economía necesita para su desarrollo sano seguridad y estabilidad jurídica. Y esto, es especialmente relevante para la economía en general y para los proyectos empresariales en particular. 

Y por último y, en mi opinión, lo más crítico en estos momentos, es poder tener una formación acorde a las necesidades de las empresas. Que la conexión entre los centros de formación y las empresas contratadores sea la máxima posible. Si esa formación ayuda a la existencia de un espíritu empresarial, llegaríamos a una situación privilegiada.

Termino, nadie sabe qué pasará con certeza en el año 2025 en el Norte de España, en la costa Cantábrica. Pero si somos capaces de poner foco en los problemas expuestos, trabajando juntos desde todos los ámbitos, donde la colaboración público-privada debe ser muy relevante, y siendo conscientes que solo con proyectos empresariales exitosos avanzará nuestra región, nuestro futuro, el que alumbran las luces largas será de mayor solidez y calidad.