Es precisamente en un entorno tan convulso e incierto como el actual cuando las empresas tienen que redoblar sus esfuerzos para generar confianza ante reguladores, clientes, proveedores, empleados y comunidades en las que operan. De hecho, solo aquellas compañías que asuman plenamente la necesidad de “invertir en confianza” podrán avanzar con éxito y de manera sostenible en tiempos tan tormentosos como los actuales.
Estamos a las puertas de 2024, un año complicado en el entorno global y en España, que nos deparará sorpresas y que nos obligará a todos a reaccionar con agilidad. Generar confianza no es fácil, pero es un “activo” que las empresas tienen que crear, conservar y, en la medida de sus posibilidades, aumentar. De hecho, es una tarea esencialmente estratégica que debe guiar el destino de la compañía, por lo que es fundamental que este impulso sea real y proceda del consejo de administración. Si bien es preciso activar varias palancas en toda la organización, es clave abordar este asunto desde la perspectiva del buen gobierno corporativo o, de lo contrario, se corre el riesgo de aplicar medidas puntuales e incompletas.
El concepto de resiliencia ha sido utilizado profusamente y no siempre con el significado correcto. Es importante tener en cuenta que “resiliencia” no es lo mismo que “resistencia”, ya que lo primero consiste en adaptarse a los cambios con el fin de mejorar y durar de manera sostenible, mientras que resistir es “aguantar” e intentar que los materiales o las estructuras no se resquebrajen.
Tal y como indica el informe Global Board Risk Survey 2023 de EY[1], “resiliencia es la habilidad para anticipar, preparar, responder y adaptarse a los cambios del entorno, todo ello es un prerrequisito para construir confianza”, por ello es esencial tener claro que, para las compañías, el “objetivo final es ser resiliente, no reactivo”. Por ello y dada la complejidad del escenario actual, las empresas, sus directivos y sus consejos de administración tienen que ser especialmente activos a la hora de anticiparse y gestionar correctamente los riesgos.
En materia de gestión de riesgos y de impulso de medidas que aumenten la resiliencia es clave destacar el papel de los consejos de administración. Solo si desde el órgano de gobierno de la empresa se asumen estas variables como elementos de la estrategia corporativa será posible avanzar de manera clara y eficiente. Según nuestra encuesta, hasta un 60% de los consejeros entrevistados cree que los riesgos emergentes a los que se enfrentan hoy las empresas no están correctamente identificados y gestionados.
En este sentido y con el fin de reforzar la resiliencia de las organizaciones, cabe señalar que el 65% de los consejeros cree que es preciso reforzar la vigilancia de los asuntos relacionados con el talento y la cultura corporativa y un 66% considera que es necesario poner más foco en los temas relacionados con asuntos sociopolíticos. Este mismo porcentaje cree que hay que incrementar y cambiar la manera de afrontar los riesgos relacionados con sostenibilidad con el fin de generar valor y solo un 31% de los entrevistados afirma que la supervisión de los riesgos relacionado con las tecnologías digitales emergentes es muy eficaz, lo que pone de manifiesto la necesidad de avanzar en materia de formación y upskilling.
Teniendo en cuenta el escenario actual y el nivel de incertidumbre que se espera en los próximos meses, creo que generar confianza a partir de la construcción de una organización más resiliente debería ser una prioridad tanto para los responsables del gobierno corporativo como para los gestores. La construcción de relaciones de confianza con todos los stakeholders debería ser preferente para los consejeros y para el comité de dirección, pero debe materializarse de la mano de todos los miembros de la organización y siempre a partir de una correcta gestión de riesgos.
¿Qué hacer para generar confianza a partir de la configuración de una organización más resiliente? ¿Cómo integrar la gestión de riesgos con la estrategia de la compañía para afrontar un corto plazo tan complejo?
A la hora de afrontar la gestión de riesgos desde una perspectiva estratégica conviene tener en cuenta cuáles son las amenazas concretas para cada empresa. Según nuestra encuesta a consejeros de todo el mundo, los riesgos que podrían tener más impacto en los próximos meses son los relacionados con la geopolítica (conflictos, guerras comerciales, etc.), seguidos de los problemas en las cadenas de suministro y los ciberataques, todo ellos citados por un 45% de los consultados. A corta distancia se sitúan los riesgos relacionados con los cambios en la demanda y los que tienen que ver con el cambio climático o desastres naturales (44%).
A partir de aquí, desde EY entendemos que el primer paso es revisar el modelo de gobierno corporativo actual, así como la estructura de las comisiones del consejo. En paralelo, es preciso contrastar con el equipo directivo cuáles son los riesgos, controles y capacidades de compliance actuales. A continuación, es necesario ayudar a los directivos en materia de tendencias sobre riesgos relacionados con el negocio y apoyarles con la planificación de posibles escenarios. En este proceso, conviene también involucrar al conjunto de la organización para fijar, revisar y reportar sobre estrategia y desempeño. Por último, es necesario poner bajo el paraguas de responsabilidades del consejo los asuntos relacionados con los riesgos más relevantes que, en el contexto actual, serían los relacionados con la geopolítica.
En definitiva, es importante ser conscientes de que tenemos un año por delante que no será ni más fácil ni más estable que el anterior. Probablemente será más complejo y más convulso todavía, por lo que conviene adaptarse cuanto antes y avanzar con paso firme, pero con altas dosis de flexibilidad. Ante esta situación “permanentemente anómala”, el gobierno corporativo cobra especial relevancia y coloca al consejo de administración en una posición clave para impulsar la resiliencia de la compañía, cuyo objetivo final debería ser generar confianza entre todos sus stakeholders. Aquellas empresas que no se adapten y no generen vínculos duraderos con sus grupos de interés tienen poco que hacer en los tiempos agitados que nos esperan.
Publicado en El Español