Es de esperar que la economía española se beneficie especialmente del impacto positivo del Plan de Recuperación en el 2023.
El 2023 se estrena con un clima borrascoso. Afrontamos el cambio de año preocupados por la elevada inflación, la crisis energética acelerada por la guerra en Europa y las sombras de recesión en el horizonte. Ante señalada incertidumbre, el instrumento Next Generation EU traza una senda clara por la que continuar avanzando con paso firme.
Tras apenas dos años en funcionamiento, 2023 se presenta a la vez como tiempo de cosecha y nueva siembra para NextGeneration EU. Esperamos una aceleración del despliegue de los Planes de Recuperación y Resiliencia en toda Europa. Hasta el momento, se han desembolsado 137.000 millones de euros por la realización de reformas e inversiones en planes ya avalados que acompañan, entre otras, las transiciones verde y digital. Todavía hay 225.000 millones de euros en forma de préstamos a disposición de Estados miembros y su uso exige la modificación de planes para incluir el compromiso de nuevas medidas. Las revisiones incluirán un capítulo REPowerEU, que acelerará la eficiencia energética y el despliegue de renovables con el fin de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles de Rusia.
España ha sido hasta ahora país pionero en la puesta en marcha de su plan. Ya ha recibido 31.000 millones de euros entre la prefinanciación y los dos primeros desembolsos (el 45% de los fondos RRF asignados hasta el momento). De concluirse positivamente la evaluación de la tercera solicitud de pago recibida por la Comisión en noviembre de 2022, España recibiría 6.000 millones de euros adicionales.
Las solicitudes de pagos cuarto y quinto, previstas para el año 2023, rondarían los 17.000 millones de euros. Están supeditadas al cumplimiento previo de otros 80 hitos y objetivos. La agenda reformista del plan continua. Además de normas (algunas, ya adoptadas por adelantado) que impulsan la transición ecológica y digital (gestión de residuos y promoción de la economía circular, ley de ciberseguridad 5G), adquiere un peso específico este año el ámbito agrícola (con medidas sobre aguas, nutrición del suelo y la mejora de la eficacia del regadío). También la adquieren varias reformas de diverso calado en materia de vivienda, que habrán de facilitar la rehabilitación energética.
En el 2023, serán claves medidas que han acaparado menos atención: las encaminadas a una mayor eficacia de la administración pública (la estrategia de contratación pública, reformas para la mejora de la función pública y para la eficacia de procedimientos en el sistema de justicia nacional, junto a la recientemente aprobada ley de evaluación de políticas públicas) o a una mayor eficacia de las políticas fiscales (modificación de las bonificaciones fiscales, revisión del gasto público y reforma fiscal). Ante el serio reto demográfico al que se enfrenta España, cuestión vital para el país que ha de ser tratada este año es la mejora de la protección a la familia. También se esperan reformas que busquen una mayor cohesión social: la mejora de la efectividad de los servicios sociales y de las prestaciones no contributivas de la Seguridad Social. Otras reformas, como la ley de creación y crecimiento empresarial o la ley de start-ups, que ya han sido aprobadas también, deberían mejorar la competitividad de la empresa española al facilitar el crecimiento de las PYMEs y la innovación empresarial. Es de esperar que la nueva ley del sistema universitario apoye el cometido de fomentar una mejor cualificación e innovación en sus estructuras. Finalmente, algunas medidas asociadas al cuarto pago determinarán en buen grado nuestro auténtico legado a la siguiente generación. Queda por dar solución satisfactoria a la necesidad bien conocida de mejorar las políticas activas de empleo y de asegurar la adecuación y sostenibilidad del sistema de pensiones. Responder adecuadamente a todos estos desafíos requiere acuerdos sosegados y bien fundados, con la mirada puesta en el largo plazo.
Es de esperar que la economía española se beneficie especialmente del impacto positivo del Plan de Recuperación en el 2023, que maximizará su acción contracíclica gracias a los efectos positivos de sus reformas y al impulso de inversiones. Las inversiones adquieren más peso en la lista de hitos y objetivos por cumplir y el flujo del dinero a la economía se tornará más visible para el ciudadano. Se esperan avances en la transición digital (despliegue 5G por todo el territorio, Toolkit Digital para las emrpesas) y la ecológica (electromovilidad, intermodalidad y red RTE-T, transición justa, tratamiento de aguas, gestión forestal), pero también en competitividad (formación profesional, proyectos de innovación en empresas, turismo sostenible). Dado su gran potencial transformador, serán clave los avances en los proyectos estratégicos (PERTE). En paralelo, se irán ejecutando inversiones que serán evaluadas en pagos que podrán ser solicitados en el periodo 2024-2026.
Por último, el Plan español se revisará en el 2023 para hacer uso de más subvenciones (7.700 millones), el capítulo REPowerEU (aproximadamente 2.600 millones) y nuevas inversiones financiadas con préstamos NextGenEU (6.8% RNB 2019). A los hitos y objetivos recogidos en el Plan actual y a la luz de la experiencia adquirida en su despliegue, se añadirán nuevos, que servirán para medir el progreso en la implementación del Plan revisado de aquí al 2026. Para ser avalado, el Plan revisado deberá dar respuesta a las recomendaciones específicas recibidas en el marco del Semestre europeo, incluidas las del último ciclo. Sin duda, las negociaciones sobre el nuevo marco de reglas fiscales de la Unión que probablemente haya de liderar la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en la segunda parte del 2023 harán buen uso de las lecciones que nos haya dado hasta entonces Next Generation UE.