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Una mirada social de la inserción

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La inclusión es un reto apasionante que exige compromiso, esfuerzo e inversión para cumplir con dos objetivos esenciales: poner a la persona en el centro y abordar la sostenibilidad con una mirada social. Cualquier compañía u organización que quiera participar en este desafío tendrá que ponerle corazón, inteligencia y desplegar una estrategia clara.

Hay algo hondo que anima cada paso que damos en este sentido y hace que cada avance valga la pena. Algo que se repite en todas las experiencias. Ya sea desde las políticas de las distintas administraciones públicas o desde una lógica corporativa, todos los caminos a la inclusión pasan por el empleo y hacen del empleo la herramienta más poderosa de transformación social.

A través del empleo una persona puede llevar a cabo sus proyectos de vida y de familia. Por su parte, una economía que crea empleo en cantidad y calidad es la expresión de una sociedad próspera en talento productivo que, a la vez, es el sostén de las políticas públicas. Existe pues una conexión certera entre la creación de empleo y el sostenimiento del sistema de bienestar, especialmente, en países como España con un sistema de reparto para financiar las pensiones.

El empleo es, entonces, la respuesta que hace compatible que los ciudadanos forjen su futuro y que las sociedades cuenten con sistemas de protección estables y robustos. Por eso, se dice del empleo que no hay mejor política social. Según la EPA del Tercer Trimestre de 2023, aún quedan 2,8 millones de personas (2.855.200 personas desempleadas) que quieren y merecen un empleo. Lo cierto es que no existen fórmulas mágicas a la hora de generar oportunidades de empleo ni es ésta una tarea que ningún gobierno pueda protagonizar en solitario. Al contrario, es una tarea coral que requiere sumar voluntades y tejer alianzas, apoyando a las empresas, a las grandes, las medianas y las pequeñas, y a los autónomos, pues ellas son quienes, en primera persona, realizan la mayor parte de las contrataciones, proporcionando con ello, las oportunidades reales.

De modo que, si queremos multiplicar los resultados de empleo, haríamos bien en poner en valor el enfoque humanista y transformador de muchos proyectos de empresa, aprendiendo de ellos, ampliando la mirada consciente al valor inmenso del componente humano en los equipos, en las organizaciones y en el conjunto del sistema. Me gusta decir que es una misión que implica ponerle alma a estos procesos.

En los últimos años el papel de la UE y los Fondos Next Generation han sido cruciales para el mantenimiento del empleo en la puesta en marcha de ayudas e incentivos a la contratación, así como proyectos integrales de empleo e itinerarios integrados para mejorar la empleabilidad de colectivos en riesgo de exclusión.

Los ejemplos de los Proyectos en los que hemos colaborado desde la Fundación CEOE, la Fundación de todas las empresas españolas, hablan por sí mismos. Hemos presentado recientemente los resultados del Programa RADIA, una iniciativa que busca promover la presencia de mujeres con discapacidad en puestos de trabajo STEM y que en sus tres convocatorias ha ayudado a mejorar las oportunidades de empleo al 62% de las participantes que lograron llegar a la fase final. Junto a ello, con Fundación Adecco y Cáritas Española, hemos puesto en marcha el proyecto EmpleaLab para hacer posible la inserción laboral de beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital.

Por su parte, la formación es otra importante palanca para la empleabilidad. Dentro de la formación la FP Dual es la más demandada en el actual escenario de cambio tecnológico por sus elevados niveles de inserción, que superan el 80%. Para visibilizar su importancia hemos colaborado con proyectos de entidades que la potencian y la difunden, como la iniciativa de Caixabank Dualiza, centrada en el análisis y en la formulación de propuestas para su mejora desde el rigor. También junto a la Fundación Bertelsmann hemos organizado los Premios Alianza por la FP Dual que buscan reconocer estas experiencias de éxito y concienciar a la sociedad y a las empresas sobre las ventajas de este enfoque.

La conclusión es que los buenos resultados nos muestran que apostar por la inclusión y la diversidad nos remunera por partida doble, de manera que no se pierde ni un ápice de talento, que se configura sobre esa perspectiva como nuestra ventaja comparativa más potente.

Mi experiencia es positiva y rotunda. Para acertar en las soluciones hay que escuchar a la sociedad civil que demuestra cada día que va por delante en materia de crecimiento inclusivo. A partir de ahí el papel de los poderes públicos consistirá en proporcionar la estabilidad necesaria para que el crecimiento económico beneficie a todos y cada uno de los ciudadanos españoles y europeos. También será imprescindible el concurso de la responsabilidad de los interlocutores sociales que, tanto desde el diálogo social como desde la negociación colectiva, amplifiquen, empresa a empresa, los efectos de los proyectos de inclusión como una responsabilidad compartida de alto valor.

Una cosa es segura: en este reto de país no sobra nadie. Si acaso será preciso seguir tendiendo puentes y alianzas para que la creación de empleo inclusivo se acelere y se multipliquen las oportunidades. Esto no es más que seguir recorriendo juntos el camino, del que aún queda mucho por andar.

Resumen

El papel de los poderes públicos consistirá en proporcionar la estabilidad necesaria para que el crecimiento económico beneficie a todos y cada uno de los ciudadanos españoles y europeos. También será imprescindible el concurso de la responsabilidad de los interlocutores sociales que, tanto desde el diálogo social como desde la negociación colectiva, amplifiquen, empresa a empresa, los efectos de los proyectos de inclusión como una responsabilidad compartida de alto valor.

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