Gracias a la eficaz acción de gobierno y a las reformas e inversiones financiadas con los fondos europeos Next Generation, hemos evitado los escenarios más negativos y la actividad ha seguido avanzando a buen ritmo durante 2023 tras una fuerte recuperación.
El mercado de trabajo sigue incorporando el aumento de población activa, con niveles récord de empleo. Ha aflorado parte de la economía sumergida y el aumento de ingresos fiscales ha permitido absorber rápidamente el impacto de la pandemia sobre el déficit público y la ratio de deuda, que ha bajado en 15 puntos porcentuales desde su punto máximo. Además, las medidas de respuesta al impacto de la guerra impulsadas desde el Gobierno han permitido contener la inflación, apoyar a los sectores y colectivos más vulnerables y mejorar el poder adquisitivo de los salarios y la competitividad empresarial.
El sector exterior está siendo uno de los motores de crecimiento en este nuevo ciclo, con empresas exportadoras resilientes y competitivas y superávit de la balanza de pagos. La economía española está cada vez más integrada internacionalmente, con un grado de apertura que alcanzó el máximo histórico del 80,5% del PIB en 2022, 13 puntos más que en 2018; nuestro país es un eslabón cada vez más importante de las cadenas regionales y globales de valor y este cambio estructural está contribuyendo a un crecimiento más sostenido y sostenible.
Todos los organismos y analistas coinciden en que España encara el nuevo año con perspectivas positivas. En un contexto de ralentización de la economía europea, subida de tipos de interés, alta incertidumbre en los mercados financieros y gran tensión geopolítica, las previsiones de crecimiento del PIB para 2024 están en el entorno del 2%, muy por encima de la media europea.
¿Cuáles serán las claves de política económica en el próximo año?
Además de seguir respondiendo con eficacia a los acontecimientos que puedan producirse imposibles de predecir y de afrontar los importantes cambios estructurales derivados del cambio climático y la acelerada digitalización, la política económica deberá dar estabilidad y confianza, consolidando los avances logrados y culminando los proyectos en marcha, continuando los cuatro ejes prioritarios que tan bien han funcionado hasta ahora:
1. Responsabilidad fiscal
En primer lugar, es fundamental mantener la confianza de los mercados a través de una política fiscal responsable; aprovechando el crecimiento para seguir reduciendo el déficit y la deuda pública lo más rápidamente posible, como hemos venido haciendo, manteniendo al mismo tiempo un fuerte impulso a la inversión productiva y reforzando el estado de bienestar.
El plan presupuestario del Gobierno prevé bajar el déficit al 3% del PIB en 2024, para lo que será fundamental la gestión y el compromiso con la responsabilidad fiscal de las Comunidades Autónomas.
Las nuevas reglas fiscales europeas, que previsiblemente empezarán a aplicarse en el curso de 2024, prevén la presentación de un plan fiscal a medio plazo para garantizar la sostenibilidad fiscal y financiera de forma compatible con la inversión, el crecimiento y el empleo.
Además, será preciso mantener la gestión prudente de cartera del Tesoro y una buena articulación de la tesorería con los pagos de los fondos Next Generation, y con el resto de fondos europeos, para mantener el fuerte ritmo de inversión hasta 2026 y más allá.
En paralelo con la progresiva eliminación de las medidas extraordinarias de apoyo por la inflación en 2024, concentrándolas en aquellos colectivos más vulnerables, será preciso abordar el lastre que supone para las administraciones regionales la deuda heredada desde la Gran Crisis Financiera y acordar un nuevo modelo de financiación que garantice los servicios públicos en todo el territorio.
En un contexto de tipos de interés más altos, la política económica deberá contribuir a seguir bajando la inflación y seguir apoyando el crecimiento y el empleo. Por el momento, hay poca evidencia de efectos de segunda ronda y los márgenes empresariales deberían acomodar en 2024 parte de los aumentos salariales. Es preciso mantener el poder adquisitivo del Salario Mínimo Interprofesional, mejorar los salarios reales y aumentar la productividad, con estabilidad económica y seguridad jurídica.
En un contexto de cambio tecnológico, es fundamental atender especialmente a la inclusión social, digital y financiera, poniendo en marcha la Autoridad de Defensa del Cliente Financiero, mejorando la atención a las personas mayores y con discapacidad y garantizando la cobertura de servicios financieros físicos en el 100% del territorio mediante cajeros, acceso al efectivo a través de comercios, etc.
2. Culminar las reformas y proyectos estratégicos
En segundo lugar, es preciso mantener un fuerte ritmo de inversión productiva, culminar los proyectos estratégicos y las reformas estructurales en marcha gracias a los fondos Next Generation EU. La segunda fase del Plan de Recuperación proporcionará una red de seguridad de hasta 84.000 millones de euros en préstamos en buenas condiciones para mantener la inversión pública y culminar los proyectos en marcha en sectores estratégicos.
España registra un récord de 21 millones de personas ocupadas y 23 millones de activos. Sin embargo, sigue presentando cifras anómalas de paro, paro juvenil y de larga duración. El impulso de los fondos Next Generation EU permitirá avanzar hacia el pleno empleo, factor clave para logra un crecimiento más estable y sostenible, con mayor resiliencia frente a los shocks, mayor productividad y capacidad de aumento de la renta per cápita y la calidad de vida. Habrá que trabajar con los agentes sociales para desplegar plenamente las reformas laborales adoptadas, orientar todos los instrumentos hacia el apoyo al empleo, mejorar los sistemas de recualificación y modernizar los servicios de empleo, mejorando también la imbricación con Ingreso Mínimo Vital para responder a situaciones de exclusión social.
La doble transición energética y digital es un reto, pero también una gran oportunidad para España, que se ha posicionado como un hub de energías renovables y digitalización, atrayendo importantes inversiones estratégicas apoyadas en el refuerzo del sistema de formación, ciencia, innovación e impulso al talento, mediante cátedras, redes de excelencia de universidades, centros de investigación y empresas innovadoras en el territorio.
También será fundamental culminar los proyectos en marcha para la digitalización de la administración, automatizando procesos y reduciendo trámites y burocracia, para aumentar la productividad del conjunto de la economía, con procedimientos ágiles de visado y autorización de obras de rehabilitación de vivienda, despliegue de puntos de recarga eléctricos y energías renovables, convalidación de títulos y una ventanilla única para coordinar todos los trámites de las inversiones internacionales estratégicas.
Finalmente, es el momento para dar un impulso definitivo a las finanzas sostenibles en España y movilizar inversión pública y privada para la transición ecológica, impulsar el mercado de bonos verdes, reforzar la transparencia, evaluación y gestión de los riesgos climáticos de empresas y entidades financieras y su adaptación al nuevo entorno regulatorio y, por último, mejorar de la colaboración público-privada en la gestión de los préstamos Next Generation y crear un Consejo de Finanzas Sostenibles.
3. Consolidar los avances sociales y garantizar un reparto justo
En tercer lugar, la experiencia de estos años confirma el importante papel de un reparto justo del impacto de los shocks para garantizar la paz social y, con ello, la estabilidad económica. Durante la próxima legislatura, será fundamental lograr que el mercado de trabajo desarrolle plenamente su función de distribución de la renta, llevando a una sociedad más productiva y también más justa. También desarrollar plenamente las políticas de apoyo a los jóvenes y las familias con hijos, con el fin de garantizar la justicia intergeneracional y también el crecimiento potencial.
El diálogo social y la negociación colectiva serán claves para seguir con las mejoras salariales sin generar expectativas inflacionistas y culminar el programa de reformas e inversiones con los fondos europeos.
4. Impulsar el papel de España en la arena internacional
Con una política económica responsable y coherente podremos consolidar el liderazgo adquirido por España más allá de nuestras fronteras. Debemos apalancar los vínculos y la reputación como país capaz de forjar acuerdos y voz cualificada en el debate internacional, reforzando las relaciones con América Latina y Caribe mediante la ambiciosa agenda de inversiones Global Gateway, con más de 100 proyectos en sectores clave para nuestra autonomía estratégica, como el energético o el agroalimentario.
El mundo está en proceso de intenso cambio; las placas tectónicas sobre las que se apoyó el orden mundial durante 80 años están moviéndose y se están definiendo nuevas relaciones entre los países y potencias.
La reforma de la Organización Mundial de Comercio y de los principales organismos de Bretton Woods exigirá una atención prioritaria y una voz fuerte para que este nuevo marco refleje la visión de España, con un sistema multilateral basado en reglas y respeto mutuo que garantice la estabilidad financiera y la solución de los conflictos por vías pacíficas.
Durante estos últimos cinco años, hemos recuperado la senda de progreso iniciada con la democracia que se vio interrumpida durante la década perdida tras la gran crisis financiera de 2008. El ejercicio 2024 será fundamental para culminar reformas importantes y pasar a la segunda fase del Plan de Recuperación, encauzando así una legislatura que siga en la línea del progreso, con una visión clara para mejorar nuestra economía, dar prosperidad a los ciudadanos y dar más y mejores oportunidades a las generaciones futuras.
*Artículo enviado antes de cesar en el cargo e iniciar su mandato en el Banco Europeo de Inversiones