La transición energética ha jugado un papel fundamental tanto en la COP 29 como en la COP 28 que tuvo lugar el pasado año en Dubái. En la COP 28 el denominado balance mundial (Global stocktake en inglés) recogió en su versión final el compromiso de triplicar las energías renovables y doblar la eficiencia energética en el año 2030. Asimismo, también se recogió en dicho texto por primera vez el compromiso de eliminar progresivamente los combustibles fósiles.
Existe un consenso internacional sobre la necesidad que avanzar en la transición energética. No obstante, se una serie de retos que es necesario afrontar con responsabilidad y realismo.
El informe mundial sobre la energía de 2024 publicado por la Agencia Internacional de la Energía el pasado 16 de octubre, señala tres grandes temas. El primero, la seguridad energética. El segundo, la transición hacia una energía limpia que, aunque se ha acelerado considerablemente en los últimos años, necesita avanzar aún más para alcanzar los objetivos del cambio climático. El tercero, la incertidumbre que ha marcado sobre todo este año al sector de la energía con considerables oscilaciones y volatilidad en los precios.
Tal y como señala este informe, en un contexto geopolítico tan cambiante, el concepto de seguridad energética va más allá de salvaguardar los riesgos clásicos del aprovisionamiento de gas y petróleo. La seguridad energética hoy significa asegurar el acceso a la energía asequible, significa anticipar los riesgos que pueden afectar al sector de la electricidad, ciberseguridad y protección de infraestructuras críticas, y asegurar cadenas solidas de suministro de los minerales críticos necesarios para la transición energética. Y por último requiere afrontar los crecientes riesgos que las condiciones climáticas extremas imponen también sobre el sector energético.
En la Unión Europea seguridad y transición energéticas son dos caras de una misma moneda. La invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 provocó una de las mayores crisis energéticas en la UE tanto de seguridad de aprovisionamiento de gas a la UE por parte de Rusia y la enorme subida de precios del gas y de la electricidad. Los lideres de la UE reaccionaron en tiempo récord con la aprobación del Plan Repower EU. Su puesta en marcha ha significado una reducción muy significativa de las importaciones de gas ruso a la UE (del 45% del total de las importaciones de gas que representaba Rusia en 2021 al 18% actualmente). Asimismo, hemos experimentado una aceleración de la transición energética en la UE. El pasado año se instalaron 71 gigawatios adicionales de energía renovable en la UE tanto solar como eólica. Las renovables representaron el 50% de la generación eléctrica en la UE en los últimos doce meses.
Los fondos europeos han contribuido a acelerar la transición en los Estados Miembros. Como ejemplo, a través de los Planes de Recuperación y Resiliencia más de 184. 000 millones de euros están financiando inversiones en la transformación del sector energético, contribuyendo al desarrollo de renovables, redes eléctricas y medidas de eficiencia energética en la industria y edificios.
La producción y el consumo de energía representa el 75% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es por ello que la transición energética es esencial para alcanzar nuestro objetivo de la descarbonización de nuestra economía en el año 2050.
En la UE las políticas centrales de la transición energética son las energías renovables y la eficiencia energética. Recientemente el Parlamento Europeo y el Consejo han adoptado objetivos para ambas que son necesarios para alcanzar una reducción de 55 % de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 y la neutralidad climática en 2050.
Hoy en la UE, las energías renovables representan el 23% del total del consumo energético. En 2022, la renovables representaron en la UE un 41% en la generación de electricidad, un 25% en los sectores de la calefacción y el aire acondicionado y solo un 10% en el sector del transporte. Aún hay un camino largo que recorrer para alcanzar el objetivo de aumentar la cuota de energías renovables en el consumo total de energía de la UE hasta el 42,5 % en 2030.
En relación con la eficiencia energética, el objetivo para el 2030 es de 11,7% de incremento en relación con el año 2020. Junto a estas dos políticas esenciales, también es necesario avanzar en reducción de emisiones de metano, producir hidrógeno para aquellos sectores más difíciles de descarbonizar, así como políticas de ahorro energético.
Pero la transición energética es también una oportunidad de crecimiento económico y generación de empleo. Las inversiones que habrá que realizar cada año en el sector energético ascienden a 324 mil millones por año en la década 2020-2030 comparado con la década anterior (2011-1020). Se trata de un incremento seis veces superior.
En diciembre acaba de comenzar un nuevo mandato de la Comisión Europea presidida por Ursula Von der Leyen. En sus orientaciones políticas presentadas al Parlamento Europeo ha destacado el lanzamiento de un Pacto para una industria europea limpia (Clean Industrial Deal) enfocado en la necesidad de preservar la competitividad de las empresas europeas y en la creación de empleos de calidad. Igualmente, en materia de energía, la presidenta de la Comisión ha anunciado la presentación al inicio de su nuevo mandato de un plan para conseguir precios asequibles de energía sostenible tanto para la industria como para los hogares.
La Comisión Europea encargó un informe al profesor Mario Draghi sobre la competitividad en la Unión Europea. En materia de energía, el profesor Draghi señala la necesidad de reducir los costes de la energía para el usuario final y acelerar la descarbonización del sistema. El éxito de esta transformación dependerá de la capacidad de Europa para explotar al máximo las tecnologías disponibles, desde energías renovables hasta energía nuclear, pasando por los gases renovables, incluyendo el hidrógeno, y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS).
La Unión Europea está totalmente comprometida con la transición energética. Una transición que debe ser asequible y justa. Todos los ciudadanos tienen que participar en la transición y beneficiarse de ella, actuando de forma individual o colectiva a través de las comunidades energéticas. Tenemos que asegurar el acceso a los mercados energéticos y que todos los consumidores puedan participar activamente. Al mismo tiempo, tenemos que asegurar la protección y el apoyo a los consumidores vulnerables y actuar para reducir la pobreza energética a través de la eficiencia energética en los hogares y el acceso a la energía renovable.
Empezamos un nuevo mandato de la Comisión Europea el uno de diciembre. La energía es una cartera esencial para alcanzar la descarbonización y garantizar al mismo tiempo la competitividad de la industria europea y precios asequibles para nuestros ciudadanos. Es un momento clave para avanzar en estas prioridades.
*Este articulo representa el punto de vista personal de la autora y no compromete a la institución en la que trabaja.