Las dinámicas globales y los retos estructurales internos van a exigir soluciones estratégicas y audaces. Galicia destaca como una de las regiones españolas más orientadas al comercio exterior, con un peso de las exportaciones sobre el PIB del 42,8% en 2023, situándola como la segunda comunidad más exportadora del país. Este crecimiento ha superado significativamente la media nacional (14% más en 2023), consolidando sectores clave como la automoción, la alimentación y la moda.
No obstante, las tensiones geopolíticas y los riesgos globales añaden incertidumbre. Los conflictos en Oriente Medio y Ucrania, junto con posibles políticas proteccionistas de la nueva administración estadounidense, complican las perspectivas del comercio internacional. Además, la economía alemana, principal motor de la zona euro y destino de gran parte de las exportaciones gallegas, enfrenta dificultades. Sin olvidar la depresión que está sufriendo un sector tan estratégico para Galicia como la automoción, que representa el 19% de las exportaciones gallegas.
Para contrarrestar estos desafíos, las empresas gallegas deben implementar planes estratégicos que incluyan análisis de escenarios detallados y planes de contingencia. La diversificación de mercados, la digitalización y la mejora en la competitividad son esenciales para garantizar la resiliencia de las exportaciones gallegas.
Más allá de esto, el desafío demográfico se convierte en una prioridad urgente ya que es uno de los principales problemas estructurales de Galicia, pero también ofrece una oportunidad para innovar y revitalizar la región. Su población muestra características alarmantes. Aproximadamente un 25% de los gallegos supera los 65 años, añadiendo tensiones los sistemas de pensiones y salud. Desde hace décadas, el crecimiento vegetativo es negativo. El éxodo hacia áreas costeras más industrializadas agrava la despoblación del interior. Muchos jóvenes emigran para formarse o buscar mejores oportunidades profesionales, que no solo reduce la población activa, sino que también implica una pérdida de talento y capital humano.
Aunque el saldo migratorio ha sido positivo en los últimos años, esto no ha sido suficiente para contrarrestar los efectos del envejecimiento y la emigración juvenil. La percepción de escasez de talento en el tejido industrial se acentúa, dificultando tanto la sustitución generacional como la adaptación a las demandas de la economía digital.
Para abordar este reto, es imprescindible aplicar políticas públicas que fomenten la natalidad, incentiven el retorno de los jóvenes y promuevan la integración laboral de los inmigrantes. Además, se deben generar oportunidades en áreas rurales, asegurando servicios esenciales y conectividad, para revertir la despoblación.
Otro de los retos es el cambio climático que exige una transición energética que no solo reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también impulse la economía gallega. Con recursos naturales abundantes, Galicia está bien posicionada para liderar en la generación de energías renovables, como la eólica, solar e hidráulica. Sin embargo, la paralización de numerosos proyectos eólicos debido a conflictos judiciales por razones medioambientales genera inseguridad jurídica y frena el desarrollo del sector.
Para superar estos obstáculos, los fondos Next Generation ofrecen una oportunidad crucial. Galicia tiene el potencial de destacar en proyectos de biocombustibles, hidrógeno verde y energía eólica marina flotante, especialmente, por su ubicación geográfica y su tradición industrial. Para maximizar estas oportunidades, es fundamental agilizar los procedimientos administrativos y garantizar un equilibrio entre sostenibilidad y desarrollo económico.
En relación con las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial (IA) representa una revolución que transformará tanto la sociedad como el tejido empresarial. Galicia cuenta con fortalezas significativas, como un ecosistema de empresas tecnológicas dinámico y una colaboración estrecha entre universidades e industria. Estas características sitúan a la comunidad en una posición ventajosa para aprovechar la disrupción tecnológica.
La clave será la formación y capacitación de la población para adaptarse a las nuevas demandas laborales con programas educativos que integren competencias digitales y fomenten el emprendimiento tecnológico, asegurando que Galicia no solo adopte la IA, sino que también lidere en su implementación.
Así pues, los próximos doces meses plantean retos significativos, pero Galicia tiene los recursos y las capacidades para afrontarlos con éxito. La combinación de una economía abierta, un tejido industrial dinámico, recursos naturales abundantes y un ecosistema innovador puede convertir a nuestra comunidad en un referente de sostenibilidad y competitividad.
Para alcanzar estos objetivos, será necesario un compromiso coordinado entre empresas, instituciones y sociedad civil con estrategias a largo plazo y una visión integral que combine desarrollo económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental, Galicia estará preparada para superar sus desafíos y aprovechar las oportunidades del futuro.